Planned Parenthood no quiere prevenir embarazos
sino ganar dinero con abortos
Ramona Treviño,
activista provida estadounidense de origen mexicano que trabajó durante 3 años
en Planned Parenthood, se encuentra en Buenos Aires donde participará de la
marcha frente al Congreso, este 8 de agosto, en conmemoración del aniversario
del rechazo a la legalización del aborto
(Infobae) Ramona Treviño es tercera generación de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos.
Su lengua materna ya es el inglés, pero se defiende bien en castellano, con
acento estadounidense.
Dice que le tomó tiempo darse cuenta de que fue una «cómplice del aborto». «Trabajé 3 años en una clínica de Planned
Parenthood, la organización que más abortos practica en USA y creo
que en todo el mundo», dice, en la conferencia de prensa convocada en
Buenos Aires por Comunicadores por la Vida y Unidad
ProVida.
«Los abortos no
se practicaban donde yo trabajaba sino en otros establecimientos a los que
derivábamos a las mujeres -explica-. En esa época yo, aunque no estaba a favor
del aborto, nunca lo estuve, apoyaba porque creía que se trataba del derecho de
la mujer a elegir. Puedo decir que fui cómplice del aborto. Hasta que Dios me
abrió los ojos».
Cuenta que eso sucedió después
de que grupos contrarios al aborto hicieran una vigilia de 40 días por la vida
en las afueras de la clínica donde ella trabajaba. Fue entonces cuando se
preguntó cómo podía ser ella «parte de una clínica
que, aunque no practicaba los abortos, tampoco lo prevenía».
«Yo estaba
creando clientes nuevos para Planned Parenthood -concluye hoy-. Esa organización es un negocio de aborto».
«Hemos estado
mirando todo lo que ha pasado en Argentina y celebramos que el año pasado se
haya rechazado la legalización», dijo. De hecho, ese es el
motivo de su presencia en Buenos Aires donde, hace un año, el
Senado argentino volteaba el proyecto de ley de aborto legal y gratuito que
venía con media sanción ajustada desde Diputados, luego de cuatro meses
memorables de debates, polémicas, movilizaciones y vigilias que involucraron a
casi toda la sociedad argentina. Un hecho que será recordado con una
movilización en el Congreso este jueves 8 de agosto a las 18 horas.
Treviño es conferencista
contra el aborto desde que dejó su trabajo en Planned Parenthood hace 8 años. «Cuando tratan de defender Planned Parenthood lo
defienden como un lugar de salud, pero salud es equivalente a
prevenir y curar. Como ellos son un negocio de aborto, su meta no es
prevenir. Ellos ganan por abortos,
son millones de dólares».
Contra
Planned Parenthood existe una demanda
que se hizo
a partir de la investigación de David Daleiden y que ha
avanzado en la Corte Suprema. Las pericias establecieron que los videos en los que se ve a directivos de la ONG hablar sobre venta de
fetos, son reales, contó Treviño.
También recordó que en el
origen de la creación de lo que luego fue Planned Parenthood está Margaret Sanger, una célebre eugenista para la cual el aborto era un mecanismo para mejorar la
raza. «Muchos que dicen estar contra el racismo apoyan sin embargo
el aborto», sentenció Treviño.
NIÑAS, POTENCIALES
CLIENTES
Cuenta que la ONG también asesora en anticoncepción a niñas de 12 y 13
años. En las consultas tratan de
separarlas de sus padres, porque ellos están presentes quizás no
deseen que se incentive a esas niñas a una sexualidad precoz promoviendo el uso
tan temprano de anticonceptivos. «Pero para Planned Parenthood
esa niña es una cliente a la cual venderle anticonceptivos», asegura.
Treviño sostiene que se está
produciendo en Estados Unidos «un
gran cambio» en la mirada hacia el aborto, «porque a través de las
redes sociales se puede compartir mucha información, muy rápido»
LA CIENCIA, CONTRA
EL ABORTO.
«La
ciencia está de nuestro lado -afirma-. Y la tecnología, que permite
observar al feto en todo su desarrollo, está cambiando la opinión de los más
jóvenes y cada vez son más los que están a favor de la vida. El reflejo
mediático nos lleva a creer que somos minoría, pero no es así».
Consultada acerca de si creía que había que ser católico o cristiano, o religioso, para
oponerse al aborto, respondió: «No. La ciencia nos dice que ese feto es un
ser humano, único y distinto de
la madre y que hay que defender su vida desde el primer momento. Está en mí el
hablar de mi fe, soy católica y así lo siento, pero también he visto a muchos
jóvenes que no son religiosos y están a favor de la vida. La
vida es sagrada desde el momento de la concepción. Si no la protegemos desde el
comienzo, ¿por qué la protegeríamos después?»
En cuanto a si algo puede cambiar en Estados Unidos respecto a la ley de aborto que hoy lo habilita prácticamente hasta el
último día de gestación -según explicó-, Teviño no se mostró muy convencida de
la sinceridad de Donald Trump, pero agregó que, como al presidente por orgullo
personal le gusta cumplir sus promesas, es posible que haga algo al respecto.
De hecho, como ya nombró un nuevo juez en la Corte Suprema que
es contrario al aborto, «es posible que la ley sea derogada».
«La
mayoría de la gente en USA es pro vida pero muchos son indiferentes y creo que
es por falta de información, de educación», reflexionó. «El error más grande es la
indiferencia -agrega-, porque permite que la
ley pase y luego no hay marcha atrás. Yo nací en 1977, cuatro años después de
que el aborto se legalizara en mi país. Desde entonces hubo más de 60 millones
de bebés muertos por el aborto legal».
«Se dice que el
aborto es liberación de la mujer, pero si pudiéramos advertirles que no es así,
destruye la vida y la familia. La legalización es una luz verde para matar
al hijo y luego lo sufre toda la familia», dijo.
Muy joven, Ramona Treviño se vio en esa disyuntiva. Sobre su historia de embarazo
adolescente, a los 16 años, dice: «Yo fui una mujer dañada. Fui madre adolescente y mi marido abusó de mí durante 9
años en todo sentido. Yo era una buena estudiante. Fui la primera en mi colegio
en ir a clase embarazada. Dije sí a la vida y seguí en la escuela. Aunque luego lo tuve que dejar».
Pero, consultada acerca
de qué les diría hoy a otras jóvenes que se encontraran en una situación
parecida, responde:
«Cuando me embaracé, nunca pensé en el aborto.
Tampoco mis padres, Y agradezco a Dios por eso. Aunque sufrí mucho y pasé lo
que pasé no cambiaría a mi hija por nada. Tenemos muchos centros de apoyo a las
mujeres en esa situación. Las que han abortado lo sufren toda la vida,
a veces el remordimiento viene mucho después. Pero ninguna mujer se arrepiente
de haber tenido un hijo».
No hay comentarios:
Publicar un comentario