¿Las Sagradas
Escrituras hablan sobre el Sacramento de la Confesión?
Por: Luis Lira Merlo | Fuente: estaeslafe.blogspot.com
Por: Luis Lira Merlo | Fuente: estaeslafe.blogspot.com
El apóstol San Juan dicta una verdad clave, si confesamos nuestros pecados Dios nos perdonará
(1 Juan 1:9). La misericordia de Dios es tan grande que no existe pecado
que Él no pueda perdonar siempre y cuando
este ha sido confesado (A excepción del pecado contra el Espíritu Santo,
que es negar la gracia de Dios para salvarnos, Mateo 12:22-37)
La Biblia nos da muchas referencias a la
confesión, por ejemplo en el libro de Proverbios 28:13 es claro en afirmar que el que no confiesa sus pecados no prospera. ¿Realmente quieres prosperar en tu vida espiritual? entonces
debes acudir a la confesión.
Sin embargo cabe una pregunta más: ¿La confesión es directa con
Dios o con un sacerdote?
Veamos para eso qué dice el Apóstol San Santiago 5:14 -16
Esta no es una sugerencia, es una orden que da
el que fue Obispo de Jerusalén, el Apóstol Santiago, Llamen al Presbítero ¡Confiesen sus pecados unos con otros! Dejando
entrever que la confesión no es directamente con Dios a como muchos creen, es
con otra persona.
Pero, ¿Qué poder tiene un
sacerdote para perdonar pecados? Si sólo Dios perdona los pecados ( Marcos
2:7 ).
Precisamente solo el Padre puede hacerlo y Jesús
porque Jesús es el Hijo de Dios, Asi dijo de sí mismo: "El
Hijo del hombre tiene poder de perdonar los pecados en la tierra" (Marcos
2:10) y él ejerce ese poder divino: "Tus
pecados están perdonados" (Marcos 2:5; Lucas 7:48). y
luego lo trasnmite con el poder del Espiritu santo al al momento de resucitar, escrito en el Evangelio según San Juan 20:21-23
Este poder otorgado por Jesús, no lo dio a todo
el mundo, ni a todos los creyentes, sino a sus discípulos, y sus discípulos al
encomendar presbíteros y obispos, les transmitieron este poder. Y para saber
que pecados se deben perdonar y cuales ocupan retener es necesario confesarlos,
de eso no hay duda. Por eso en la absolución el sacerdote levanta sus manos,
señal de adoración al Espíritu Santo.
PERO, ¿QUÉ SUCEDE SI NO CONFIESO
TODOS MIS PECADOS?
Leer del Libro de Levítico 5:5
Debemos de confesar TODOS
nuestros pecados, no solo algunos, sino cada falta cometida, solamente así
obtendremos el perdón, además esa confesión debe de ser motivada por el
arrepentimiento y el firme propósito de no volverlo hacer. No es cuestión de que hoy vamos a la disco a beber y mañana nos confesamos.
No, la confesión no funciona así.
¿QUÉ
NOMBRES RECIBE ESTE SACRAMENTO?
Esto lo explica magistralmente el catecismo de Nuestra Iglesia:
- Se le denomina sacramento
de conversión porque realiza
sacramentalmente la llamada de Jesús a la conversión (cf Marcos 1:15),
la vuelta al Padre (cf Lucas 15:18) del que el hombre se había alejado
por el pecado.
- Se denomina sacramento
de la penitencia porque consagra un
proceso personal y eclesial de conversión, de arrepentimiento y de reparación
por parte del cristiano pecador.
- Se le denomina sacramento
de la confesión porque la declaración
o manifestación, la confesión de los pecados ante el sacerdote, es un elemento
esencial de este sacramento.
En un sentido profundo este sacramento es
también una "confesión", reconocimiento
y alabanza de la santidad de Dios y de su misericordia para con el hombre
pecador.
- Se le denomina sacramento
del perdón porque, por la absolución
sacramental del sacerdote, Dios concede al penitente "el
perdón [...] y la paz" (Ritual de la Penitencia, 46, 55).
- Se
le denomina sacramento de reconciliación porque otorga al pecador el amor de Dios que
reconcilia: "Dejaos reconciliar con Dios"
(2 Corintios 5:20). El que vive del amor misericordioso de Dios
está pronto a responder a la llamada del Señor: "Ve
primero a reconciliarte con tu hermano" (Mateo 5:24).
Así
que te invitamos a confesarte, sabemos que puede parecerse vergonzoso, pero esa
pena que experimentamos nos debe de recordar la mirada constante de Dios sobre
nosotros, y es precisamente ahí, cuando
pecamos frente a sus sagrados ojos cuando debemos de experimentar la mayor
vergüenza posible.
¿Alguna vez había comprendido que la Confesión proviene del
don del Espíritu Santo? ¿Quiero vivir realmente según el Espíritu de Dios?
¿Intentaré acercarme más frecuentemente al sacramento de la confesión? ¿Qué me
lo impide?
Paz
y bien.
¿POR QUÉ DEBEMOS CONFESAR NUESTROS PECADOS ANTE EL
SACERDOTE?
Hay pasajes
difíciles de entender, y el tema aquí tratado es, sin lugar a dudas, uno de
ellos.
Por: Dr. Jorge Rodríguez | Fuente: Catholic.net
Por: Dr. Jorge Rodríguez | Fuente: Catholic.net
Muchos se preguntan el por qué debemos confesar
nuestros pecados a un sacerdote, si éste es tan o más pecador que nosotros.
Valga la pena mencionar aquí que hasta el mismo Papa tiene que confesarse y
recibir la absolución de parte de su confesor. La realidad es que nosotros los
católicos no hacemos lo que se nos ocurre creer, como lo que sí hacen nuestros
hermanos protestantes, sino más bien, hacemos lo que Dios manda en su propia
Palabra. Si Jesús quiso que nosotros confesásemos nuestros pecados para recibir
la absolución por parte de sus sacerdotes, a quiénes otorgó el poder de
perdonar pecados; pues simplemente lo respetamos y lo ponemos en práctica
porque es su voluntad y nosotros no somos nadie para cuestionar a Dios, como
hacen quienes no aceptan el sacramento de la penitencia (o confesión).
Lev 5.5 En todos estos casos el que cometió el delito confesará primero su pecado.
Sir 4.26 No te avergüences de confesar tus pecados: no nades contra la corriente.
Aquí vemos, que ya en el Antiguo Testamento se habla de la confesión de los pecados. No es un invento de la Iglesia Católica como dicen, equivocadamente, nuestros hermanos separados. Podrían cuestionar que en todo caso eso sólo es en el Antiguo Testamento, pero veamos que incluso antes de que Jesús inicie su vida pública, también confesaban sus pecados cuando Juan el Bautista llamaba a la conversión al pueblo de Israel.
Mt 3.6 Y además de confesar sus pecados, se hacían bautizar por Juan en el río Jordán.
Mc 1.5 Toda la provincia de Judea y el pueblo de Jerusalén acudían a Juan para confesar sus pecados y ser bautizados por él en el río Jordán.
Veamos a continuación el evangelio de Juan, cuando Jesús otorga a sus discípulos y a sus sucesores el poder de perdonar o retener los pecados. Lógicamente, para poder perdonar o retener pecados, quién tiene el poder de hacerlo debe conocer previamente cuál es el pecado del que los confiesa, sino ese poder carecería de sentido, pues la absolución de los pecados, dependería entonces del capricho de quien puede perdonarlos. El único sentido correcto, es que primero el sacerdote, debe conocer los pecados de quien se confiesa, para luego perdonarlos o retenérselos, de acuerdo a si hay o no arrepentimiento de por medio.
Jn 20.23 ‘A quienes perdonen sus pecados, serán perdonados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos’.
Por último, cuando ya Jesús había ascendido al Cielo y se había iniciado la vida de la Iglesia, encontramos que se practicaba la confesión por ser una orden de Cristo. Incluso, Pablo, hace la aclaración de que en algunos casos es necesario investigar primero para conocer los pecados de alguien, la única manera de hacerlo, lógicamente, era a través de la confesión.
Hch 19.18 Muchos de los que habían aceptado la fe venían a confesar y exponer todo lo que antes habían hecho.
Stgo 5.16 Reconozcan sus pecados unos ante otros y recen unos por otros para que sean sanados.
2 Cor 2.10 A quien ustedes perdonen, también yo le perdono… Lo perdoné en atención a ustedes en presencia de Cristo.
1 Tim 5.24 Hay personas cuyos pecados son notorios antes de cualquier investigación; los de otros, en cambio, sólo después.
ORACION DE LA FE
Lev 5.5 En todos estos casos el que cometió el delito confesará primero su pecado.
Sir 4.26 No te avergüences de confesar tus pecados: no nades contra la corriente.
Aquí vemos, que ya en el Antiguo Testamento se habla de la confesión de los pecados. No es un invento de la Iglesia Católica como dicen, equivocadamente, nuestros hermanos separados. Podrían cuestionar que en todo caso eso sólo es en el Antiguo Testamento, pero veamos que incluso antes de que Jesús inicie su vida pública, también confesaban sus pecados cuando Juan el Bautista llamaba a la conversión al pueblo de Israel.
Mt 3.6 Y además de confesar sus pecados, se hacían bautizar por Juan en el río Jordán.
Mc 1.5 Toda la provincia de Judea y el pueblo de Jerusalén acudían a Juan para confesar sus pecados y ser bautizados por él en el río Jordán.
Veamos a continuación el evangelio de Juan, cuando Jesús otorga a sus discípulos y a sus sucesores el poder de perdonar o retener los pecados. Lógicamente, para poder perdonar o retener pecados, quién tiene el poder de hacerlo debe conocer previamente cuál es el pecado del que los confiesa, sino ese poder carecería de sentido, pues la absolución de los pecados, dependería entonces del capricho de quien puede perdonarlos. El único sentido correcto, es que primero el sacerdote, debe conocer los pecados de quien se confiesa, para luego perdonarlos o retenérselos, de acuerdo a si hay o no arrepentimiento de por medio.
Jn 20.23 ‘A quienes perdonen sus pecados, serán perdonados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos’.
Por último, cuando ya Jesús había ascendido al Cielo y se había iniciado la vida de la Iglesia, encontramos que se practicaba la confesión por ser una orden de Cristo. Incluso, Pablo, hace la aclaración de que en algunos casos es necesario investigar primero para conocer los pecados de alguien, la única manera de hacerlo, lógicamente, era a través de la confesión.
Hch 19.18 Muchos de los que habían aceptado la fe venían a confesar y exponer todo lo que antes habían hecho.
Stgo 5.16 Reconozcan sus pecados unos ante otros y recen unos por otros para que sean sanados.
2 Cor 2.10 A quien ustedes perdonen, también yo le perdono… Lo perdoné en atención a ustedes en presencia de Cristo.
1 Tim 5.24 Hay personas cuyos pecados son notorios antes de cualquier investigación; los de otros, en cambio, sólo después.
ORACION DE LA FE
Yo creo, Señor; en Ti
que eres la Verdad Suprema. Creo en todo lo que me has revelado. Creo en todas las verdades que
cree y espera mi Santa Madre la Iglesia
Católica y Apostólica. Fe en la que nací
por tu gracia, fe en la que quiero vivir y
luchar, fe en la que quiero morir.
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