sábado, 8 de febrero de 2020

LA INTOLERANCIA PROGRE. “¿Y SI SE ENSEÑARA EL NAZISMO EN LAS ESCUELAS?”


Karl Popper, uno de esos intelectuales “de avanzada” que sigue la progresía actual, planteaba en su famosa paradoja de la tolerancia más o menos lo siguiente:
“Una sociedad no puede ser ilimitadamente tolerante pues, de lo contrario, su capacidad de ser tolerante finalmente sería destruida por los intolerantes”.
Consecuencia: hay que ser tremendamente intolerante con los intolerantes reprimiendo –con perdón de la palabra– y coartando toda libertad de expresión de los “fachos”.
Y el lector se preguntará:
- “¿Pero quién define quiénes son los intolerantes?¿quién es el ‘fascista?¿quién es el enemigo?”
A lo que respondemos fácilmente con Sartre:
- “El infierno son los otros”.
Pues más allá de que Popper mismo al parecer, se estuviera refiriendo no sólo a los nazis (los malos de siempre, claro) sino también a los comunistas, el mundillo progre (liberales y socialistas incluidos) siempre han estado de acuerdo en que no se puede dar ni un metro de ventaja al enemigo.
Y si no, repasemos lo que sucedió hace días en una escuela de Buenos Aires, Argentina, donde un profesor enseñó a sus alumnos la figura y las ideas del terrorista y escritor comunista, Rodolfo Walsh,  ideólogo del atentado del Comedor de la Policía Federal donde murieron más de veinticuatro personas, en 1976 [1].
Las autoridades, preocupadas por lo sesgado de sus ideas, le solicitaron que, amén del pensamiento del terrorista, diese “todas las perspectivas” (es decir, le pedían que explicara la verdad completa de lo sucedido con la subversión guerrillera de los ‘70), a lo que respondió:
Hay temas en los que no se puede dar igual peso a las perspectivas, pues no se me podría pedir, por ejemplo, que presente una perspectiva que defienda al nazismo”.
Y acá está la gran hipocresía: ¿por qué no se podría enseñar la ideología nazi si se enseña la ideología comunista?
Porque no; punto.
¿Cómo terminó la cosa? Pues de la mejor manera.
Los directivos le enviaron un telegrama de despido, aplicándole, quizás, “la paradoja de la intolerancia”.
Era un zurdito “intolerante”.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
[1] Rodolfo Walsh desapareció en 1977. Sólo el padre Leonardo Castellani, en un memorable almuerzo con Videla, Sábato, Borges y otras celebridades, pidió por su paradero, como también por el de Haroldo Conti mientras el resto callaba.

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