Llevaba 11 años decidiendo cuándo hacerlo
Marieke
Vervoort, la atleta paralímpica, murió a los 40 años. El Ayuntamiento de su
localidad natal, Diest, anunció su fallecimiento tras abandonar el tratamiento
que recibía en un hospital y someterse a una eutanasia.
(Marca) Vervoot anunció antes de los Juegos de Río que quería morir. La atleta belga sufría una enfermedad degenerativa.
Todo empezó con una dolorosa inflamación en un pie a los 14 años. De allí se
extendió a las rodillas y a los 20 pasó a depender de una silla de ruedas. Su
cuerpo iba perdiendo facultades con el paso del tiempo hasta que se confirmó el
fatídico diagnóstico. Entonces dejó los estudios y encontró en el deporte un
refugio. En 2007 hizo el Ironman de Hawái.
Ganó
una oro y una plata en los 100 y 200 metros de los Juegos de Londres 2012. Cuatro años más tarde, en Río, se colgó
un bronce en el 100 y una plata en el 400, en la categoría
T52. Fue su adiós a la competición.
El diario deportivo español MARCA habló con ella en la cita
paralímpica de Río. Entonces había
cambiado de opinión. «Después de Río no quiero la eutanasia. Vivo día a día y cuando
llegue su momento, lo haré. Firmé los papeles en 2008, sí, porque
entonces tenía mucho, mucho dolor y no quiero vivir con un dolor
insoportable. No quiero tener a una persona que me tenga que ayudar todo el
día, por la mañana, por la tarde y por la noche, pero ahora quiero mucho más
tiempo con mi familia y amigos, dar charlas motivacionales y cuando ya no
quiera vivir, tengo los papeles», decía por entonces. Ese día finalmente
llegó este martes.
Tras dejar el deporte, estos
últimos años tuvo que ser ingresada con frecuencia por su enfermedad. Avanzaba
sin compasión. «Está yendo muy, muy rápido, y estoy de nuevo
en el proceso de eutanasia. Voy a decidirme a hacerlo. Es imposible vivir en estas condiciones», llegó
a comentar Vervoort a principios de 2018.
Este verano visitó Lanzarote,
una lugar que le encantaba y al que acudía asiduamente para entrenarse. En
septiembre, había cumplido otro de sus deseos: ejercer
de copiloto en un Race Lamborghini Huracan Evolution en el circuito de Zolder,
con sus padres y sus perros como testigos. «He cumplido muchos sueños en mi
vida. Este es el último», declaró.
Cuatro días antes de su
fallecimiento subió una foto a su cuenta de Instagram de cuando competía: «No puedo olvidar los buenos recuerdos», escribió.
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