El famoso teólogo español José Antonio Fortea hizo
una profunda reflexión sobre el recientemente concluido Sínodo de la Amazonía,
y aseguró que para evangelizar esta región no se requiere una “ruptura” con “la
escolástica medieval ni con los grandes tratados dogmáticos de mediados del
siglo XX”.
En un artículo titulado “Mi reflexión personal
postsinodal”, el Padre Fortea cuestionó si acaso “¿en los años 70 y 80 no se
favoreció una cierta ruptura? ¿No se persiguió a los grupos eclesiales que no
se sometieran a una evangelización más humana? Por supuesto que sí”.
“Y los resultados están ahora a la vista de todos.
Donde mayor fue la ruptura, mayores fueron los frutos de esa ruptura. Yo
lo he visto con mis propios ojos en esas tierras”, dijo.
El sacerdote español precisó que “no estoy
diciendo: ‘Encumbremos a los tradicionalistas’. De ninguna manera. Pero si
escuchásemos la opinión externa de los venerables patriarcas ortodoxos,
sacaríamos mucha luz de cómo ellos ven la situación”.
El Padre Fortea indicó luego que “los
evangélicos han hecho la pesca más impresionante que podamos imaginar en esas
tierras amazónicas. También de sus predicaciones sacaríamos mucha luz para
entender por qué las almas han preferido a los que les predicaban la Palabra
frente a aquellos que se quedaban más en lo humano”.
En su artículo, el sacerdote también precisó que “es falsa” la visión de que el Sínodo de la Amazonia sea “una reunión maligna de los que quieren destruir a la
Iglesia”.
“Sé que los obispos de la Amazonia son individuos
sencillos que aman al prójimo y que defienden la fe católica; nadie es hereje,
mientras no se demuestre lo contrario”, añadió.
Sin embargo, precisó, el clamor de las voces contrarias al Sínodo “de ninguna manera puede ser despreciado”, por lo
que se preguntó: “¿Qué ha sucedido para que el
sínodo sea visto como una traición a la Iglesia?”.
Para el sacerdote, “resulta ridículo pensar
que todos los obispos de la Amazonia son ultraprogresistas. Pero, dado que esta
reacción hostil tiene su origen en el modo en que se percibe el esquema mental
de los obispos progresistas –que ciertamente los hay– se requiere que sea
alguien de fuera, alguien de fuera de ese esquema, el que explique a los
criticados por qué son criticados”.
“Los criticados han mostrado bien claramente su
incapacidad de tender puentes hacia esa masa de fieles que han pasado del rechazo
a una enconada hostilidad. La crítica no es unidireccional, pero ahora me tengo
que centrar en la recepción de la crítica por parte de los obispos amazónicos.
O, mejor dicho, por parte de una cierta tendencia presente en no pocos obispos
amazónicos”.
El sacerdote español indicó que “aquí nos
hemos puesto a defender la ecología y lo veo muy bien. Pero es verdad que había
una gran lucha de fondo, una inmensa contienda entre mentalidades eclesiales,
acerca de cómo enfocar la entera evangelización, allí y en cualquier parte del
mundo”.
“Y hay que hacer notar que, según se enfocara el
sínodo según una mentalidad o la otra, los resultados iban a ser muy
distintos”, dijo.
“Recordemos que la Curia Romana tenía todos los
esquemas preparados para el comienzo del Vaticano II. Un cambio en los
instrumentos de trabajo de cada documento y en la organización de los grupos
supuso un cambio radical en las conclusiones”, señaló.
“¿Qué ha pasado para que un sínodo se convierta en
un motor de tensiones? No es que hubiera tensiones y el sínodo las evidenció. ¡Es
el mismo sínodo es que se ha convertido en motor y generador de división!”.
“En el pasado, existían tensiones y un sínodo o un
concilio era instrumento para superarlas. El sínodo siempre se ha visto como
símbolo de unidad e instrumento para ella. Pero, en este caso, la Iglesia, ¡la
Iglesia entera!, sale mucho más dividida en sus sentimientos de lo que lo
estaba antes”, lamentó.
El Padre Fortea precisó que “mis palabras no
significan: ‘Hay que escuchar a los conservadores y abominar de los
progresistas’. Para nada. Conozco a obispos de la Amazonía abiertos a todo lo
noble, a todo lo bueno. Pero a todo lo bueno inscribiéndolo en la corriente de
los santos padres”.
El teólogo español advirtió que “a nivel
global, los fieles de la Iglesia ahora están muy divididos en sus sentimientos.
Aunarlos
se presenta como la más urgente de las tareas”.
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