El Papa Francisco pidió a los médicos rechazar la
tentación, inducida también por cambios legislativos, de utilizar la medicina
para causar directamente la muerte por eutanasia.
El Santo Padre hizo este llamado durante la
audiencia en el Vaticano concedida a la Federación italiana de los colegios de
médicos cirujanos y odontólogos, este 20 de septiembre.
Ante los cambios actuales en la medicina y en la sociedad, el Papa
Francisco destacó que “es importante que el médico
no pierda de vista la singularidad de cada paciente, con su dignidad y su
fragilidad. Un hombre o una mujer que debe acompañarse con conciencia,
inteligencia y corazón, especialmente en las situaciones más graves”.
“Con esta actitud se puede y se debe rechazar la
tentación -inducida también por cambios legislativos- de utilizar la medicina
para apoyar una posible voluntad de morir del paciente, proporcionando ayuda al
suicidio o causando directamente su muerte por eutanasia”, señaló el Papa.
En esta línea, el Pontífice explicó que “son
formas apresuradas de tratar opciones que no son, como podría parecer, una
expresión de la libertad de la persona, cuando incluyen el descarte del enfermo
como una posibilidad, o la falsa compasión frente a la petición de que se le
ayude a anticipar la muerte”.
De este modo, el Santo Padre citó la nueva carta del personal sanitario
para recordar que “no existe el derecho de
disponer arbitrariamente de la propia vida, por lo que ningún médico puede convertirse en tutor
ejecutivo de un derecho inexistente”.
Además, el Papa Francisco citó el número 89 de la Carta Encíclica “Evangelium Vitae” de San Juan Pablo II
en la que se destacaba que la responsabilidad del personal sanitario
“ha crecido hoy enormemente y encuentra su
inspiración más profunda y su apoyo más fuerte precisamente en la intrínseca e
imprescindible dimensión ética de la profesión sanitaria, como ya reconocía el
antiguo y siempre actual juramento de Hipócrates, según el cual se exige a cada
médico el compromiso de respetar absolutamente la vida humana y su carácter
sagrado”.
“La medicina, por definición, es un servicio a
la vida humana, y como tal
implica una referencia esencial e indispensable a la persona en su integridad
espiritual y material, en su dimensión individual y social: la medicina está al
servicio del hombre, de todo el hombre, de cada hombre”, destacó el Santo Padre.
Por ello, el Papa indicó que “debemos
recordar siempre que la enfermedad, objeto de sus preocupaciones, es más que un
hecho clínico, médicamente circunscrito; es siempre la condición de una
persona, el enfermo, y es con esta visión, integralmente humana, con la que los
médicos están llamados a relacionarse con el paciente: considerando por tanto
su singularidad como persona que tiene una enfermedad, y no sólo el caso de la
enfermedad que tiene ese paciente”.
En este sentido, el Papa Francisco afirmó a los médicos que “se trata de poseer, junto con la debida competencia
técnico-profesional, un código de valores y significados con el que
dar sentido a la enfermedad y a su trabajo y hacer de cada caso
clínico un encuentro humano”.
Por último, el Pontífice invocó la bendición de Dios sobre el compromiso
de los médicos y los encomendó a la especial intercesión de la Virgen María “Salus infirmorum” y les pidió que no se olviden
de rezar por él.
Redacción ACI Prensa
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