El Obispo de Pemba (Mozambique), Mons. Luiz
Fernando Lisboa, calificó como vergonzoso la situación que atraviesa el país,
luego del último ataque a la diócesis a mano de yihadistas.
El pasado lunes 23 de marzo, un grupo armado atacó
y ocupó la ciudad de Mocímboa, en la provincia de Cabo Delgado (Mozambique),
según señalan medios locales.
Los atacantes quemaron edificios, liberaron a los presos de la cárcel
local, patrullaron las calles, e izaron banderas negras en edificios, incluidos
algunos emblemáticos, como una demostración de fuerza.
Las banderas causaron “caos y pánico”, ya
que el color negro identifica a los grupos yihadistas.
En declaraciones a la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN),
Mons. Lisboa indicó que los terroristas “entraron y
salieron como quisieron, no hubo una fuerte reacción de las fuerzas de
seguridad. Muchos huyeron porque los atacantes eran más numerosos, así que
estos se llevaron ropa, armas, comida, coches y ropa de los militares”.
“El llamado refuerzo de las fuerzas de defensa
llegó sólo después de que se habían retirado”, explicó,
y recalcó que los yihadistas dejaron un mensaje donde indicaban que volverían.
El Prelado resaltó que la situación actual en Mozambique es “una desgracia”, y que lamentablemente la
población es humillada y siente miedo por el incremento de la violencia en el
país.
“La gente tiene miedo. Si atacaron Mocímboa, que es
la población más grande de esa región, (las poblaciones) de Palma, de Mueda, de
Macomia, se sienten en peligro. La gente está asustada, lo estaba antes, ahora
es peor”, agregó.
Mozambique atraviesa una creciente inestabilidad desde octubre de 2017,
sufriendo ataques de los insurgentes, principalmente en zonas rurales o poco
pobladas. Sin embargo, este ataque representa un punto de inflexión, al atacar
la capital del distrito.
El grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) ha reivindicado recientemente
otros ataques en el país, según señala ACN.
“A principios de marzo, se declaró autor a través
de Internet de la muerte de soldados del ejército mozambiqueño tras
enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales. Y el 19 de febrero, al menos
cuatro soldados murieron en el pueblo de Chiculua, en el distrito de Palma,
donde presuntamente Daesh quemó varias casas y saqueó algunos establecimientos
comerciales”, agregó.
Mons. Lisboa indicó que “el ataque de esta
semana ha agravado el sentimiento de inseguridad. Sin embargo, la Iglesia
Católica seguirá estando cerca de la gente, a pesar del riesgo evidente de más
incidentes armados”.
Redacción ACI Prensa
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