En octubre, la Iglesia del Perú recuerda al Señor
de los Milagros y lo conmemora de manera especial el 28 de este mes.
En el siglo XVII, en Lima (Perú), un hombre pintó
en una pared la imagen de Cristo crucificado. Posteriormente, en 1655, un
terremoto sacudió la ciudad derrumbando muchos edificios, pero el muro de
adobe, donde estaba la imagen permaneció en pie.
Años después, Antonio de León de la Parroquia de San Sebastián
encontraría la imagen y comenzaría a venerarla. El devoto fue curado de un
tumor maligno, que le producía terribles dolores de cabeza, cuando se lo pidió
a Cristo ante su imagen. Él se volvió un gran propagador de la devoción y el
lugar se convirtió en espacio de oración, donde más adelante se inició el
Monasterio de las Madres Nazarenas Carmelitas Descalzas.
El amor por el “Cristo moreno” ha
llegado hasta nuestros días y se le rinde culto en varios países del mundo.
En una carta enviada por San Juan Pablo II al Cardenal Juan Luis
Cipriani, Arzobispo de Lima, en el 2001, con motivo de los 350 años de la
venerada imagen, decía:
“Ruego al Señor de los Milagros que proteja a los
limeños, convierta a quienes llevan a hombros su imagen en portadores de Cristo
también con su fe y su testimonio de vida intachable, transforme en verdaderos
imitadores de Jesús a quienes visten la túnica nazarena y derrame su gracia
sobre cuantos le invocan con devoción”.
Redacción ACI
Prensa
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