En la Misa celebrada en Casa Santa Marta este
jueves 14 de junio, el Papa Francisco reflexionó sobre la costumbre de
insultarse y de amenazarse, y advirtió que se trata de una costumbre que mata y
cuyo origen se encuentra en la envidia.
La invitación que hace Jesús en el Evangelio del día, “ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas
con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al
guardia, y te metan en la cárcel”, es un acto de “sabiduría humana: siempre es mejor
un mal acuerdo que un buen juicio”, explicó el Pontífice.
En este sentido, el Papa reflexionó sobre las palabras de Jesús en
contra de los insultos, un problema que, según señaló en la homilía, es hoy más
actual que nunca. “Los insultos citados por Jesús
son insultos anticuados. Hoy tenemos un elenco de insultos más fuertes, más
folclóricos, más coloridos”.
Se trata de una costumbre muy dañina y, Jesús, al mandamiento “no matará, le añade: “Todo aquel que se encolerice
contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano
‘imbécil’, será reo ante el Sanedrín; y el que le llame ‘renegado’, será reo de
la gehenna de fuego”.
Por lo tanto, “llamar al hermano ‘estúpido’
o ‘loco’ comporta una condena”, porque el insulto “es el comienzo del asesinato, y al descalificar a otro,
le quitas el derecho a ser respetable, lo echas a un lado y lo matas para la
sociedad”.
En este sentido, Francisco lamentó que “estamos
habituados a respirar el aire de los insultos. Basta con ir en coche en hora
punta. Ahí encontramos un carnaval de insultos. La gente es creativa al
insultar”.
Además, señaló que el peligro del insulto también se encuentra en que “en muchas ocasiones el insulto nace de la envidia”.
“Cuando una persona tiene una minusvalía, mental o
física, no supone una amenaza, y por lo tanto no hay necesidad de insultarla.
Pero cuando una persona hace algo que no gusta, lo insultamos y le hago pasar
por ‘minusválido’: minusválido mental, minusválido social, minusválido
familiar, sin capacidad de integración”.
“Por ese motivo, el insulto mata: mata el futuro de
una persona, mata el camino de una persona. Es la envidia la que abre la
puerta, porque cuando una persona tiene algo que me amenaza, la envidia me
lleva a insultarla. Casi siempre encontramos envidia ahí”.
El Pontífice añadió que el Libro de la Sabiduría “nos dice que por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo.
Es la envidia la que te lleva a la muerte”.
Frente a la envidia, Jesús ofrece el remedio de la reconciliación. “La reconciliación no es una actitud de buenas maneras,
no. Es una actitud radical, una actitud que trata de respetar la dignidad del
otro y también la mía. Del insulto a la reconciliación, de la envidia a la
amistad. Este es el camino que Jesús nos ofrece hoy”.
Redacción ACI Prensa
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