Con el Domingo de Ramos comienza
la Semana Santa. En esta ocasión se recuerda la entrada triunfal de Jesús en
Jerusalén en medio de una multitud que lo aclamó como el Mesías.
Si bien este año las circunstancias son especiales por la pandemia del
coronavirus COVID-19, el Domingo de Ramos se caracteriza por la bendición de
las palmas, la procesión, la Misa y la lectura del relato de la Pasión durante
la Eucaristía.
Además, se entrecruzan las dos tradiciones litúrgicas que han dado
origen a esta celebración: la de Jerusalén y la de
Roma.
En la tradición litúrgica de Jerusalén se recuerda el gesto profético de
Jesús siendo aclamado al ingresar como Rey de Paz y el Mesías y después
condenado para el cumplimiento de las profecías.
El Evangelio de San
Mateo narra que la gente alfombraba el camino por el
que pasaría Cristo y gritaba: "Bendito el que
viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto".
Los fieles que participan en la procesión, tradición que data del siglo
IV en Jerusalén, deben llevar en las manos ramos de palma, olivos u otros
árboles, y entonar cantos adecuados. Los sacerdotes y los ministros, llevando
también ramos, deben marchar delante del pueblo.
La bendición de los ramos y palmas tiene lugar antes de la procesión.
También se debe instruir a los fieles cristianos a que conserven en sus casas,
junto a las cruces o cuadros religiosos, los ramos bendecidos como recuerdo de
la victoria pascual del Señor Jesús.
La segunda tradición litúrgica es la de Roma, la cual nos invita a entrar
conscientemente en la Semana Santa de la Pasión gloriosa y amorosa de Cristo,
anticipando la proclamación del misterio en el Evangelio de Mateo
(26:14-27:66).
Para el bien espiritual de los fieles, conviene que se lea por entero la
narración de la Pasión y que no se omitan las lecturas que la preceden.
Terminada la lectura de la Pasión no debe omitirse la homilía.
Debido a la situación extraordinaria de la pandemia mundial del
coronavirus, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos publicó un decreto el 25 de marzo, donde se establece que los
Obispos y los presbíteros de los países afectados por el Covid-19 celebren los
ritos de la Semana Santa sin la presencia física del pueblo y “en un lugar adecuado, evitando la concelebración y
omitiendo el saludo de paz”.
En cuanto a la celebración del Domingo de Ramos, se establece que “la Conmemoración de la Entrada del Señor en Jerusalén se
celebre en el interior del edificio sagrado; en las iglesias catedrales se
adopte la segunda forma prevista del Misal Romano; en las iglesias parroquiales
y en los demás lugares, la tercera”.
En cuanto a las “expresiones de piedad
popular y las procesiones" de la Semana Santa y del Triduo Pascual, se
señaló que "podrán ser trasladadas a otros días convenientes", como
"por ejemplo, el 14 y 15 de
septiembre", a juicio del Obispo diocesano.
Además, el decreto indicó a las Conferencias Episcopales y cada una de
las diócesis que “no dejen de ofrecer subsidios
para ayudar en la oración familiar y personal” y que “los seminarios, las residencias sacerdotales, los
monasterios y las comunidades religiosas también se atengan a las indicaciones
del presente Decreto”.
Por ello, la Oficina de Prensa del Vaticano indicó que en el Domingo de
Ramos, a realizarse el 5 de abril, el Santo Padre celebrará la Santa Misa de la
Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén, en el Altar de la Cátedra
en la Basílica de San Pedro a las 11:00 a.m. (hora de Roma), pero sin la
presencia física de los fieles. La celebración será transmitida en vivo a
través de las redes sociales de ACI Prensa y EWTN Español.
Redacción ACI Prensa
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