El Arzobispo de Barcelona (España), Cardenal Juan
José Omella, afirmó que en los enfermos se encuentra la presencia de Jesucristo
que no abandona nunca y que ayuda siempre a cargar la cruz.
“La experiencia de la enfermedad propia y ajena
debería permitirnos seguir dando gracias a la vida, a pesar del sufrimiento, y
saber descubrir la providencia de Dios. Es una oportunidad para tomar
conciencia de nuestras limitaciones y plantearnos el sentido último de nuestra
existencia”, escribió el Cardenal en su carta
dominical publicada este domingo, titulada “Ante la
enfermedad”.
“En los enfermos encontramos la presencia de
Jesucristo. Siempre está a nuestro lado dispuesto a ayudarnos a cargar la cruz.
Si le abrimos la puerta de nuestro corazón, Jesús se revela en nuestro
padecimiento y nos abre a la esperanza. Poco a poco emerge un coraje y una
serenidad que no son nuestros”, continuó.
El Purpurado español indicó asimismo que “Jesús
nunca nos abandona, sino que nos invita a dejarnos abrazar por Él: «Venid a mí
todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré» (Mt 11, 28)”.
“Jesús nos ofrece la posibilidad de dar un sentido
espiritual a nuestro sufrimiento. Jesús nos invita a unir nuestro sufrimiento a
su dolor, para ofrecerlo al Padre por la salvación de toda la humanidad”, resaltó.
El Arzobispo de Barcelona destacó también que “la
enfermedad nos permite valorar la salud y las cosas realmente importantes y a
la vez relativizar los problemas que normalmente magnificamos”.
“A pesar de la falta de fuerzas, las pequeñas cosas
que hacemos y que recibimos cuando estamos enfermos adquieren un sentido
extraordinario; son un verdadero regalo: una sonrisa, un abrazo, una llamada
inesperada, una visita, un paseo”, prosiguió.
El Cardenal Omella refirió luego que “aunque
parezca paradójico, esa debilidad y vulnerabilidad nos hacen también fuertes,
nos curten y nos hacen madurar. Con la ayuda de Dios, y el apoyo de nuestros
seres queridos, podemos ser capaces de dar la vuelta a la adversidad y poner al
mal tiempo buena cara”.
Tras alentar a superar la actitud de “cierto
rechazo” que pueden haber en quienes no viven la enfermedad, el
Purpurado español concluyó su carta agradeciendo la labor de “todas las personas que cuidáis y acompañáis a enfermos,
dándoles vuestro afecto. Gracias por ser sus ángeles. Virgen de Lourdes, ruega
por nosotros”.
Redacción ACI Prensa
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