jueves, 26 de marzo de 2020

TEMA 3.3: EL TESTIMONIO HUMANO


¿Puede ser el testimonio humano una fuente válida de conocimiento? 

Por: P. Alfonso Aguilar | Fuente: Catholic.net
TEMA 3.3:
EL TESTIMONIO HUMANO

OBJETIVO


Comprender la importancia del testimonio humano y dar razón de su validez.

A. EL PROBLEMA: ¿PUEDE SER EL TESTIMONIO HUMANO UNA FUENTE VÁLIDA DE CONOCIMIENTO?

1. EL ORIGEN DE LA MAYOR PARTE DE NUESTROS CONOCIMIENTOS

Casi todas las verdades que conocemos – nuestros criterios de vida, valores, ideas, datos, conocimientos prácticos – provienen de lo que hemos oído y leído, es decir, de lo que hemos recibido de otros a través del lenguaje. Conocemos quiénes somos y cuál es nuestra trayectoria en la vida gracias al testimonio de nuestros padres y parientes. Conocemos las noticias del mundo por los medios de comunicación social, conocemos la historia por el testimonio de los historiadores, tenemos nociones básicas de astronomía, matemáticas, política, sociología, religión, y otras materias, por el testimonio de nuestros educadores y expertos en el campo. Casi todo lo que pensamos y sabemos se lo debemos a otros: a los consejos y enseñanzas de nuestros padres, tutores, profesores, a las numerosísimas conversaciones con otras personas, a los libros, programas de televisión y radio, cassettes, anuncios, arte, internet, y demás medios de comunicación. Nadie comienza de nuevo, ab ovo, el camino de la sabiduría. La humanidad va aumentando sus conocimientos de generación en generación a través del testimonio humano, es decir, a través del acto por el cual un testigo (uno que sabe) transmite a otro lo que sabe, bien sea una doctrina o enseñanza (testimonio doctrinal), bien una información sobre un hecho o evento (testimonio histórico).

2. EL PROBLEMA: ¿POR QUÉ FIARNOS DEL TESTIMONIO DE OTROS?

Nosotros tenemos certeza de evidencia objetiva de todo lo que captamos inmediatamente a través de los sentidos y de la inteligencia. De este modo, sé con certeza absoluta que yo existo, que estoy leyendo este libro aburrido de gnoseología, que tengo una mesa delante de mí.

Ahora bien, de todo lo que me dicen los demás, de palabra, por escrito o por imágenes, yo no tengo casi nunca experiencia o evidencia objetiva inmediata. Simplemente me fío de ellos. Les creo. Pero, ¿qué tal si se equivocan? ¿Y si mienten? ¿Puedo tener certeza acerca de las verdades que me transmiten? ¿O son tal vez juicios con un determinado grado de probabilidad, pero nunca ciertos? ¿Deberíamos, en definitiva, seguir fiándonos del testimonio ajeno para progresar en la verdad?


B. LA CREDIBILIDAD DEL TESTIMONIO HUMANO

1. NATURALEZA DE LA CREDIBILIDAD

La credibilidad es la suma de las características que hacen que la verdad propuesta resulte, de hecho, creíble. Consta de dos elementos:

a. El hecho del testimonio dado, que debe ser claro, coherente, lógico, propuesto como verdadero.

b. La autoridad del testigo, que debe tener dos cualidades: primero, ser competente en su campo, saber de qué está hablando; segundo, ser honesto, pretender decir la verdad y no desear manipularla o engañar.

2. CUATRO SIGNOS DE CREDIBILIDAD

A. LA VERDAD COMUNICADA

No tengo experiencia ni evidencia intrínseca del hecho o de la doctrina transmitida. Sin embargo, lo puedo aceptar porque tiene sentido, es coherente, importante, lógico, conecta bien con otras verdades conocidas, etc. Me resultaría creíble, por ejemplo, que me dijeran que Madrid tiene 3 millones de habitantes, dado que es la capital de España y es una metrópolis. No creería, en cambio, a quien me dice que tiene 30 millones, pues sé por otras fuentes que en Madrid no reside la mayor parte de la población española y que no supera en número de habitantes a México, D.F., New York o Tokio.

B. LA COMPETENCIA DEL TESTIGO

Resulta creíble el testimonio de quien conoce su campo, ha adquirido una cierta reputación o posición de respeto, ha mostrado ser competente, aunque no pueda certificar que no se equivoca. Testigos competentes son, por ejemplo, un padre de familia con respecto a lo que conviene a sus hijos, un turista sobre lo que ha visitado, un científico o un maestro respecto a su ciencia, un testigo ocular de un evento, un amigo respecto a su propia historia.

C. LA VERACIDAD DEL TESTIGO

Si bien no pueda demostrar que no me está mintiendo, puedo confiar en la ley moral de la naturaleza que me asegura que nadie miente sin motivo y puedo confiar también en la prudencia, honestidad, modestia, dedicación a la verdad, buen nombre del testigo.

D. EL NÚMERO DE TESTIGOS

Con su número aumenta proporcionalmente la credibilidad del testimonio, sobre todo cuando coinciden numerosos testimonios independientes entre sí acerca del mismo hecho o de la misma doctrina.

3. EL ÚLTIMO CRITERIO DE LA CREDIBILIDAD

Todos estos signos de credibilidad motivan mi inteligencia a acoger como verdadero lo que no ha sido intrínsecamente evidente para mí ni experimentado por mí. Acepto el testimonio con una evidencia extrínseca. Entonces, ¿cuál es el último criterio para aceptar el testimonio humano? En realidad, lo que hago es un acto de fe humana, ya que no poseo ni evidencia sensible ni intelectual. Sé que el hombre suele conocer la verdad en muchos campos. No tengo razones positivas para dudar de su testimonio. Esto basta para alimentar mi certeza moral o fe humana.


C. LA VALIDEZ DEL TESTIMONIO HUMANO

La validez del lenguaje humano en su relación con el pensamiento y la realidad fundamenta la validez del testimonio humano, que consiste en la transmisión interpersonal de verdades. El hombre es capaz de comunicar lo que sabe a través del lenguaje. Su testimonio es una fuente necesaria y fructífera de verdades que uno no puede experimentar por sí mismo. Dada la limitación de cada persona, el testimonio humano nos proporciona, de hecho, la mayor parte de nuestros conocimientos, sean estos ideas (testimonio doctrinal) o datos (testimonio histórico). Cuanto mayor sea el número y la calidad de los signos de credibilidad, tanto más creíble será el testimonio transmitido. Por razón de estos signos puedo usar el testimonio humano como fuente de nuevas verdades, si bien debo ser cauto y juzgar la lógica interna del testimonio, la competencia y honestidad del testigo. Con todo, la experiencia nos enseña que la humanidad progresa en el conocimiento de las verdades morales, científicas, sociales, religiosas, técnicas, y demás, basándose en el testimonio histórico y doctrinal de generaciones pasadas.

Algo análogo podríamos decir acerca de la fe cristiana. Aceptamos las verdades reveladas por Dios a través del testimonio de ciertos hombres escogidos, los apóstoles y hagiógrafos, que nos legaron su testimonio de palabra (la Tradición) y por escrito (la Sagrada Escritura). Aceptamos en la fe teologal el testimonio de los sucesores de los apóstoles, especialmente del Vicario de Cristo, en lo que se refiere a la auténtica interpretación del «depositum fidei». Nuestra fe consiste, pues, en creer a ciertos testigos privilegiados que nos han transmitido en lenguaje humano, pura y completamente, el Testimonio del Testigo de Dios, Jesucristo.


CONCLUSIÓN

El testimonio humano – doctrinal e histórico – es la fuente más fecunda de nuestros conocimientos. En el fondo el hombre hace un acto de fe humana para creer a los demás, pero puede confiar en ellos basándose en los signos de credibilidad por parte del testimonio (coherencia lógica) y por parte del testigo (competencia, honestidad y número). De este modo, el hombre puede progresar en el conocimiento de la verdad, si bien debe ser cauto y prudente al aceptar el testimonio.


TÉRMINOS CLAVES

Testimonio humano: el acto por el cual un testigo, o sea, una persona que sabe algo, transmite su conocimiento a otras personas, bien sea de palabra, por escrito o por cualquier otro medio.

Testimonio histórico: la transmisión de una información o verdad sobre un hecho o evento.

Testimonio doctrinal: la transmisión de una idea, doctrina o enseñaza.

Credibilidad: la capacidad de ser creíble que posee una persona o un testimonio gracias a las características que lo hacen tal.

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