A propósito del
reciente traslado a las acogedoras aguas del Tíber de los ídolos
amazónicos o pseudoamazónicos que mancillaban una Iglesia católica
en Roma, la REPAM (Red Eclesial Panamazónica) ha emitido un comunicado, parte
del cual transcribimos:
“Lamentamos profundamente y a la vez denunciamos que en los últimos días, hemos sido víctimas
de actos de violencia, que reflejan la intolerancia religiosa, el racismo,
actitudes vejatorias, que sobre todo afectan a los pueblos indígenas, y demuestran
una negativa para construir nuevos caminos para la renovación de nuestra
Iglesia.
Alertamos que estos actos pueden
repetirse o subir el tono, y generar mayores afectaciones. Nuestra presencia e
iniciativas han sido en todo momento pacíficas, siempre en actitud orante y
pidiendo la acción del espíritu en este proceso sinodal. No vamos a responder a
estas actitudes de violencia y en fidelidad evangélica reconocemos y respetamos
la diversidad en otras expresiones del encuentro con Cristo.
Confiamos que el llamado del Evangelio
de Cristo es para todos sin excepción, y como Casa Común apostamos por ser una
Iglesia unida en nuestras diversidades.
Llamamos a todas las personas de buena voluntad a permanecer unidas, a
mantenernos en el compromiso y esperanza por la defensa de la vida y la
Amazonía.
“Él
no se cansa de repetir: “todos”. Todos, porque ninguno está excluido de su
corazón, de su salvación; todos, para que nuestro corazón vaya más allá de las
aduanas humanas, más allá de los particularismos fundados en egoísmos que no
agradan a Dios.”
Papa
Francisco – Homilía 20 de octubre 2019” ”
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En primer lugar, llama la
atención la expresión “intolerancia
religiosa”, que parece
reconocer que los objetos de los que fue purificado el templo católico en
cuestión sí pertenecen a otra religión distinta de la
católica, o sea, que
efectivamente son ídolos paganos.
En cuanto al “racismo”, es claro que es un intento desesperado de demagogia
multiculturalista a ver si pega. Unos ídolos
rubios y de ojos azules, por ejemplo, pertenecientes a alguna
mitología nórdica, igualmente habrían recabado el beneplácito de los católicos
de todo el mundo si hubiesen sido precipitados a esas mismas aguas.
Los pueblos indígenas,
obviamente, en caso de que se enteren y de que les importe, no tienen por qué sentirse afectados, pues en todo caso deben entender lo afectados
que nos sentimos los católicos cuando se quiere meter objetos pertenecientes a
otras religiones en nuestros lugares de culto.
En cuanto a la renovación de la Iglesia mediante
estatuillas paganas de la fertilidad que en algún caso pueden llegar a ser de
interés para la industria porno, no gracias, intentemos
algo más tradicional, por favor.
Observamos que la frase “en fidelidad evangélica reconocemos y respetamos
la diversidad en otras expresiones del encuentro con Cristo”, a la que el mismo Hegel debería dedicar unos
minutos de cuidadosa exégesis, parece insinuar, contra la “Dominus
Iesus”, que Cristo está presente
en las religiones paganas como tales, lo cual sigue
confirmando un diagnóstico del problema que afecta a estas personas.
En esa misma línea, lo de que el Evangelio de Cristo es para todos sin excepción, hay que aclarar que es para todos los que crean en él tal como lo
anuncia la Iglesia de Cristo, y no “para todos” en el
sentido de que también sería para los que sigan siendo budistas, musulmanes,
ateos, satanistas o narcotraficantes.
Cristo murió por todos
los hombres, pero no para que cada uno siguiese en su religión o filosofía si ésta es contraria en algún punto al mensaje de
Cristo.
El
uso que parecen hacer de la cita del Papa va en el mismo sentido. Frente a eso, es obvio para el católico aclarar
que la identidad católica no es ningún particularismo, en todo caso, es
el particularismo de lo universal, porque eso es lo que “católico” quiere
decir.
Y lo
universal tiene, cómo no, su particularismo propio, que lo distingue, ante todo,
de lo particular, y además,
desde que lo universal es lanzado a la historia de las libertades
humanas, lo distingue de todo
aquello que se hace en ignorancia o rechazo,
precisamente, de eso universal y católico, pero que de todos modos
lleva a contradecirlo en
algún punto, sobre todo en negar que Jesucristo es el único Mediador entre Dios
y los hombres, y que la Iglesia Católica es la verdadera Iglesia de Cristo.
El
particularismo del error, de la ignorancia, de la incredulidad, de la idolatría pagana, del neopaganismo malthusiano, abortista y
genocida moderno que mediante la Fundación Ford financia
justamente a organizaciones integrantes
de la REPAM, el particularismo masónico que cree que la universalidad
consiste en un conjunto de abstracciones surgidas de la
guerra contra el catolicismo, y que es sinónimo de relativismo, todos esos
particularismos
se oponen al universalismo católico de Cristo y su Iglesia
Católica.
En definitiva, que a lo mejor
el Sínodo de la Amazonia pasa a la historia como el Sínodo del Tíber, un cambio
de corriente fluvial que entraña en sí mismo un profundo significado.
Néstor
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