martes, 19 de noviembre de 2019

¿CÓMO REZAR EL ROSARIO? GUÍA VISUAL, PASO POR PASO


Si bien el origen del rosario se remonta casi hasta el año 800, con el paso del tiempo ha ido cambiando hasta llegar a la manera en cómo la rezamos hoy en día. Este nos invita a hacer una hermosa meditación sobre la vida de Jesús y de Santa María. Solos o acompañados podemos ofrecer nuestra oración por muchas intenciones pidiendo la intercesión de Nuestra Madre.
El rosario en su forma actual fue entregado por la misma Virgen María a Santo Domingo de Guzmán en el año 1214. Se lo entregó para dar batalla a los herejes y pecadores de aquellos tiempos y además le encomendó que enseñara a rezarlo y a propagar su devoción. Un mandato que sigue vigente y nos compete a todos los católicos. Desde aquellas épocas los cristianos lo rezamos acompañado de la meditación de 15 misterios sobre la vida de Nuestro Señor Jesús y de Santa María. Y, en el año 2002 el Papa Juan Pablo II introdujo 5 misterios adicionales: los Misterios Luminosos. Hoy son 20 misterios los que meditamos.
Si deseas sentirte mucho más cerca de Nuestra Madre, te recomiendo el curso online «Conocer a María para vivir con María». Una increíble oportunidad que también te permitirá alimentar tu amor a Cristo. Sin más introducción, aquí te contamos cómo rezar el rosario. Si eres principiante puedes empezar por rezar un misterio al día hasta que logres completarlo todo. Nunca es tarde para empezar 😉
1. PARA COMENZAR…
Toma el rosario en tus manos y empieza con la señal de la Cruz. Al mismo tiempo que hacemos una cruz en la frente, luego en la boca y finalmente en el pecho repite la siguiente oración:
«Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén».
2. LUEGO USARÁS LA CRUZ QUE ESTÁ EN LA PUNTA DE TU ROSARIO
Rezarás el credo de los Apóstoles, tomando la Cruz, y opcionalmente puedes hacer un acto de contrición (te recomendamos hacerlo).
CREDO DE LOS APÓSTOLES
«Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén».
ACTO DE CONTRICIÓN
«Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén».
3. LAS CUENTAS
Toma la primera cuenta del rosario y empieza con un Padre Nuestro. Le seguirán tres cuentas que simbolizan tres Ave María. Tradicionalmente son ofrecidas para incrementar la fe, la esperanza y la caridad de quienes rezan el rosario y por las intenciones del Santo Padre. Se termina este primer grupo del rosario con el Gloria.
PADRE NUESTRO
«Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén».
AVE MARÍA
«Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén».
GLORIA
«Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén».
4. LOS MISTERIOS DEL ROSARIO
Anunciaremos con reverencia cada misterio del rosario. Los misterios se rezan por días tradicionalmente. Se empieza anunciando el misterio correspondiente seguido de una meditación. No es un simple repetir, es un verdadero recorrido por los principales hechos de la Vida de Jesucristo y de Santa María, al mismo tiempo que ofrecemos, agradecemos y pedimos la intercesión de la Madre por nuestras intenciones.
Luego de haber anunciado el misterio rezamos un Padrenuestro seguido de 10 Ave Marías y terminamos con el Gloria. Luego del Gloria entre misterio y  misterio se reza una Jaculatoria conocida como la Oración de Fátima:
«Oh Jesús, perdónanos nuestros pecados, sálvanos del fuego del infierno y guía todas las almas al Cielo, especialmente aquellas que necesitan más de tu misericordia».
MISTERIOS GOZOSOS (LUNES Y SÁBADO)
1.      La Encarnación del Hijo de Dios.
2.      La Visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel.
3.      El Nacimiento del Hijo de Dios.
4.      La Presentación en el templo y la purificación de la Virgen Santísima.
5.      La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo.

MISTERIOS DOLOROSOS  (MARTES Y VIERNES)
1.      La Oración de Nuestro Señor en el Huerto.
2.      La Flagelación del Señor.
3.      La Coronación de espinas.
4.      El Camino del Monte Calvario.
5.      La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor.

MISTERIOS GLORIOSOS (MIÉRCOLES Y DOMINGO)
1.      La Resurrección del Señor.
2.      La Ascensión del Señor.
3.      La Venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles.
4.      La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
5.      La Coronación de la Santísima Virgen.

MISTERIOS LUMINOSOS (JUEVES)
1.      El Bautismo de Jesús en el Jordán.
2.      La Autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.
3.      El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
4.      La Transfiguración.
5.      La institución de la Eucaristía.

Terminamos el rosario luego de haber rezado los 5 misterios correspondientes al día (o después de haber rezado un misterio cuando usas un denario). Como oración final justo sosteniendo la medalla que se encuentra al centro del rosario dirás la oración de la Salve como signo de alabanza y reconocimiento a Nuestra Madre.
«Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén».
5. ¿DÓNDE REZAR?
Lo sugerido es que puedas rezarlo en un lugar tranquilo donde no tendrás interrupciones. Lo lindo del rosario es que podrías rezarlo prácticamente en cualquier sitio. Caminando solo, sentado en una banca mirando la naturaleza, en la soledad de tu habitación, con amigos en grupo, en tu parroquia, y mi favorito: frente al Santísimo.
6. HAY VARIAS FORMAS DE ROSARIO
¿Sabías que no sólo existe una sola forma de rosario? Existen varias. El original rosario católico, el que la Virgen le entregó a Santo Domingo tiene 50 cuentas. Pero también existen los denarios que representan una decena del rosario y por su tamaño los puedes llevar fácilmente contigo.
7. ALGUNOS RECURSOS QUE TE PUEDEN SER ÚTILES PARA REZARLO
El rosario del Papa Juan Pablo II: Spotify.
Rosario Pro: Play Store. 
El santo rosario: Play Store.
«Sabéis que es necesario rezar y debéis hacerlo meditando y recordando lo que Jesús ha hecho y sufrido por nosotros: los misterios de su infancia, de su pasión y su muerte, y de su resurrección gloriosa. Recitando vuestro misterio o decena, seguís la inspiración del Espíritu Santo que, instruyéndolos interiormente os lleva a imitar más de cerca a Jesús, haciéndonos rezar con María, y sobre todo, como María» (San Juan Pablo II).
Escrito por Silvana Ramos

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