El llanto y las
lamentaciones de Jesús sobre la Ciudad Santa, se recuerdan en este Santuario
Medieval.
Por: Custodia Terrae Sanctae | Fuente: es.custodia.org / Otros
La iglesia del Dominus flevit, «El Señor lloró»,
es una iglesia de Jerusalén, colocada sobre el Monte de los Olivos, que
pertenece a la Custodia de Tierra Santa.
El Monte de los Olivos es muy rico en recuerdos
bíblico-cristianos. El llanto y las lamentaciones de Jesús sobre la Ciudad
Santa, se recuerdan en este Santuario Medieval.
"Si conocieras
también tú en este día lo que te lleva a la paz! Sin embargo, ahora está oculto
a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti en que no sólo te rodearán tus
enemigos con vallas, y te cercarán y te estrecharán por todas partes".
Lucas 19, 41-44.
El recuerdo del Dominus Flevit a media altura de
las faldas del monte aparece por primera vez entre los siglos XIII-XIV y se
puede considerar como algo que sigue aquella tradición antigua. Había una
piedra en el centro de un campo como señal de que en el siglo XVI vio surgir
allí una mezquita denominada El Mansuryeh, restaurada últimamente y situada al
norte de la propiedad franciscana.
“¡Ciudad de Dios, qué dulce
es contemplar tu belleza desde el Monte de los Olivos!” Así
escribía el patriarca de Jerusalén, Sofronio, (634-38) en sus famosas Odas
sobre los Lugares Santos. Las palabras de Jesús sobre el final de Jerusalén y
del mundo (Mt 24; Mc 13; Lc 21) eran consideradas por la Iglesia antigua como
misterios de salvación revelados a los Apóstoles y a los más íntimos entre sus
amigos; en cuanto a misterios, tenían su celebración litúrgica, al principio en
una gruta situada en la parte alta del monte y después en la basílica
construida por Constantino, según nos cuenta Eusebio de Cesarea a principios
del s. IV. La celebración tenía lugar el martes de la Semana Santa: “todos en aquella hora de la media noche van a la iglesia
que se encuentra en el monte del Eleona (de los Olivos). Llegados a aquella
iglesia, el obispo entra en aquella gruta en la cual Cristo solían instruir a
sus discípulos, toma el libro de los Evangelios y permaneciendo en pie, el
mismo obispo lee las palabras del Señor…” (Egeria, siglo IV).
Importantes descubrimientos arqueológicos (P.
Bagatti y T.J.Milik, 1953-54) tuvieron lugar en el recinto perteneciente a los
franciscanos, gracias a las excavaciones realizadas a mediados del siglo XX,
que permitieron descubrir un antiguo cementerio de época romana y bizantina,
con una serie de tumbas con sarcófagos y osarios; algunos tienen signos
cristianos evidentes y pertenecerían a las primeras comunidades judeocristianas
de Jerusalén. Se encontraron tumbas del período cananeo (ss.XVI-XIV a. C.),
sepulcros hebreos del tiempo de Cristo (I a C.- I d.
C.) con algunos más tardíos (II-IV d. C.) y un monasterio del período
bizantino-árabe (ss. VII-VIII d. C.).
El moderno Santuario fue construido por el
arquitecto Antonio Barluzzi, en el año 1965, sobre las ruinas de un monasterio
bizantino del que se conservan algunos mosaicos sobre el pavimento de la
iglesia actual, datados en el siglo VII. Una inscripción del mismo período
atestigua la existencia sobre el lugar de un pequeño monasterio además de una
capilla, dedicados a la profetisa Ana, de la que se habla en el evangelio de
san Lucas (cf. Lc 2, 26-38).
La denominación de la iglesia recuerda el llanto
de Jesús ante la ciudad de Jerusalén (episodio conocido como Flevit super illam
en Latín), como se menciona también en el citado evangelio (cf. Lc 19,
41-44): la tradición de unir a este lugar el episodio evangélico se remonta al
siglo XVI. El interior de la iglesia está dominado una por una gran ventana
colocada sobre el altar mayor, desde donde se puede contemplar la ciudad.
En el capítulo 19 del Evangelio según San Lucas,
cuando Jesús se acerca a Jerusalén, al ver la ciudad, llora por ella (Lucas
19:41) (episodio conocido como Flevit super illam en Latín) anticipando las
desgracias que la esperan. En la imagen, pintada por Enrique Simonet en 1892,
podemos ver que el episodio transcurre en el Monte de los Olivos, y al fondo el
Segundo Templo.
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