OBISPOS RESPONDEN A CAMPAÑA “DEVUÉLVANNOS LA MISA”
Tres obispos recordaron los motivos que llevaron a
la Iglesia en Argentina a suspender temporalmente las Misas públicas por la
pandemia del coronavirus, lamentando que estos no sean comprendidos por algunos
fieles que en redes sociales exigen que se reabran las iglesias bajo la
consigna “Devuélvannos la Misa”.
Luego que el Gobierno decretó cuarentena obligatoria para evitar
contagios de coronavirus, el 19 de marzo la Conferencia Episcopal Argentina
(CEA) alentó el distanciamiento social, incentivando el uso de
herramientas digitales para generar una cercanía espiritual.
La semana pasada la CEA informó que mantiene conversaciones con las
autoridades para lograr una
apertura gradual de las iglesias y celebrar
Misas en ellas, tomando las medidas de seguridad sanitarias. Sin embargo, el
Gobierno ha respondido que aún evalúa la situación.
En este contexto algunos fieles han lanzado en varios países una campaña
para que vuelvan a celebrar las Eucaristías públicas con la frase “Devuélvannos la Misa”.
En un video mensaje, el Obispo de San Francisco (Argentina) Mons. Sergio
Buenanueva, consideró que es un pedido “muy sincero”
y que “tiene aspectos legítimos”,
pero ya el imperativo “¡Devuélvannos la Misa!” es
una expresión “poco feliz” porque “estaría dando pie a que esta decisión, no sólo sería
incorrecta, sino que obedecería a una voluntad no del todo recta, de quitarle
al pueblo de Dios algo indebidamente”.
En ese sentido, aseguró que “la decisión de
suspender el culto público” “ha sido dificilísima” y “absolutamente dolorosa para todos para los Obispos, para
los sacerdotes”.
“No estamos cómodamente apoltronados detrás de una
cámara”, expresó en referencia a las transmisiones online de las Eucaristías.
“Es una hermosísima posibilidad que nos está abriendo límites insospechados
pero tiene un límite muy grande”, “necesitamos reunirnos para celebrar la
Eucaristía”, reconoció.
Mons. Buenanueva explicó que la decisión se tomó porque la “legítima autoridad lo ha mandado” y “somos ciudadanos responsables” y representantes
de una comunidad diocesana.
Además, expresó, la decisión tiene “un
fundamento que abreva en el Evangelio y en un valor fundamental del Evangelio”.
“No hemos tomado esta decisión ni por cobardía, ni
por miedo y menos aun por falta de fe. Ha sido una decisión pastoral, fruto de
un acto de gobierno que supone un discernimiento espiritual muy serio”, sostuvo.
“¿Ustedes han sopesado, realmente, la razón de
fondo que hemos tenido los pastores para tomar esta dolorosa decisión?”, interpeló a quienes grabaron el mensaje.
“Esa razón es cuidar la vida de personas, más
vulnerables, en riesgo real de contagio de un virus que puede llegar a ser muy
grave, hasta el punto de suponer la muerte de quien se contagia. Cuidar la
vida, salvar la vida, toda vida vale. Es una razón de fondo, no es una cuestión
peregrina. Hay que sopesar esto. Me parece que se pasa rápidamente por encima
de ella”, reflexionó.
Mons. Buenanueva aseguró que todos sienten “la
ausencia de las celebraciones comunitarias. Apreciamos las celebraciones por
streaming aunque sabemos que nunca van a sustituir la liturgia compartida, pero
la expresión de caridad evangélica permite que la Palabra siga adelante”.
“Yo lo resumo en una frase: ‘El Espíritu no está en
cuarentena y sigue animando a nuestras comunidades. Creo que tienen que ampliar
la mirada y ver mejor la gracia que está pasando en nuestras comunidades cristiana”.
Porque “la Eucaristía es fuente y culmen de
la vida cristiana. Hay que ver cuánta vida cristiana en este momento está
hermosamente desplegándose como respuesta de fe a este desafío que es la
cuarentena por el COVID-19”.
“¿Cuál es la voluntad de Dios para nosotros en este
momento, qué nos está pidiendo Dios ahora?”, cuestionó
el Prelado.
Mons. Buenanueva insistió que “por ahora el
culto va a seguir suspendido” y recordó que siguen dialogando con el
Gobierno y en el momento que tengan previsto los expertos “bajo condiciones objetivas” se podrá “retomar la vida litúrgica de nuestras comunidades”, concluyó.
En esa misma línea, el Obispo Auxiliar de San Juan, Mons. Carlos
Domínguez, expresó que “los templos no lo hemos
cerrado los obispos. Son las autoridades civiles las que tienen que gestionar
este tiempo de cuarentena” para evitar contagios y la propagación del
virus.
“Los obispos argentinos no le hemos robado la Misa
a nadie. La Misa no nos la ha robado nadie” y recordó
las gestiones que realiza la Conferencia Episcopal de Argentina ante las
autoridades, para que se vuelva paulatinamente la participación de los fieles a
la Eucaristía.
Si bien, “no nos podemos acostumbrar a una
Iglesia virtual, no podemos acostumbrarnos a esto que es extraordinario”, dijo
Mons. Domínguez, “mientras tanto, como dice la
palabra de Dios tenemos que obedecer”.
A su turno, el Obispo de San Justo, Mons. Eduardo
García, manifestó que “lo que define a un cristiano no es el ser virtuoso u observante, sino el vivir
confiando en un Dios cercano por el que se siente amado sin condiciones y que
prometió su presencia siempre”.
“Con esta certeza, hoy más que nunca, la Iglesia y
los cristianos tenemos que dar el testimonio de entrega generosa por amor al
que más sufre, creando ambientes de calma, servicio y esperanza”, agregó.
“Creo firmemente en el Señor presente en la
Eucaristía, centro y culmen de la vida cristiana, pero desde una comunidad que
celebra y toma la fuerza para vivir jugándose por la vida de los demás, no como
un self service de la gracia o un Redoxon de la vida espiritual”, aseguró Mons. García.
“De muy poco servirá la reapertura gradual de los
templos si no hay una reapertura radical de la Iglesia de cara a la realidad,
sin ombliguismos seudo religiosos de autocomplacencia”, aseguró.
OBISPOS
DE ITALIA CRITICAN AL GOBIERNO POR MANTENER PROHIBICIÓN DE MISAS PÚBLICAS
Los obispos de Italia han criticado al primer
ministro Giuseppe Conte por no levantar la prohibición de las Misas públicas.
La Conferencia Episcopal Italiana (CEI) denunció el 26 de abril el
decreto de Conte porque las restricciones para la “fase
2” del coronavirus “excluye arbitrariamente
la posibilidad de celebrar Misa con la gente”.
En conferencia de prensa ayer domingo, Conte anunció que la próxima fase
de las restricciones en Italia comenzará el 4 de mayo y que, entre algunas
medidas, se permitirá que los funerales se reanuden con un máximo de 15
personas presentes. Sin embargo, otras celebraciones religiosas, incluidas las
Misas públicas, se reanudarán “en las próximas
semanas”.
En su declaración, los obispos se refirieron a dos entidades que
aconsejaron a Conte: la Presidencia del Consejo de Ministros y el Comité
Técnico-Científico para el COVID-19.
“Se recuerda a la Presidencia del Consejo y al
Comité Técnico-Científico el deber de distinguir entre su responsabilidad,
dando indicaciones precisas de naturaleza de salud, y la de la Iglesia, llamada
a organizar la vida de la comunidad cristiana, en cumplimiento con las medidas
establecidas, pero con plena autonomía”, expresaron
en un comunicado.
La oficina del primer ministro respondió la noche del domingo a la
declaración de los obispos, según la agencia de noticias ANSA. El mensaje decía
que “se estudiará un protocolo que permitirá a los
fieles participar en las celebraciones litúrgicas lo antes posible en
condiciones de máxima seguridad”.
Por su parte, la CEI dijo que había estado en “diálogo
libre y continuo” con el Gobierno durante semanas.
Durante estas negociaciones “la Iglesia
aceptó, con sufrimiento y un sentido de responsabilidad, las limitaciones
gubernamentales tomadas para enfrentar la emergencia de salud”, dijeron
los obispos, y agregaron que durante estas conversaciones “se enfatizó explícitamente que, cuando se redujeran las
limitaciones tomadas para enfrentar la pandemia, la Iglesia exige poder
reanudar su acción pastoral”.
La declaración afirma que los obispos italianos también habían
presentado sus propias directrices y protocolos para una fase de transición que
cumpliría con todos los estándares de salud.
Las Misas públicas en toda Italia han sido suspendidas por casi siete
semanas después de que el 8 de marzo el Gobierno italiano emitió un decreto
suspendiendo todas las ceremonias religiosas públicas, incluidos los funerales.
Según el anuncio del primer ministro del 26 de abril, la flexibilización
de las medidas de cierre permitirá que las tiendas minoristas, museos y
bibliotecas reabran a partir del 18 de mayo y restaurantes, bares y salones de
belleza el 1 de junio.
El movimiento entre regiones italianas, dentro de regiones y dentro de
ciudades y pueblos todavía está prohibido, excepto en casos estrictos de
necesidad.
En una carta el 23 de abril el Arzobispo de Perugia y presidente de la
CEI, Cardenal Gualtiero Bassetti, dijo que había “llegado
el momento de reanudar la celebración de la Eucaristía dominical y los
funerales, bautizos y todos los demás sacramentos de la iglesia, siguiendo
naturalmente las medidas necesarias para garantizar la seguridad con la
presencia de más personas en lugares públicos”.
Redacción ACI Prensa
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