Oraciones para cada
día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los
días previos a su fiesta (18 al 26 de noviembre)
Por: Devocionario Católico | Fuente: www.devocionario.com
Oración
preparatoria
Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos
misericordiosos al hijo que viene a Ti, lleno de confianza y amor, a implorar
tu maternal protección, y a darte gracias por el gran don celestial de tu
bendita Medalla Milagrosa.
Creo y espero en tu Medalla, Madre mía del
Cielo, y la amo con todo mi corazón, y tengo la plena seguridad de que no me
veré desatendido. Amén.
Leer la reflexión del día
correspondiente.
Oraciones finales
Después de unos momentos de pausa para meditar
el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta
Novena, se terminará rezando:
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que
jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección,
implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza,
a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis
pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis
súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.
Rezar tres avemarías con la
jaculatoria: OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, ROGAD POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS
A VOS.
* * *
Día primero
Comenzar con la oración
preparatoria.
En una medianoche iluminada con luz celeste como
de Nochebuena -la del 18 de julio de 1830- aparecióse por primera vez la Virgen
Santísima a Santa Catalina Labouré, Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl.
Y le habló a la santa de las desgracias y calamidades
del mundo con tanta pena y compasión que se le anudaba la voz en la garganta y
le saltaban las lágrimas de los ojos.
¡Cómo nos ama nuestra Madre del Cielo! ¡Cómo
siente las penas de cada uno de sus hijos! Que tú recuerdo y tu medalla, Virgen
Milagrosa, sean alivio y consuelo de todos los que sufren y lloran en
desamparo.
* * *
Día segundo
Comenzar con la oración
preparatoria.
En su primera aparición, la Virgen Milagrosa
enseñó a Santa Catalina la manera como había de portarse en las penas y
tribulaciones que se avecinaban.
"Venid al pie de este altar -decíale la
celestial Señora-, aquí se distribuirán las gracias sobre cuantas personas las
pidan con confianza y fervor, sobre grandes y pequeños."
Que la Virgen de la santa medalla y Jesús del
sagrario sean siempre luz, fortaleza y guía de nuestra vida.
Meditar y terminar con las
oraciones finales.
* * *
Día tercero
Comenzar con la oración
preparatoria.
En sus confidencias díjole la Virgen Milagrosa a
Sor Catalina: "Acontecerán no pequeñas calamidades. El peligro será
grande. Llegará un momento en que todo se creerá perdido. Entonces yo estaré
con vosotros: tened confianza..."
Refugiémonos en esta confianza, fuertemente
apoyada en las seguridades que de su presencia y de su protección nos da la
Virgen Milagrosa. Y en las horas malas y en los trances difíciles no cesemos de
invocarla: "Auxilio de los cristianos, rogad por nosotros".
Meditar y terminar con las
oraciones finales.
* * *
Día cuarto
Comenzar con la oración preparatoria.
En la tarde del 27 de noviembre de 1830, baja
otra vez del Cielo la Santísima Virgen para manifestarse a Santa Catalina
Labouré.
De pie entre resplandores de gloria, tiene en
sus manos una pequeña esfera y aparece en actitud extática, como de profunda
oración. Después, sin dejar de apretar la esfera contra su pecho, mira a Sor
Catalina para decirle: "Esta esfera representa al mundo entero.., y a cada
persona en particular".
Como el hijo pequeño en brazos de su madre, así
estamos nosotros en el regazo de María, muy junto a su Corazón Inmaculada.
¿Podría encontrarse un sitio más seguro?
Meditar y terminar con las
oraciones finales.
* * *
Día quinto
Comenzar con la oración
preparatoria.
De las manos de María Milagrosa, como de una
fuente luminosa, brotaban en cascada los rayos de luz. Y la Virgen explicó:
"Es el símbolo de las gracias que Yo derramo sobre cuantas personas me las
piden", haciéndome comprender -añade Santa Catalina- lo mucho que le
agradan las súplicas que se le hacen, y la liberalidad con que las atiende.
La Virgen Milagrosa es la Madre de la divina
gracia que quiere confirmar y afianzar nuestra fe en su omnipotente y universal
mediación. ¿Por qué, pues, no acudir a Ella en todas nuestras necesidades?.
Meditar y terminar con las
oraciones finales.
* * *
Día sexto
Comenzar con la oración
preparatoria.
Como marco "¡Oh María, sin pecado
concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!".
Y enseguida oyó una voz que recomendaba llevar
la medalla y repetir a menudo aquella oración-jaculatoria, y prometía gracias
especiales a los que así lo hiciesen.
¿Dejaremos nosotros de hacerlo?. Sería
imperdonable dejar de utilizar un medio tan fácil de aseguramos en todo momento
el favor de la Santísima Virgen.
Meditar y terminar con las oraciones finales.
* * *
Día séptimo
Comenzar con la oración
preparatoria.
Nuestra Señora ordenó a Sor Catalina que fuera
acuñada una medalla según el modelo que Ella misma le había diseñado.
Después le dijo: "Cuantas personas la
lleven, recibirán grandes gracias que serán más abundantes de llevarla al
cuello y con confianza".
Esta es la Gran Promesa de la Medalla Milagrosa.
Agradezcámosle tanta bondad, y escudemos siempre nuestro pecho con la medalla
que es prenda segura de la protección de María.
Meditar y terminar con las
oraciones finales.
* * *
Día octavo
Comenzar con la oración
preparatoria.
Fueron tantos y tan portentosos los milagros
obrados por doquier por la nueva medalla (conversiones de pecadores obstinados,
curación de enfermos desahuciados, hechos maravillosos de todas clases) que la
voz popular empezó a denominarla con el sobrenombre de la medalla de los
milagros, la medalla milagrosa; y con este apellido glorioso se ha propagado
rápidamente por todo el mundo.
Deseosos de contribuir también nosotros a la
mayor gloria de Dios y honor de su Madre Santísima, seamos desde este día
apóstoles de su milagrosa medalla.
Meditar y terminar con las
oraciones finales.
* * *
Día noveno
Comenzar con la oración
preparatoria.
Las apariciones de la Virgen de la Medalla
Milagrosa constituyen indudablemente una de las pruebas más exquisitas de su
amor maternal y misericordioso.
Amemos a quien tanto nos amó y nos ama. "Si
amo a María -decía San Juan Bérchmans- tengo asegurada mi eterna
salvación".
Como su feliz vidente y confidente, Santa
Catalina Labouré, pidámosle cada día a Nuestra Señora, la gracia de su amor y
de su devoción.
Meditar y terminar con las
oraciones finales.
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