¿Por qué seguimos
juntos? Si la apatía y el desencanto han tomado nuestro matrimonio por asalto.
Todo lo que alguna vez nos unió parece ser lo mismo que ahora nos separa.
Solía reírme tanto de tus
bromas, ahora no soporto ese sentido del humor tan infantil y sin sentido. No
puedo entender cómo amabas el que estuviera pendiente de ti y ahora no puedo ni
sugerir la camisa que podrías usar. ¿Qué nos ha
pasado?, ¿cómo podemos soportar esto?
Muchas parejas llegan a un
punto en su historia matrimonial donde estas preguntas afloran. Pareciera que la apatía y el desamor hubieran secuestrado nuestra
historia, y todo lo que fue amor y comprensión hoy suena a queja y
descontento.
TIEMPOS DIFÍCILES EN NUESTRO MATRIMONIO
Vivimos en una época en que el
desarrollo y la tecnología nos han proporcionado demasiado conocimiento sobre
el ser humano. Contamos con un sin fin de estudios, libros, técnicas que son
útiles y se ponen al servicio de los matrimonios para
ayudarnos no solo a sobrevivir las crisis, sino más bien a evitarlas.
Las redes sociales están
llenas de estos consejos. Tenemos la teoría clara, nos hemos aprendido las
listas de memoria e incluso hemos puesto actos concretos para llevar a cabo
todas estas recomendaciones. Aún así los tiempos difíciles llegan y parece que
nos agobian. La salida y la ruptura
cada vez se vislumbran como el término inevitable al que llegaremos tarde o
temprano. El amor es eterno, hasta que lo eterno se acaba.
LA RELACIÓN ES DE DOS
La relación es de dos, no solo
uno es el que debe dar todo, es un trabajo en equipo efectivamente. Nada más
cierto que esto, pero más allá de las actitudes humanas hay algo más que se nos
va de las manos.
Cómo explicar esa desidia, ese
«ya no puedo más». Tal vez nos han herido
demasiado y hemos herido también, tal vez el resentimiento es muy grande. Tantos «tal vez», y de pronto no sabemos de dónde algo
aparece, una luz, un pequeño empujón para seguir remando en nuestro matrimonio.
¿De dónde saco
la fuerza para poder reponerme a ese dolor?, ¿de dónde nace ese impulso para
amar cuando parece que el amor se ha agotado? Cómo es que luego de tanta
apatía puedo tomar la decisión de hacerte un omelette como el que comes en casa a pesar de estar a
miles de kilómetros de distancia…
No solo me lo he preguntado
una y otra vez, sino que también he sido testigo de ese tipo de fuerza que nace
cuando parece que ya no queda nada.
UNA FUERZA QUE SOLO PUEDE VENIR DE LA ÚNICA FUENTE
INAGOTABLE DEL AMOR
Dios. Sí, Dios. En una época
donde nos concentramos en buscar respuestas sustentadas en la ciencia, en el
estudio de la psicología y el comportamiento del hombre. Cuando todo parece que
necesita una respuesta «racionalista», que
considera solo la verdad de lo que se puede comprobar empíricamente, de lo que
se tienen datos concretos.
Siendo que estas verdades
pueden cambiar cuando otros experimentos, provenientes de nuevas teorías los
descarten. Así es la ciencia, certera hasta que una nueva
teoría la completa o reescribe la anterior. Una ciencia que no se opone a Dios, pero que desde hace ya
bastante tiempo atrás lo sacó de la ecuación.
Dios. Lo digo con convicción,
sustento, razón y fe. Sí, fe sobrenatural, alimentada por Dios mismo y
fortalecida por el testimonio de tantos a los que el amor pareció secárseles y
de pronto, casi sin saber cómo, volvió como en torrente de aguas inagotables a
su matrimonio. El amor proviene de Dios. Punto.
No desprecio a la ciencia, ni
a la terapia de parejas, son indescriptiblemente útiles. Desde luego la
recomiendo y no solo en épocas de crisis, que gran tarea la de los psicólogos,
consejeros y terapeutas de pareja. Pero admitamos que la ciencia sola no
funciona, la compañía, la intercesión de Dios en
nuestras vidas es innegable.
Si solo lo intentaras.
En época de crisis, a tiempo y
a destiempo, pide ayuda a Dios por tu matrimonio, hazlo persistentemente, casi
porfiadamente, sin descanso. Dios siempre escucha. Esa fuerza para hacer un omelette cuando solo quieres tirar la sartén
por la cabeza… no viene de ti.
Escrito por Silvana Ramos
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