El Papa Francisco expresó su preocupación por el
“aumento de la tensión entre Irán y los Estados Unidos” y realizó un llamado
para que “todas las partes interesadas eviten el aumento de la confrontación”.
Así lo dijo el Pontífice al pronunciar este 9 de
enero su discurso al Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede durante la
tradicional audiencia de felicitaciones por el nuevo año.
Tras recordar a la Comunidad Internacional la urgencia de “encontrar soluciones adecuadas y con amplitud de miras
que permitan al querido pueblo sirio, exhausto por la
guerra, reencontrar la paz y comenzar la reconstrucción del país” el
Santo Padre se refirió a la actual situación en Oriente Medio.
“De modo particular, son preocupantes las señales
que llegan de toda la región, después del aumento de la tensión entre Irán
y los Estados Unidos y que amenazan poner en riesgo ante todo el lento
proceso de reconstrucción de Irak, como también crear las bases de
un conflicto a mayor escala que todos desearíamos poder evitar”, advirtió el Papa.
En esta línea, el Papa Francisco renovó su llamado “para que todas las partes interesadas eviten el aumento
de la confrontación y mantengan encendida la llama del diálogo y del
autocontrol, en el pleno respeto de la legalidad internacional”.
Al recordar los países que visitó el Pontífice en 2019, mencionó el
llamado conjunto que firmó en Marruecos junto al Rey Mohamed VI sobre Jerusalén que reconoce “la singularidad y la sacralidad de Jerusalén / Al Qods
Acharif, y teniendo en cuenta su significado espiritual y su vocación peculiar
como Ciudad de Paz”.
“Y desde Jerusalén, ciudad amada por los fieles de
las tres religiones monoteístas, que está llamada a ser un lugar símbolo de
encuentro y de coexistencia pacífica, en el que se cultivan el respeto
recíproco y el diálogo, mi pensamiento no puede dejar de ir a toda
la Tierra Santa, para recordar la urgencia de que la Comunidad
internacional entera, con valentía y sinceridad, y en el respeto del derecho
internacional, confirme de nuevo su compromiso de sostener el proceso de paz
israelí-palestino”, añadió el Papa.
Además, el Santo Padre dirigió su pensamiento a Yemen “que vive una de
las más graves crisis humanitarias de la historia reciente, en un clima de
indiferencia general por parte de la Comunidad internacional, y a Libia, que desde hace muchos años
experimenta una situación de conflicto, agravada por las incursiones de grupos
extremistas y una nueva escalada de violencia en los últimos días”.
En este sentido, el Pontífice condenó también “el
flagelo de la explotación y del tráfico de seres humanos, que es alimentado
por personas carentes de escrúpulos, que explotan la pobreza y el sufrimiento
de los que huyen de situaciones de conflicto o de la pobreza extrema” y
alertó que muchas personas “terminan presa de
auténticas mafias que los retienen en condiciones deshumanas y degradantes, y
los hacen objeto de torturas, violencias sexuales, extorsiones”.
Redacción ACI Prensa
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