Católicos deben oponerse
al aborto.
Por: Redacción | Fuente: ACI Prensa
Ante los recientes casos de despenalización del aborto en países de
mayoría católica, como Irlanda, Colombia, Chile y la posibilidad de que lo
mismo ocurra en Argentina, ha surgido la pregunta de si los fieles que
están abiertamente a favor de esta práctica pueden recibir la Eucaristía.
Para resolver esta duda, la Iglesia ha emitido varios documentos. Uno de
estos es la carta “Dignidad para recibir la Sagrada Comunión: Principios generales”,
enviada en 2004 por el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de
Congregación para la Doctrina de la Fe, a los obispos de Estados Unidos.
La misiva señala que en el caso del
grave pecado del aborto, “cuando la cooperación formal de una persona es
manifiesta (entendida, en el caso de un político católico, como hacer campaña y
votar sistemáticamente por leyes permisivas de aborto y eutanasia), su párroco
debería reunirse con él, instruirlo respecto de las enseñanzas de la Iglesia,
informándole que no debe presentarse a la Sagrada
Comunión hasta que lleve a término la situación objetiva de pecado, y
advirtiéndole que de otra manera se le negará la Eucaristía”.
Además, advierte que un católico sería
“culpable de cooperación formal en el mal e indigno para presentarse” a la
Eucaristía, “si deliberadamente votara a favor de un candidato precisamente por
la postura permisiva del candidato respecto del aborto y/o la eutanasia”.
En este contexto, cuando un fiel católico ya ha sido instruido sobre la
enseñanza de la Iglesia sobre el aborto, pero aún mantiene su postura pública
“con obstinada persistencia” y se presenta a recibir la Comunión, “el ministro de la Sagrada Comunión debe rechazar
distribuirla”.
“Esta
decisión, propiamente hablando, no es una sanción o una pena. Tampoco es que el
ministro de la Sagrada Comunión está realizando un juicio sobre la culpa
subjetiva de la persona, sino que está reaccionando a la indignidad pública de
la persona para recibir la Sagrada Comunión debido a una situación objetiva de
pecado”, aclara el texto.
En agosto de 2008, el entonces Prefecto del Supremo Tribunal de la
Signatura Apostólica de la Santa Sede, Cardenal Raymond L. Burke, precisó que
los católicos, especialmente los políticos que públicamente defienden el
aborto, no deben comulgar.
Se refirió también a la responsabilidad de caridad que tienen los
ministros de la comunión de negársela si es que la solicitan “hasta que haya reformado la propia vida”.
CATÓLICOS DEBEN
OPONERSE AL ABORTO
En el punto 2 de la carta del ahora Papa emérito Benedicto XVI, se
recuerda lo establecido en la Carta Encíclica Evangelium vitae, respecto a
decisiones judiciales o leyes civiles que autorizan o promuevan el aborto,
declarando que existe “una grave y clara obligación
de oponerse por la objeción consciente”.
“En el caso
de una ley intrínsecamente injusta, como una ley que permite el aborto o la
eutanasia, nunca es lícito por tanto obedecerla, o ‘participar en una campaña
de propaganda a favor de tal ley o votar por ella’”, señala en el numeral 73.
Asimismo, especifica que los cristianos tienen “una
grave obligación de conciencia de no cooperar formalmente en prácticas que, aún
permitidas por la legislación civil, son contrarias a la ley de Dios”.
EL PECADO DEL ABORTO
El aborto es un pecado grave, pues se trata de quitarle la vida a un ser
humano en el vientre de su madre.
De acuerdo al derecho canónico, en el canon 1398, quien procura un
aborto, así como los que cooperan o colaboran de forma directa, incurren en
excomunión automática (latae sententiae), que solo puede absolver el obispo de
la diócesis y los sacerdotes a los que él autorice.
Con ocasión del Año de la Misericordia en 2016, el Papa Francisco
permitió a los presbíteros de todo el mundo absolver este pecado. Y luego, con
la Carta Apostólica “Misericordia et misera”, el
Santo Padre extendió este permiso de forma indefinida.
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