El dolor, sin duda
nos transforma a todos, y para hablar de este testimonio debo empezar diciendo
que en la vida nos encontramos con distintos tipos de personas. Algunas llegan
y nos acompañan por un largo tiempo, a otras las podemos disfrutar por un
espacio breve. Recordar a algunas de ellas nos puede causar tristeza porque
—sin intención o con intención— nos lastimaron, pero otras personas traen una
alegría inmensa a nuestras vidas.
Algunas
nos inspiran a ser una mejor versión de nosotros mismos y llenan nuestros días
de esperanza. A estas personas usualmente las llamamos amigos. Pues bien, hoy quiero
compartir contigo una breve historia de algunos amigos que Dios me permitió
conocer hace poco y han sido una fuente de inspiración para mi vida.
Iniciaron su familia hace
algunos años y cuando los conocí, estaban esperando su primer bebé. Ella es
sobreviviente de cáncer en su infancia, lo cual le dejó algunas secuelas
permanentes. Pero cada día me sigue asombrando con su resiliencia y su
capacidad de adaptación.
Su esposo es su apoyo
constante, y demuestran un amor increíble el uno por el otro. Son una pareja
que con actos sencillos y constantes de servicio han ido fortaleciendo su
relación día a día. Cualquier descripción que yo pueda usar en este texto se
queda corta para honrarlos por su calidad humana, su generosidad y su
testimonio.
HACE NUEVE MESES OCURRIÓ LO INESPERADO
Lo que nadie jamás podría
haberse imaginado. Luego de un embarazo absolutamente normal y sin
complicaciones, su primer bebe murió un par de horas luego de haber nacido. Una
situación difícil de creer tanto para ellos como para toda su familia y amigos.
Los
días y meses que siguieron a su perdida fueron de gran sufrimiento para ellos. Ambos han sido cristianos
practicantes toda su vida y esta experiencia, que a cualquiera habría llevado a
cuestionar su fe y perder la esperanza, se
convirtió para ellos en una oportunidad de crecer en muchas áreas.
Me tomó un poco por sorpresa
cuando hace unos días me dijeron: «Esto que hemos
vivido nos ha ayudado a entender el dolor por el que atraviesan muchas personas
en situaciones similares a la nuestra, o incluso a quienes en
medio de la crisis de COVID-19 no les fue posible despedir a sus familiares en
persona».
DOLOR TRANSFORMADO EN MOTIVACIÓN
A través de pequeños pero
significativos gestos en los últimos meses, y mientras han vivido su duelo,
ellos han transformado su dolor en una motivación para
apoyar a otras personas. Para
compartir su experiencia, para ser parte de organizaciones que apoyan a otras
parejas que han perdido a sus bebés antes o durante el parto.
Para acompañar espiritualmente
a muchas personas con una sencilla oración, e incluso haciendo pequeñas mantas
que han donado a otras mamás hospitalizadas para que puedan cubrir a sus niños
recién nacidos.
El
proceso de sanar frente a una situación que ha causado dolor o enfermedad es
distinto para cada persona. Involucra muchas áreas más
allá de la orgánica (o corporal), mental y espiritual. Somos también seres
sociales y estamos influenciados por quienes nos rodean.
Es cierto que quienes han
encontrado una razón y una motivación adicionales para superar situaciones
adversas, se convierten en un testimonio para muchos de nosotros.
DIOS ES BUENO, DIOS ES FIEL
Por ejemplo, una tarde mis
amigos me pidieron que viera con ellos esta entrevista a Chris Quilala,
compositor de una canción llamada «Miracles»
(Milagros, en español). Mientras veíamos el video, se les escapaban
algunas lágrimas al escuchar al cantante contar que él y su esposa también
habían perdido a su bebé.
Escribieron esa canción porque
sentían la necesidad de recordar a otros que Dios es bueno, y es fiel. Que
aunque nuestras circunstancias cambien, Dios no cambia, Él es un Dios
de milagros. Ellos dicen que como
creyentes frecuentemente queremos culpar a Dios cada vez que algo sale mal en
nuestra vida.
El coro de la canción
dice: «Yo creo en Ti, yo creo en Ti. Tú eres el
Dios de los milagros». Quizás muchos podamos en un momento dado tener una
idea de Dios basada en lo que esperamos de Él, en los milagros que necesitamos
o esperamos (Juan 6, 26).
A veces esos milagros tardan
en suceder o no llegan como queríamos que llegaran, y podemos dejar de ver o
entender los milagros que todos los días suceden en nuestras vidas. Mis amigos
me han ayudado a entender con su ejemplo que es un milagro estar vivos, que es
un milagro saberse amado.
Es
un milagro tener la oportunidad de extender la mano a otros, incluso en esos momentos en
que más duele y uno quiere darse por vencido. Su historia me ha enseñado
que se puede ayudar a otros a sanar mientras uno también va sanando y, sin
ellos saberlo, su amistad ha llenado mi vida de esperanza.
Déjanos saber en los
comentarios cuáles han sido esas personas que han marcado tu vida. Aquellas con
las que tal vez te sientes agradecido hoy. ¿Cómo te
han ayudado?, ¿su amistad se ha convertido en un milagro para ti?
Escrito por Gabo Motoa
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