martes, 12 de mayo de 2020

LA MARCA DE LA BESTIA


Estimado Alfonso: He leído tus comentarios a mi post. Sí, efectivamente, los griegos (al no usar signos ortográficos) cuando leían ese pasaje podían entender que entre esas dos palabras había lo que para nosotros sería una coma, o que había dos puntos. El sentido de la frase no cambia, ni siquiera accidentalmente. Con una coma, se lee de un modo más extenso y con dos puntos hay lectura menos extensa. Es decir, en una lectura, hay tres elementos; en la otra, dos elementos. El sentido no cambia.

Normalmente, el tenor de la frase suele servir para determinar cuándo va (en nuestra traducción) una coma o dos puntos. Pero, en este caso, el sentido no dilucida la cuestión. Aunque, como se ve, no cambia el sentido.

Notemos otro pequeño detalle. El texto podría interpretarse como una evolución progresiva. Primero, reciben en el brazo la marca solo los adoradores de la Bestia. Después, algunos más devotos, que se la llegan a poner en la frente. Evidentemente, esto no tiene ningún sentido funcional, solo idolátrico. En un tercer momento, la marca se hace obligatoria y todos deben llevarla.

Da la sensación, además, de que, en algunos, la marca es el nombre de la Bestia. En otros, la marca es el número.

No sabemos qué significa el número, pero sí que sabemos cuál es el número: 666.

He escuchado infinidad de explicaciones acerca del número. Pero ese número no lo da ni siquiera el nombre de Nerón, aunque se le acerca. La cantidad de interpretaciones sin sentido que se le han dado al número son muchísimas; a cada cual más insensata.

Mi opinión (totalmente insegura) es que ese número será la identificación de la Bestia. Solo eso, es una identificación; sin más simbolismos. Solo un rasgo para saber quién es. Como cuando se dijo del Mesías que nacería en Belén. Lo cual fue un rasgo identificativo.

Las razones por las que esos adoradores pensarán que ese número es el identificativo de la Bestia solo se sabrán en ese momento. Probablemente, tenga que ver con algunas creencias de esa nueva idolatría. Con lo cual es una pérdida de tiempo intentar buscar razones ahora. Sería como si un profeta hubiera dicho, en el siglo XVIII, que Hitler destruirá Alemania y todos después hubieran intentado buscar simbolismos con ese nombre: cuando es solo un apellido. Lo mismo pienso que sucederá con el 666. Pero si tiene algún simbolismo, ya nos enteraremos cuando llegue.

Post data I: El código de barras de vuestro yogur de piña no servirá para nada los planes de dominación del Anticristo. Pagad tranquilos la cuenta en el supermercado.

Post data II: Ojalá que dejen en paz a Bill Gates. Tampoco ese buen señor tiene ninguno de los rasgos del Anticristo. Sin embargo, cuando vi el peinado de Boris Jhonson, pensé: Me recuerda al peinado del esbirro de la mazmorra de La princesa prometida.

P. FORTEA

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