Cómo dedicar tiempo
a la oración: La clave es apartar este tiempo todos los días.
Por: Philip Kosloski | Fuente: PhilipKosloski.com // PildorasdeFe.net
Seré honesto y diré que apartar tiempo para una
hora de oración diaria puede ser muy difícil. En el seminario era fácil y un
hecho básico de la vida diaria. Incluso hace algunos pocos años no tenía
problemas para encontrar una hora para mi hora quieta. Sin embargo, cuando
metes varios niños en la mezcla, apartar una hora se vuelve un verdadero reto.
Es por eso que esta intrigado por el nuevo libro
titulado “La Solución de los 15 minutos de Oración:
Como el 1% de tu tiempo puede transformar tu vida” de Gary Jansen. Puede
parecer un poco raquítico el pensar en solo 15 minutos al día, pero cuando
llevas una vida ocupada o estas comenzando tu vida espiritual, 15 minutos son
suficientes. Todos podemos encontrar 15 minutos.
Pero, ¿es eso suficiente? ¿Simplemente necesitamos 15 minutos? ¿Qué
hacemos durante este tiempo?
En este libro, Jansen nos provee de
instrucciones detalladas sobre como orar por 15 minutos, basados en prácticas
antiguas, muchas de las cuales fueron inspiración de San Ignacio de Loyola.
EJERCICIOS DIARIOS PARA LA ORACIÓN
Antes que nada, Jansen nos exhorta para que
apartemos tiempo para oración de nuestra vida diaria. Este es un pre-requisito
de la vida espiritual y es algo que debemos hacer si queremos progresar en
nuestra relación con Dios.
Algunos de nosotros podemos ser intimidados con
esta tarea, pero eso no debería ser un problema para nosotros. No tenemos que comenzar a dedicar desde un inicio una hora completa.
En lugar de eso, podemos comenzar dándole a Dios
un porcentaje de esa hora. Jansen, nos explica: "¿Sabías que hay 1,440
minutos en un día? Es verdad, ya hicimos los números. ¿Sabías también que un
uno por ciento de ese tiempo son catorce minutos y veinticuatro segundos? ¿Qué
pasaría si tu tomaras la decisión consciente, todos los días, de ejercitar tu
alma dándole apenas quince minutos de tu tiempo a Dios? Un pequeño porcentaje
de tu vida. ¿Quisieras que tu vida cambie? La mía lo hizo". (La
Solución de Oración de 15 minutos, 3)
La clave es apartar este tiempo todos los días.
Como dice el dicho, “El que persevera, alcanza”. La
oración perseverante tiene un efecto mucho más grande en nuestra vida diaria
que intensas jornadas de oración que se van agotando con el tiempo.
SEMILLAS DE MOSTAZA
En conexión con este pensamiento de darle a Dios
un porcentaje de nuestro día, está la idea de la fe que tiene el tamaño de una “semilla de mostaza”. Jesús dijo a Sus discípulos: “El reino de los cielos es
como una semilla de mostaza que un hombre siembra en su campo. Es, por
cierto, la más pequeña de todas las semillas; pero cuando crece, se hace más
grande que las otras plantas del huerto, y llega a ser como un árbol, tan
grande que las aves van y se posan en sus ramas". (Mateo
13,31-32)
"Porque ustedes tienen
muy poca fe. Les aseguro que si tuvieran fe, aunque sólo fuera del tamaño de
una semilla de mostaza, le dirían a este cerro: “Quítate de aquí y vete a otro
lugar”, y el cerro se quitaría. Nada les sería imposible."
(Mateo 17,20)
Orar durante quince minutos al día puede parecer
un tiempo muy corto, pero cuando se hace con fe puede crear efectos que duren
toda la vida. No solo eso, la meta es que quince minutos
de oración nos lleven a orar “sin descansar”.
Debemos comenzar con poco, tener la fe como una
semilla de mostaza y dejar que Dios haga el resto.
LA ORACIÓN DE JESÚS, LECTIO DIVINA Y EL EXAMEN DE CONCIENCIA
Jansen no se involucra mucho en la parte teórica
antes de comenzar a explicar que hacer durante esos 15 minutos. Él nos da
muchas formas diferentes de orar que pueden ser complementadas durante ese
marco de tiempo.
ORACIÓN DE JESÚS
Durante la mayor parte Hansen se enfoca en
formas antiguas de oración que buscan tranquilizar el alma. El primer tipo de
oración que describe es la famosa “Oración de
Jesús”, que se popularizó por medio del libro ruso "El Camino del Peregrino" Es una oración
muy simple que consiste en repetir las palabras: "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, que soy pecador". Mientras inhalamos y expiramos. La respiración
es una parte esencial de la oración y nos ayuda a calmar la mente de la persona
y permite que nos enfoquemos en Dios.
LECTIO DIVINA
Luego de decir La Oración de Jesús, Jansen
sugiere que meditamos en un corto pasaje de la escritura y que nos involucremos
en lo que se llama “Lectio Divina” (Lectura Divina). Éste tipo de oración con la
escritura se enfoca en sumergirnos dentro del pasaje de la escritura y escuchar
la voz de Dios.
EL EXAMEN
Otra opción es la oración “El Examen”. Éste tipo
de oración apunta a encontrar a Dios en las diferentes personas, cosas y
eventos del día.
A menudo el examen es hecho al final del día
donde meditamos como Dios ha traído diferentes personas a nuestra vida y le
agradecemos a Él por su divina Providencia. Es una buena forma de recordarnos a
nosotros mismos que Dios está presente en todas las cosas y que nada pasa por
casualidad.
SIETE DÍAS DE EJERCICIOS PARA LA ORACIÓN
El libro por sí mismo no es muy largo (lo que
hace sentido) en definitiva es una simple guía de oración para siete días.
Incluye siete días de Lectio Divina y es una gran forma de comenzar, especialmente para aquellos que no saben por dónde hacerlo.
Esta es probablemente una de las más útiles partes del libro y nos permite
practicar lo que hemos aprendido.
Para concluir, recomiendo de todo corazón
obtener una copia del libro. Jansen tiene un estilo de escritura que es muy
fácil de manejar para cualquiera.
Él escribe sobre una verdad teológica en una
forma en la que una persona que no tiene ninguna educación religiosa puede
comprender. Mucho de lo que escribe es de su experiencia y da muchas historias
cortas para explicar cómo la oración ha influenciado su vida personal.
Seré honesto, mucho de lo que Jansen escribe te puede retar, a ti y a tu idea de oración. Él se enfoca mucho más en relaciones
de tipo relacional que en oraciones basadas en fórmulas.
En otras palabras, mientras extrae de la rica
tradición de la Iglesia Católica Jansen se enfoca más en calmar tu alma para
escuchar al Espíritu Santo que en recitar diferentes oraciones para obtener lo que
tú quieres.
Yo sé que te beneficiarás del libro de Jansen y
volverás a él constantemente.
ORACIÓN DE LIBERACIÓN
Terminamos el
Padre Nuestro pidiendo a Dios que nos libre del mal.
Por: P. Evaristo Sada LC | Fuente: la-oracion.com
Por: P. Evaristo Sada LC | Fuente: la-oracion.com
Terminamos el Padre Nuestro pidiendo a Dios que
nos libre del mal. Es una petición muy seria que hacemos a Dios Todopoderoso: que nos libre de Satanás, del diablo, del seductor (Ap
12,9), del padre de la mentira (Jn 8,44). También Jesús lo pidió para
nosotros en la última cena: "No te pido que
los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno" (Jn 17,
15)
"Al pedir ser liberados del Maligno, oramos igualmente para ser liberados de todos los males, presentes, pasados y futuros de los que él es autor o instigador. En esta última petición, la Iglesia presenta al Padre todas las desdichas del mundo. Con la liberación de todos los males que abruman a la humanidad, implora el don precioso de la paz y la gracia de la espera perseverante en el retorno de Cristo." (Catecismo n. 2854)
Señor, el demonio anda "como león rugiente buscando a quien devorar" (1Pe 5,8). No queremos caer en sus garras. Líbranos del mal. Líbranos del tentador, de sus educciones y de sus engaños, no dejes que siembre la cizaña del mal en nuestras vidas. Líbranos del orgullo, del amor propio y la autosuficiencia. Líbranos de la idolatría y la vanidad, de toda forma de egoísmo, de ponernos al centro de nuestros pensamientos e intereses. Líbranos de ser esclavos de la opinión de los demás, de la cobardía, del respeto humano y de todo aquello que condicione nuestra autenticidad cristiana. Líbranos de cuanto nos esclaviza sin que nos demos cuenta. Líbranos de los malos sentimientos, del rencor, del odio, del deseo de venganza. Líbranos de cualquier ambición o atadura que nos robe la paz. Queremos aspirar a las cosas de arriba, no a las de la tierra. Líbranos de los apegos que nos impiden volar hasta ti. Aleja de nosotros toda turbación, angustia, tristeza u obsesión. Líbranos de las fuerzas del mal, de los maleficios, de las brujerías, de la infestación diabólica. Queremos estar siempre en tus brazos y nunca bajo el poder de Satanás. ¡Queremos ser libres, Señor! ¡Queremos ser tuyos, sólo tuyos! Queremos despojarnos del hombre viejo y que nos revistas del hombre nuevo a través de la gracia que nos regalas en los Sacramentos. Tenemos la certeza de que si tú estás con nosotros, nadie podrá contra nosotros (cfr Rm 8, 31) Por eso hacemos esta oración llenos de confianza en Ti: Tú has vencido al mundo (cfr. Jn 16,33) Todo lo podemos en ti que nos das fuerza (cfr Fil, 4,13) Por los méritos de la pasión, muerte y resurrección de tu Hijo Jesucristo, te pedimos, Padre, que nos libres del maligno ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
"Al pedir ser liberados del Maligno, oramos igualmente para ser liberados de todos los males, presentes, pasados y futuros de los que él es autor o instigador. En esta última petición, la Iglesia presenta al Padre todas las desdichas del mundo. Con la liberación de todos los males que abruman a la humanidad, implora el don precioso de la paz y la gracia de la espera perseverante en el retorno de Cristo." (Catecismo n. 2854)
Señor, el demonio anda "como león rugiente buscando a quien devorar" (1Pe 5,8). No queremos caer en sus garras. Líbranos del mal. Líbranos del tentador, de sus educciones y de sus engaños, no dejes que siembre la cizaña del mal en nuestras vidas. Líbranos del orgullo, del amor propio y la autosuficiencia. Líbranos de la idolatría y la vanidad, de toda forma de egoísmo, de ponernos al centro de nuestros pensamientos e intereses. Líbranos de ser esclavos de la opinión de los demás, de la cobardía, del respeto humano y de todo aquello que condicione nuestra autenticidad cristiana. Líbranos de cuanto nos esclaviza sin que nos demos cuenta. Líbranos de los malos sentimientos, del rencor, del odio, del deseo de venganza. Líbranos de cualquier ambición o atadura que nos robe la paz. Queremos aspirar a las cosas de arriba, no a las de la tierra. Líbranos de los apegos que nos impiden volar hasta ti. Aleja de nosotros toda turbación, angustia, tristeza u obsesión. Líbranos de las fuerzas del mal, de los maleficios, de las brujerías, de la infestación diabólica. Queremos estar siempre en tus brazos y nunca bajo el poder de Satanás. ¡Queremos ser libres, Señor! ¡Queremos ser tuyos, sólo tuyos! Queremos despojarnos del hombre viejo y que nos revistas del hombre nuevo a través de la gracia que nos regalas en los Sacramentos. Tenemos la certeza de que si tú estás con nosotros, nadie podrá contra nosotros (cfr Rm 8, 31) Por eso hacemos esta oración llenos de confianza en Ti: Tú has vencido al mundo (cfr. Jn 16,33) Todo lo podemos en ti que nos das fuerza (cfr Fil, 4,13) Por los méritos de la pasión, muerte y resurrección de tu Hijo Jesucristo, te pedimos, Padre, que nos libres del maligno ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
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