Una vez que se
estableció la fecha y los días preparatorios a la Pascua de Resurrección, en
los siglos siguientes, es decir, en los siglos VI-VII comenzó el ayuno
cuaresmal.
Por: Felipe Santos |
Allá
por el siglo IV se fijó, por fin, la duración de la Cuaresma en 40 días.
Una vez que se estableció la fecha y los días preparatorios a la Pascua de Resurrección, en los siglos siguientes, es decir, en los siglos VI-VII comenzó el ayuno cuaresmal.
Hubo sus controversias. Los cristianos pensaban que los domingos no se podía ayunar porque es y era la celebración del día del Señor.
Para evitar esta dificultad, se pensó que lo mejor era llevar el comienzo de la Cuaresma al miércoles anterior al primer domingo de cuaresma. Así quedan exactamente los cuarenta días marcados.
LA CENIZA
Una de las preguntas más frecuentes que se hace la juventud de hoy es ésta: ¿Por qué la ceniza? No entienden mucho de qué va el tema, ya que lo religioso no es – por supuesto- un índice alto de su cultura en muchos de ellos. Y pienso que conviene saber de todo.
Si uno se adentra en la Biblia, comprende pronto que la “Ceniza” es un signo de penitencia. De hecho, aunque choque a nuestra cultura actual, en los primeros siglos del Cristianismo había una fuerte tradición muy arraigada entre la gente. Se rociaba con la ceniza a los penitentes “públicos” como una señal clara del arrepentimiento de sus faltas.
Esta ceniza- conviene recordarlo y aprenderlo por si se desconoce- proviene de los ramos de olivo bendecidos el Domingo de Ramos el año anterior. Esta costumbre data nada menos que del siglo XII.
Para los penitentes- en los primeros siglos- el gesto de la ceniza simbolizaba o expresaba el camino cuaresmal de los ”que querían recibir la reconciliación al final de los cuarenta días y, en concreto, el Jueves Santo”.
Iban vestidos con hábito penitencial y con la ceniza que ellos mismos se imponían en la cabeza. Era la forma clara de expresar ante el mundo que se consideraban pecadores y tenían deseos de conversión.
En el siglo XI desapareció la institución de los penitentes como grupo. Se vio la necesidad de que todos recibieran la ceniza como signo de que tos necesitaban un giro y un cambio a su vida.
HOY
La ceniza la reciben libremente los creyentes en las iglesia mediante la audición algún texto de la Biblia o bien dentro de la Misa y se pone en la frente.
¿CUÁL ES EL SIMBOLISMO DE LA CENIZA?
A nivel humano, psicológico y religioso la ceniza indica a las claras lo que todos el mundo necesita:
1) Tomar conciencia de que es un ser débil y necesita de vez en cuando hacer un stop en su vida diaria encaminada- se quiera o no se quiera- hacia el encuentro con el Señor en la Pascua a través de la muerte.
2) Quien más quien menos es consciente de sus defectos y de su condición de que no es coherente con en su conducta. Esto le conduce a mejorarse y a darle una nueva orientación a su existencia, siendo alegre para él mismo, para los otros y según el criterio de su propia fe.
3) Esta debilidad encuentra su recuperación en el hontanar de donde mana el agua limpia y la fuerza que Dios concede a todo aquel o aquella que acuden a él mediante la plegaria más frecuente en estos cuarenta días de marcha hacia la glorificación de Dios y del propio ser humano, mediante el ayuno y abstinencia el miércoles de ceniza y viernes santo, y la abstinencia todos los viernes de cuaresma. Lo hacen quienes tengan de 14 a 59 años.
Cuando se vive este tiempo especial bajo la óptica de lo religioso- en cualquier religión- entonces este símbolo de la ceniza recobra todo el esplendor que aparece en las primeras páginas de la Biblia: ”Dios formó al hombre con el polvo de la tierra. Eso es lo que significa el nombre de “Adán”.
Y se le recuerda al hombre- sumido en mil negocios estresado por el trabajo: “hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho”.
Todo este proceso está permeado por dolor, el sufrimiento, la alegría y el gozo, el luto y el arrepentimiento.
Sabes, me imagino, por tus estudios, que en los monasterios de antes, cuando moría un monje o monja, se ponía a los moribundo extendidos en el suelo recubierto de con ceniza dispuesta en forma de cruz.
La ceniza se mezcla a veces con los alimentos de los ascetas y la ceniza bendita se utiliza en ritos como la consagración de una iglesia.
Como ves, el hecho de que hoy vayan tantos cristianos a recibir la ceniza en la frente, no es nada nuevo. Todo ser humano siente la necesidad de profundizar en los interrogantes de su existencia y en los motivos de por qué actúa de una u otra forma. Toda persona- alguna vez en su vida- recuerda frases como éstas: ”La vida no es más que una muerte lenta” ( San Agustín).
-La muerte os espera en todas partes; pero, si sois prudentes en todas partes la esperáis vosotros” (San Bernardo de Claraval).
-Aceptar con contento la muerte puede ser mejor que desearla” (Browne, sir Thomas, médico y escritor inglés).
- “La muerte sólo se presenta una vez, pero se anuncia en todos los momentos de la vida; es más cruel tenerla que sufrirla” (Jean de la Bruyère, escritor y moralista francés).
Y aunque los templos no tengan “overbooking”, hay quienes hoy al menos se acuerdan de que no son eternos.
Una vez que se estableció la fecha y los días preparatorios a la Pascua de Resurrección, en los siglos siguientes, es decir, en los siglos VI-VII comenzó el ayuno cuaresmal.
Hubo sus controversias. Los cristianos pensaban que los domingos no se podía ayunar porque es y era la celebración del día del Señor.
Para evitar esta dificultad, se pensó que lo mejor era llevar el comienzo de la Cuaresma al miércoles anterior al primer domingo de cuaresma. Así quedan exactamente los cuarenta días marcados.
LA CENIZA
Una de las preguntas más frecuentes que se hace la juventud de hoy es ésta: ¿Por qué la ceniza? No entienden mucho de qué va el tema, ya que lo religioso no es – por supuesto- un índice alto de su cultura en muchos de ellos. Y pienso que conviene saber de todo.
Si uno se adentra en la Biblia, comprende pronto que la “Ceniza” es un signo de penitencia. De hecho, aunque choque a nuestra cultura actual, en los primeros siglos del Cristianismo había una fuerte tradición muy arraigada entre la gente. Se rociaba con la ceniza a los penitentes “públicos” como una señal clara del arrepentimiento de sus faltas.
Esta ceniza- conviene recordarlo y aprenderlo por si se desconoce- proviene de los ramos de olivo bendecidos el Domingo de Ramos el año anterior. Esta costumbre data nada menos que del siglo XII.
Para los penitentes- en los primeros siglos- el gesto de la ceniza simbolizaba o expresaba el camino cuaresmal de los ”que querían recibir la reconciliación al final de los cuarenta días y, en concreto, el Jueves Santo”.
Iban vestidos con hábito penitencial y con la ceniza que ellos mismos se imponían en la cabeza. Era la forma clara de expresar ante el mundo que se consideraban pecadores y tenían deseos de conversión.
En el siglo XI desapareció la institución de los penitentes como grupo. Se vio la necesidad de que todos recibieran la ceniza como signo de que tos necesitaban un giro y un cambio a su vida.
HOY
La ceniza la reciben libremente los creyentes en las iglesia mediante la audición algún texto de la Biblia o bien dentro de la Misa y se pone en la frente.
¿CUÁL ES EL SIMBOLISMO DE LA CENIZA?
A nivel humano, psicológico y religioso la ceniza indica a las claras lo que todos el mundo necesita:
1) Tomar conciencia de que es un ser débil y necesita de vez en cuando hacer un stop en su vida diaria encaminada- se quiera o no se quiera- hacia el encuentro con el Señor en la Pascua a través de la muerte.
2) Quien más quien menos es consciente de sus defectos y de su condición de que no es coherente con en su conducta. Esto le conduce a mejorarse y a darle una nueva orientación a su existencia, siendo alegre para él mismo, para los otros y según el criterio de su propia fe.
3) Esta debilidad encuentra su recuperación en el hontanar de donde mana el agua limpia y la fuerza que Dios concede a todo aquel o aquella que acuden a él mediante la plegaria más frecuente en estos cuarenta días de marcha hacia la glorificación de Dios y del propio ser humano, mediante el ayuno y abstinencia el miércoles de ceniza y viernes santo, y la abstinencia todos los viernes de cuaresma. Lo hacen quienes tengan de 14 a 59 años.
Cuando se vive este tiempo especial bajo la óptica de lo religioso- en cualquier religión- entonces este símbolo de la ceniza recobra todo el esplendor que aparece en las primeras páginas de la Biblia: ”Dios formó al hombre con el polvo de la tierra. Eso es lo que significa el nombre de “Adán”.
Y se le recuerda al hombre- sumido en mil negocios estresado por el trabajo: “hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho”.
Todo este proceso está permeado por dolor, el sufrimiento, la alegría y el gozo, el luto y el arrepentimiento.
Sabes, me imagino, por tus estudios, que en los monasterios de antes, cuando moría un monje o monja, se ponía a los moribundo extendidos en el suelo recubierto de con ceniza dispuesta en forma de cruz.
La ceniza se mezcla a veces con los alimentos de los ascetas y la ceniza bendita se utiliza en ritos como la consagración de una iglesia.
Como ves, el hecho de que hoy vayan tantos cristianos a recibir la ceniza en la frente, no es nada nuevo. Todo ser humano siente la necesidad de profundizar en los interrogantes de su existencia y en los motivos de por qué actúa de una u otra forma. Toda persona- alguna vez en su vida- recuerda frases como éstas: ”La vida no es más que una muerte lenta” ( San Agustín).
-La muerte os espera en todas partes; pero, si sois prudentes en todas partes la esperáis vosotros” (San Bernardo de Claraval).
-Aceptar con contento la muerte puede ser mejor que desearla” (Browne, sir Thomas, médico y escritor inglés).
- “La muerte sólo se presenta una vez, pero se anuncia en todos los momentos de la vida; es más cruel tenerla que sufrirla” (Jean de la Bruyère, escritor y moralista francés).
Y aunque los templos no tengan “overbooking”, hay quienes hoy al menos se acuerdan de que no son eternos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario