Miles de niños que asisten a “clínicas de género”
en todo el mundo reciben potentes medicamentos que bloquean la pubertad y
conllevan efectos secundarios graves, incluida la muerte, según datos de la
Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus
siglas en inglés).
En un artículo publicado por el National Catholic
Register, basándose en información de la misma agencia del gobierno
norteamericano, se explica que este tipo de medicamentos “únicamente están
aprobados para tratar el cáncer de próstata y el dolor uterino en adultos”, y
que entre 2013 y el 30 de junio de 2019 se registró
más de 41 mil eventos adversos.
De esos eventos, la FDA clasificó como “graves”
más de 26 mil asociados con dos bloqueadores hormonales, acetato de
leuprolide y triptorelina (que incluye Lupron y medicamentos similares
utilizados por las clínicas), los cuales provocaron 6.370 muertes.
Estos medicamentos, que reducen drásticamente los niveles de
testosterona y estrógeno en el cuerpo, están relacionados con coágulos
sanguíneos que amenazan la vida y ocasionan severas dolencias, como huesos
frágiles y dolor en las articulaciones.
El Register sostiene que “los coágulos
sanguíneos fatales, el comportamiento suicida, coeficientes intelectuales
reducidos, huesos frágiles y esterilidad son solo algunos de los posibles
efectos secundarios de los ‘bloqueadores de la pubertad’ de los que la
industria ‘transgénero’ no quiere que se hable”.
El Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido actualmente
está investigando problemas relacionados con el uso de estos
medicamentos, ya que en el 2018 se registró un aumento de 4.500% en el número
de jóvenes que buscan tratamientos para alterar su sexo biológico en los
últimos nueve años.
Este tipo de medicamentos, a veces denominados “castradores
químicos” porque se usan para tratar a los delincuentes sexuales, se
usan cada vez más como el principal tratamiento para niños con “disforia de género” (discordancia o malestar con
el cuerpo o el sexo biológico) de tan solo 10 años de edad cuando son derivados
a recibir asesoramiento.
Con frecuencia, en su primera consulta, a los niños y adolescentes se
les implantan bloqueadores de hormonas o se les enseña a auto-inyectarse los
medicamentos para “pausar” su adolescencia y
prevenir cambios en el desarrollo, como el crecimiento de los senos y el vello
facial mientras deciden con qué sexo les gustaría identificarse.
Esta práctica recientemente obtuvo el respaldo de la Sociedad
Endocrina y la Academia
Estadounidense de Pediatría, sin embargo, la FDA no autoriza los
medicamentos para ser administrados a quienes se auto-perciben como “transgénero”, debido a la falta de evidencia de
apoyo.
Michael Laidlaw, un endocrinólogo de Rocklin, California, testificó ante
la Cámara de los Lores británica sobre el tema de la “atención
médica transgénero” en mayo del 2019. Laidlaw dijo al National Catholic
Register que “estos medicamentos en realidad
inducen una enfermedad conocida en niños previamente sanos hormonalmente”.
Los bloqueadores de la pubertad, explicó, interfieren con las señales
normales entre el cerebro y los órganos sexuales, creando así un estado de
enfermedad llamado hipogonadismo hipogonadotrópico en los jóvenes.
“Es una condición grave que los endocrinólogos
normalmente diagnosticarían y tratarían porque interfiere con el desarrollo,
pero en casos [de disforia de género] inducen este estado de enfermedad”, lamentó Laidlaw.
Debido a que los medicamentos son relativamente nuevos, sus efectos a
largo plazo aún no se han determinado por completo, pero un estudio de
2018 sobre los riesgos a largo plazo de los bloqueadores de la
pubertad realizado por investigadores del Hospital de Niños de Boston descubrió
que si bien se anuncia que los efectos secundarios de los medicamentos deberían
“resolverse entre tres y seis meses después de
suspender el tratamiento”, en realidad, “la
mayoría de las personas informaron efectos secundarios a largo plazo, mientras
que casi un tercio informó efectos secundarios irreversibles que persistieron
durante años después de suspender el tratamiento”.
Además de los expertos, aquellos que han experimentado los efectos de
los medicamentos también notificaron diversos problemas.
En redes sociales, varias mujeres describen efectos secundarios a largo
plazo después de tomar los medicamentos cuando eran niñas. Una mujer escribió
en una página de Facebook, llamada BAN Lupron, que le dieron
Lupron durante años cuando era niña para detener la pubertad prematura, y
ahora, como madre de dos hijos tiene “una hernia de
disco en la zona lumbar baja, disfunción de la articulación sacroilíaca,
menisco desgarrado en la rodilla derecha, dolor en el hombro, ‘tendinitis’ en
el pie izquierdo, caries extrema y mínimos dientes restantes, y trastorno de la
articulación temporomandibular (dolor en la mandíbula)”.
Otra joven de 25 años dijo en la página que sufre de osteoporosis y una
columna rota, mientras que una de 26 años indicó la necesidad de un reemplazo
total de cadera.
Otros jóvenes que toman bloqueadores de la pubertad se quejan de efectos
secundarios similares y de síntomas menopáusicos, incluidos sofocos, insomnio,
fatiga, aumento de peso rápido y densidad ósea disminuida.
“Me golpeé el dedo del pie y se rompió. Me caí y se
rompió mi muñeca. Lo mismo con mi codo”, dijo al
diario The Times de Londres un adolescente anónimo, a quien el
centro de género Tavistock NHS le recetó los medicamentos.
Donald Greydanus, pediatra de la Universidad Estatal de Michigan, dijo
al Register que “los gobiernos y las organizaciones
médicas deberían investigar los informes de quejas de pacientes y familiares a
este respecto”.
Laidlaw, por su parte, calificó los medicamentos bloqueadores de
hormonas como “no probados” e “inseguros” para los niños adolescentes. Además,
afirmó que bloquean el desarrollo normal del cerebro y una serie de otras
funciones corporales, así como la maduración sexual.
Traducido y adaptado por Diego López
Marina. Publicado originalmente en CNA.
Redacción ACI
Prensa
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