martes, 21 de abril de 2020

LAS PALABRAS Y LA EXPRESIÓN DE LA VERDAD


Hoy he leído un artículo de un importante arzobispo no español. Una vez más veo lo importante que es tener claro que un episcopós entienda que su palabra DEBE ser expresión de la verdad.

La palabra de un obispo no ES expresión de la verdad por el hecho de ser obispo. Hay una diferencia esencial entre el “deber ser” y el “ser”. En este escrito mío, no hay ni una gota de antiepiscopalidad. Precisamente, porque amo a los obispos es por lo que reflexiono sobre este indudable hecho teológico. Y la reafirmación de la verdad nunca va contra los obispos.

El valor intrínseco de un sermón, de un artículo o de una conferencia no depende de quién habla, sino del contenido. Hay que escoger a grandes personas para que sean obispos. Porque convertirse en obispos no cambiará la sabiduría de esa persona ni la profundidad de su teología ni la espiritualidad de sus consejos. Las gracias del sacramento vendrán sobre la persona. Una persona sabia y santa que reciba el sacramento del orden recibirá gracias que la mejorarán. Pero mejorarán lo que hay. No hace falta que explique qué sucede y qué no sucede en caso inverso.

Las palabras del obispo nos dan una seguridad extrínseca por su autoridad: si lo dice el obispo, dada su autoridad en el orden eclesial, debe ser expresión de la ortodoxia. Pero, intrínsecamente, sus palabras valen lo que valen en sí mismas.

Post Data: Leeré vuestras aportaciones y añadiré algo a este post. Me gustaría escuchar al pueblo fiel, vosotros. Seguro que tenéis que añadir algo relevante. No me refiero a críticas, sino a la cuestión general teológica de la verdad y la episcopalidad. Las añadiré debajo de estas líneas, en este post.

P. FORTEA

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