- Buenos días
Padre, ¿le preparo todo para la Misa? –dijo el monaguillo mientras ingresaba a la casa sacerdotal.
- Sí, hijo, todo;
también la cámara; fíjate que haya buena señal de internet, eso sí. Ahhh…, y no
olvides luego de mandar un e-mail a todos los parroquianos para que ayuden con
las necesidades de la parroquia (que esto de la cuarentena ya nos está afectando
un poquitín).
- Una pregunta:
¿hoy tocan ornamentos verdes o blancos?
- Hoy… pongamos
verde –dijo el cura. Haremos la oración por la fraternidad universal para
pedirle a Dios y a la Madre Tierra que nos libre de la pandemia.
- Sí,
sí… esa, la que a todos nos ha engendrado. ¿O acaso alguien te ha dicho algo en
contra? ¡Porque todos somos hermanos! ¿Me oyes? ¡¡¡todos!!! –dijo el
sacerdote levantando la voz.
- ¡Pero padre!
¿qué cosa mala he dicho? Sólo pregunté por lo de la madre tierra…
- Sí, perdona… Es
que algunos fanáticos, en estos días, han comenzado a hablar en contra y…, me
han puesto nervioso… Dicen que no todos somos hijos de Dios, etc.
- Son unos
trogloditas pre-conciliares.
- ¿”Pre” qué…? –preguntó el jovencito con
cara de pepinillos en vinagre.
- Nada…, nada…, una
primavera que sucedió hace más de cincuenta años. No importa. Lo importante es
que somos hijos de Dios. Repite conmigo.
- Sí, padre, lo
sé: “todos somos hijos de Dios por el bautismo”.
- No…, no digas
“todos”; di “todos y todas”; y no digas “por el bautismo”. Di solamente: “todos
y todas somos hijos de Dios”. Punto.
- Bueno…, lo
tendré en cuenta. Es que a veces olvido usar ese lenguaje invasivo –dijo
el pequeño mientras ajustaba el audio.
- “Inclusivo” hijo,
“inclusivo”.
- Eso, eso. Ah…,
y ya que estamos…: la otra vez fui a visitar a mi abuelita –la pobre está
confinada desde hace dos meses por este tema de la “pandemia”– y, entre otras
cosas, me decía que este Papa la confunde; que prefería a un tal Pío XII, o a
Juan Pablo II y a otros más que no me acuerdo… y no sé qué otras cosas más de
la “infallabilidad” o algo así que ahora no recuerdo.
- ¿Eso dijo?
¡¡¡No!!! Debe estar desvariando con ideas del pasado –dijo el clérigo mientras se
colocaba la estola multicolor sobre el alba-casulla. Pobre adulta mayor…
- ¿Qué
ideas?
- Y…, como que sólo
“dentro de la Iglesia hay salvación…”, como que existe todavía el infierno y
todas esas cosas de antes…
- ¡Claro! ¡Es
verdad!
- Hijo… son todos
símbolos, recuerdos del pasado a-científico. Hoy sabemos que Dios nos quiere a
todos, que todos somos sus hijos y que no hace falta ir a misionar a países
lejanos porque Dios se va manifestando a las conciencias según las culturas y
en diversas religiones…
- Ahhh…,
entiendo.
- Y dime: ¿dijo algo
más tu abuelita?
- No…, no que yo
recuerde. ¡Ah!¡Sí! Dijo algo de usted.
- ¿Ajá?¿y qué dijo?
- Que era un católico asintomático.
Que
no te la cuenten…
P. Javier
Olivera Ravasi, SE
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