La verdad será
siempre un parámetro irrenunciable.
Por: P. Fernando Pascual, LC | Fuente: Catholic.net
El deseo de reformas surge porque constatamos
males, porque sentimos un anhelo de justicia, porque deseamos cambios hacia lo
mejor. Ello vale para tantos ámbitos humanos, y también vale para la Iglesia
católica.
A veces los deseos de reforma están afectados
por enfermedades más o menos graves. Por ejemplo, cuando la búsqueda de reforma
surge simplemente por snobismo. O cuando no hay ideas claras sobre los males
que necesitan remedio. O cuando las metas a alcanzar incluyen defectos o males,
de modo que se llega en ocasiones a proponer cambios hacia lo peor.
Por eso, promover reformas tiene sentido solo
desde la verdad y hacia la verdad, con ayuda de la prudencia y apoyados por
buenos consejeros, de forma que se alcancen mejoras que valgan la pena.
Además, un sano deseo de reforma evita tópicos
más propios de la mala política que de reflexiones maduras. Por ejemplo, un
reformista bueno no dirá: “nunca volverá a
ocurrir”; “estamos ante un proceso irreversible”; “los cambios se imponen por
sí mismos sin dejar margen a retrocesos”.
Porque un reformista bueno sabe que los males
pueden repetirse, que existen pasos hacia atrás, que en el pasado también hay
cosas buenas que conviene conservar o rescatar, que nada es irreversible en el
devenir humano.
Al mismo tiempo, el reformista bueno escucha,
acoge, piensa con otros. Habrá opiniones diferentes, pero serán recibidas con
una escucha fecunda, con un deseo de percibir lo que cada uno pueda ofrecer
válidamente. Ante la diversidad de pareceres, evitará el daño de etiquetas (“conservador”, “progresista”) que muchas veces
impiden fijarse en las ideas al descalificar o ensalzar a quienes las proponen.
En el camino hacia las necesarias reformas en el
mundo y en la Iglesia, la verdad será siempre un parámetro irrenunciable. Una
verdad que, unida al amor, abre los corazones hacia Dios y hacia los demás, y
permite identificar para luego aplicar mejoras que, esperamos, sirvan para
todos.
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