El Papa Francisco rechazó la tentación de la
división dentro de la Iglesia y recordó que “Jesús vino por todos y murió por
todos”.
Durante la Misa celebrada este lunes 4 de mayo en la Casa Santa Marta,
el Santo Padre explicó que esta “enfermedad” de
la división ya estaba entre los primeros tiempos de la Iglesia. “Nace de ideologías o de partidos religiosos”.
Esa enfermedad es la que se encuentra detrás del incidente sufrido por
Pedro y que se narra en la Primera Lectura de este lunes, de los Hechos de los
Apóstoles, en donde se narra cómo a los apóstoles en Jerusalén les llegó la
noticia de que Pedro había conseguido que muchos paganos en Judea aceptaran la
palabra de Dios.
Entonces, cuando Pedro regresó a Jerusalén se lo reprocharon porque
había entrado “en casa de incircuncisos y comido
con ellos”. “Eso no se podía”, explicó el Papa, “era
pecado. La puridad de la Ley no permitía eso”.
Sin embargo, Pedro acudió a proclamar la Palabra a los paganos “porque era el Espíritu el que lo llevaba allí”.
Ese incidente sufrido por Pedro entre sus hermanos ilustra cómo “en la Iglesia siempre ha habido, en la Iglesia primitiva
más porque no tenían claras muchas cosas, ese espíritu de nosotros somos los
justos y los demás los pecadores”.
“Ese nosotros y ellos, nosotros y ellos, la
división. ‘Nosotros tenemos la posición justo ante Dios, y esos son los otros’,
que incluso se dice que ya están condenados”, lamentó
Francisco.
En ese sentido, recordó que “a Jesús también
lo atacaban por entrar en casa de publicanos, que eran pecadores, a comer con
ellos cuando la puridad de la Ley no lo permitía…”.
Por ello, rechazó las ideas, las posiciones dentro de la Iglesia que
causan división y que provocan que, al final “sea más
importante mi idea que el Espíritu Santo que nos guía”.
Asimismo, recordó las palabras de un Cardenal emérito que vive en el
Vaticano. “Él decía a sus fieles: ‘La Iglesia es
como un río, algunos son más de esta parte, otros de esta parte, pero lo importante
es que estén todos dentro del río’. Eso es la unidad de la Iglesia. Nadie
fuera, todos dentro. Luego, cada uno con su peculiaridad. Esto no divide, no es
ideología”.
El Pontífice subrayó que “es el Señor el que
quiere esa amplitud de la Iglesia”. “El Señor en el Evangelio nos dice:
‘También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo
que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor’”.
“El Señor dice: ‘Tengo ovejas de todos los lugares
y yo soy el pastor de todos’. Este ‘todos’ en Jesús es muy importante”, afirmó.
Ese “todos” refleja “la visión del Señor que
vino por ‘todos’ y que murió por ‘todos’. ‘Pero, ¿ha muerto también por aquel
desgraciado que me ha hecho la vida imposible?’. Por él ha muerto también. ‘¿Y
por aquel criminal que…?’. Ha muerto por él. Por todos.
“‘¿Y también por la gente que no cree en Él o de
otras religiones?’. Por todos ha muerto. Eso no quiere decir que se debe hacer
proselitismo, no. Él ha muerto por todos. Ha justificado a todos”.
Sin embargo, sigue presente “la tentación
que incluso sufrió Pablo: yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de aquel, yo
soy del otro… Y pensemos en nosotros, hace 50 años, en el post concilio, los
casos de división que sufrió la Iglesia: ‘Yo soy de esta parte, yo lo pienso
así, tu así…’. Sí, es lícito, pero en la unidad de la Iglesia. Bajo el pastor,
Jesús”.
El Papa Francisco finalizó su homilía pidiendo “que
el Señor nos libre de esa psicología de la división, y que nos ayude a ver esa
grandeza de Jesús que en Él somos todos hermanos y Él es el pastor de todos”.
POR MIGUEL PÉREZ
PICHEL | ACI Prensa
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