2 Crónicas 7:14 “si
se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y
buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré
desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”
¿Qué hicieron nuestros
antepasados cuando Norteamérica estuvo en crisis? ¿Acaso ellos cantaron una
canción rápida y después volvieron al caos político? No! Cuando
América parecía que estaba a punto de desbaratarse como una casa hecha de
barajas, Benjamín Franklin instó al Congreso Continental a arrodillarse y pedir
a Dios Todopoderoso guía. Ellos entendieron un simple y profundo principio y es
que la oración es la llave que abre la puerta a la sabiduría y liberación.
Todo lo que la Nación Norteamericana necesitó
durante los primeros años de lucha para sobrevivir fue la oración. ¿Qué necesitan todas las naciones del mundo hoy? ¡Más
oraciones! Inclusive oraciones más poderosas.
¿Por qué debemos orar? Porque Dios
no solamente nos escucha sino que contesta nuestras oraciones.
Dios no necesita a Norteamérica o a las Naciones
del mundo, pero las naciones si lo necesitan a El desesperadamente. Nosotros
necesitamos ser sanados de la división y el odio. Necesitamos recordar qué
significa estar en unidad nuevamente. Necesitamos dejar de lado nuestras
triviales causas y convertirnos en un solo cuerpo bajo la gracia y amor de
Dios. Y esta unidad empieza en el hogar.
Siempre es mejor ser reconciliados que tener la
razón. Ama a aquellos que te persiguen, y no olvides que cuando estás haciendo
lo que Dios te ha llamado a hacer, Él se hará cargo de aquellos que se han
puesto en tu contra. Nadie se puede encargar de tus enemigos como Dios. “La venganza es mía” dice el Señor. Tú haces tú
parte, y deja que Dios haga la suya.
Por John Hagee
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