Los Obispos de Estados Unidos pidieron oración y
asistencia por los afectados y futuros afectados por los tornados que han
afectado gravemente varios estados del sur del país.
Según NBC News al menos 33 personas han muerto después de que
los tornados comenzaron a arrasar el sur el Domingo de Pascua, destruyendo
casas y fachadas y dejando a más de 1 millón de personas sin energía eléctrica
desde el lunes 13 de abril por la mañana.
“Los tornados y otras condiciones climáticas
severas azotaron el centro de Texas la madrugada del domingo, trayendo granizo
y daños ‘gigantescos’, y luego viajaron al este a través de Louisiana,
Arkansas, Mississippi, Tennessee, Alabama, Georgia y las Carolinas”, señala el medio.
Varios de los estados han declarado estado de emergencia luego de que se
informaron 41 tornados en solo 24 horas. La emergencia se produce en el mismo momento
en que los estados están lidiando con la pandemia de coronavirus que ya ha
dejado más de 23 mil muertos y cerca de 590 mil casos positivos.
Mons. José Gomez, Arzobispo de Los Ángeles y presidente de la
Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) y Mons. Paul S.
Coakley, presidente de la Comisión de Justicia Doméstica y Desarrollo Humano de
la USCCB, emitieron un comunicado el 13
de abril señalando que “en
medio de estas tragedias, debemos acercarnos y ofrecer asistencia a los
afectados, especialmente a los que sufren la pérdida de sus seres queridos”.
“Esta situación se hace aún más difícil por la
pandemia de coronavirus en curso. Oramos por los que sufren, por los que han
muerto y por los primeros en responder que ofrecen ayuda con valentía. También
oramos por aquellos que permanecen en el camino de estas tormentas y por su
seguridad y bienestar”, aseguraron los prelados.
Por otro lado, recordaron que en el Evangelio del lunes “escuchamos al Señor después de su resurrección decirle a
María Magdalena y a las otras mujeres: ‘No tengan miedo. Ve y dile a mis
hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán. (Mt. 28:10)’. La carta a los
hebreos describe la esperanza que tenemos en la promesa de Dios como ‘un ancla
del alma, segura y firme’. (cf. Heb. 6:19)”.
“En medio de los desastres causados por el clima y
la enfermedad, nos aferramos a esta esperanza, que Dios puede redimir nuestro
sufrimiento y pérdida, que Dios está presente para nosotros incluso ahora, y
que el Señor ha conquistado la muerte para siempre, invitándonos a verlo, cara
a cara en la vida eterna”, concluyeron.
Redacción ACI Prensa
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