Una guía paso a paso.
Por: Silvana
Ramos | Fuente: Catholic-link.com
La primera vez que fui a visitar el
Santísimo tenía 8 años. Fue con
motivo de mi preparación para la Primera Comunión. La hermana que nos preparaba
contaba con mucha reverencia y ardor que dentro del sagrario se encontraba una
puerta hacia el cielo. A los 8 años, tomé esta explicación literalmente y pensé
que cuando abriera aquella puertecita podría cruzar hacia un mundo maravilloso:
El cielo. Cuál sería mi desconcierto a ver la
custodia con una hostia consagrada dentro. No entendí nada.
No solo pasa a los 8 años, tratar de entender
que un pedazo (casi insignificante) de pan es el mismo cuerpo de Cristo, no es
algo fácil de entender y a la vez es algo que a uno lo deja maravillado. Ir a
adorar al Santísimo Sacramento, sobre todo las primeras veces, puede ser que no
sea sencillo. No entendemos, nos aburrimos, no sabemos qué decir, entramos
brevemente, hacemos una señal de la Cruz rápida y volvemos a salir.
Si supiéramos la gracia tan enorme de la
Adoración Eucarística nos pasaríamos días enteros de rodillas frente al altar.
Adorar al Santísimo es acompañar al mismo Jesús en el momento de su sacrificio
por la humanidad. El mismo Jesús nos enseña esto, a través de santa Margarita
de Alacoque (con quién inició esta práctica): «En
adelante, todas las semanas, la noche del jueves al viernes, practicarás una
Hora Santa, para hacerme compañía y participar en mi oración del Huerto».
Así pues, hoy hemos querido traerles una breve guía para ir a adorar al Santísimo.
Te recomendamos que lleves contigo la Biblia o consigas un devocionario o algún
libro espiritual de un santo.
1.
SALUDO INICIAL (ENTRAR EN SILENCIO)
Ingresa en silencio y con reverencia a la
iglesia o a la capilla del Santísimo. Arrodíllate con las dos
rodillas frente a Él y realiza la señal de la Cruz. Recuerda que es Dios quien se encuentra en ese pedazo de pan.
2.
ORACIÓN DE PREPARACIÓN
Luego de acomodarte en una de las bancas o
reclinatorios, de rodillas, realiza una oración para
preparar tu corazón. Puede ser
una que tú mismo hagas espontáneamente o una que saques de algún devocionario.
Te recomendamos esta oración del S.S. Pio XII: «Oh Dulcísimo Jesús, que
escondido bajo los velos eucarísticos, escuchas piadoso nuestras súplicas
humildes, para presentarlas al trono del Altísimo, acoge ahora los anhelos
ardientes de nuestros corazones. Ilumina nuestras inteligencias, reafirma nuestras
voluntades, revitaliza nuestra constancia y enciende en nuestros corazones la
llama de un santo entusiasmo, para que, superando nuestra pequeñez y venciendo
toda dificultad, sepamos ofrecerte un homenaje no indigno de tu grandeza y
majestad y adecuado a nuestras ansias y santos deseos. Amen».
3.
LECTURA ESPIRITUAL Y MEDITACIÓN
La puedes escoger en ese mismo momento, pero
también es conveniente que leas el Evangelio del día, o
escojas una lectura de tu devocionario. Luego de esta lectura haz silencio y medita
lo que acabas de leer. Es importante que en este momento trates de silenciar tu
mente y tu corazón para escuchar lo que Dios te dice. El silencio es aquella
puerta que predispone al alma para escuchar. Si lees una escena del Evangelio
puedes imaginarte la escena y meditar sobre lo que te dice, sobre cómo
participas tú y sobre los sentimientos y pensamientos que esta lectura suscita
en tu corazón.
4.
ESCRIBE
Esta es una práctica personal que sirve mucho. Puedes llevar un diario del Santísimo
donde escribas algunas meditaciones de lo que acabas de pensar y sentir.
Esto es como una ayuda memoria para tu vida espiritual y te recuerda los
momentos que, al lado del mismo Dios, acabas de vivir. Volver a nuestros
encuentros con el Señor nos fortalece en los momentos difíciles.
5.
ORA
Luego de tu meditación puedes rezar
un rosario, el vía crucis, alguna oración sobre la Eucaristía o la Liturgia de
las horas (esto último de acuerdo a la hora en que te encuentres).
6.
REALIZA UNA COMUNIÓN EUCARÍSTICA O LA ESTACIÓN EUCARÍSTICA
Frente al Santísimo expuesto puedes recibirlo en tu corazón realizando una comunión
espiritual. Esta comunión es también válida si por algún
impedimento no puedes recibir el sacramento de la Eucaristía. Te dejamos esta
oración, que no es la única (existen otras más que puedes consultar). Luego de
la comunión espiritual puedes realizar la llamada Estación ante el santísimo
que consiste en rezar cinco veces el padrenuestro, el avemaría y el Gloria en
memoria de las cinco llagas de Jesús crucificado y un padrenuestro más por las
intenciones del Santo Padre.
«Creo, Jesús mío, que estás
real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del
Altar. Os amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro
de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora
sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a
Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén».
7.
ORACIÓN FINAL (ALABANZAS DE DESAGRAVIO)
Al terminar tu adoración realiza una oración de
despedida, puede ser propia o también del devocionario. Agradece por el momento
vivido, ofrece la adoración por alguien necesitado y pide lo que necesites. Así
también puedes decir las alabanzas de desagravio que son oraciones que tiene la
finalidad de luchar contra el mal del mundo:
«Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo
Nombre.
Bendito sea Jesucristo,
verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el nombre de
Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo
Corazón.
Bendita sea su Preciosísima
Sangre.
Bendito sea Jesús en el
Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu
Santo Paráclito. Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María
Santísima.
Bendita sea su Santa e
Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa
Asunción.
Bendito sea el nombre de
María Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su
castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en sus
Ángeles y en sus Santos. Amén».
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