Mensaje
del ministro de sanidad: No hay de qué preocuparse.
Insistimos, no hay de qué preocuparse. Pero
sería bueno que la población estuviera confesada. Repito: no hay de qué preocuparse.
Hemos
reforzado también las plantillas de los capellanes de hospital. Y hemos
solicitado a la Conferencia Episcopal que organice procesiones y rogativas.
Esto es como una gripe normal, no pasa nada.
Aunque, a partir de hoy, quedarán aisladas cinco ciudades de tres millones de
habitantes y habrá toque de queda en veinte poblaciones más. Pero cualquier
alarmismo carece de base.
P. FORTEA
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