Hoy El Salvador está de fiesta pues se celebra el
día de Nuestra Señora de la Paz, la advocación mariana cuya imagen encontrada
en una caja abandonada en el mar fue determinante para la pacificación del
país, agitado por las revueltas entre la población en 1682.
En enero de 1833, cuando el país estuvo nuevamente
agitado por enfrentamientos, ahora entre los llamados monualcos y migueleños,
la Virgen realizó otro milagro.
El bando triunfador al mando del coronel Benítez, quien junto a sus
tropas entró en la ciudad San Miguel, en vez de tomar represalias hizo colocar
la bendita imagen en el atrio de la iglesia y a los pies de María se juró
solemnemente no guardar rencores y borrar el odio de los corazones para que la
paz origine fraternidad y reconciliación.
Por este motivo le dieron a la imagen el hermoso título de Nuestra
Señora de La Paz. Está tallada en madera vestida, con un bordado del escudo
nacional sobre su falda blanca. Lleva en su brazo izquierdo al Niño Jesús y en
mano derecha una palma de oro en recuerdo de la erupción del volcán
Chaparrastique en 1787, que amenazó con hundir a la ciudad en un mar de lava.
Se dice que cuando la imagen de Nuestra Señora de la Paz se colocó en la
puerta principal de la Catedral, en ese mismo momento la fuerte corriente de
lava cambió de dirección, apartándose de la ciudad. En el punto exacto
donde la lava torció el rumbo hay un pueblo que se llama "Milagro de la Paz".
Benedicto XV concedió la coronación canónica de la imagen, que se
efectuó el 21 de noviembre de 1921. El 10 de octubre de 1966, el Papa
Pablo VI, a través de la Sagrada Consagración de Ritos, constituyó y declaró de
manera perpetua, a Nuestra Señora de la Paz, Patrona Principal de la República
de El Salvador, con todos los honores y privilegios litúrgicos
correspondientes.
El nuevo templo dedicado a Nuestra Señora de la Paz
fue terminado en 1953.
Redacción ACI
Prensa
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