El 31 de julio se celebra la festividad de San
Ignacio de Loyola. Aquí te presentamos algunos de los datos que marcaron la
vida de uno de los santos más famosos de la Iglesia, fundador de la Compañía de
Jesús y creador de los ejercicios espirituales.
1. FUE UN NOBLE
Iñigo de Loyola (no tomaría el nombre de ‘Ignacio’ hasta después de sus
estudios en París) venía de una familia noble y antigua del País Vasco.
De esa familia, un cronista escribiría más tarde: “Los Loyolas fueron una de las familias más desastrosas
que nuestro país tuvo que soportar, una de esas familias vascas que portaba un
escudo de armas sobre su puerta principal, para justificar mejor las fechorías
que eran el tejido y el patrón de su vida”.
2. FUE LIBERTINO
La situación sociopolítica en el País Vasco feudal del siglo XVI, en la
parte más occidental de los Pirineos, era sumamente violenta. Como algunos
nobles de la época, Ignacio era conflictivo, violento y vivía una sexualidad
irresponsable.
El soldado español convertido en místico puede ser el único santo con
antecedentes policiales de peleas nocturnas (obviamente antes de su
conversión).
3. CASI MUERE EN
BATALLA
En 1519, a los 28 años, Ignacio exigió que su pequeño grupo de soldados
luchara contra una fuerza invencible de 12.000 tropas francesas en Pamplona,
España. Su valor (u obstinación) le valió una bala de cañón en las piernas,
que destrozó una y dañó gravemente la otra.
Los valores de caballero que poseía eran tan elevados que dieron como
resultado un largo período de convalecencia en la casa familiar Loyola. Este
período cambió su vida, y el mundo, para siempre.
4. SE CONVIRTIÓ AL
CATOLICISMO LEYENDO LIBROS ESPIRITUALES
Mientras convalecía leyó textos sobre la vida de Cristo y los santos y
decidió imitarlos. Una noche se le apareció la Virgen María con su Hijo y desde
entonces se propuso servir al Rey del Cielo.
Un dato curioso es que antes de la invención de marcadores, copió
pasajes de la vida de Cristo y los de los santos: las palabras de Jesús fueron
inscritas en rojo y las de su Santísima Madre en azul.
5. SU CONGREGACIÓN IBA
A LLAMARSE LA “COMPAÑÍA DE MARÍA”
Después de su conversión la Virgen se le apareció hasta en treinta
ocasiones. Fueron tantas que Ignacio quiso llamar a su nueva orden
originalmente “la Compañía de María”.
Apenas terminó su convalecencia se fue en peregrinación al famoso
Santuario de la Virgen de Monserrat. Allí tomó el serio propósito de dedicarse
a hacer penitencia por sus pecados. Cambió sus lujosos vestidos por los de un
pordiosero, se consagró a la Virgen Santísima e hizo confesión general de toda
su vida.
6. SE
CONVIRTIÓ EN UN MENDIGO
Ignacio pensó largamente sobre los “espíritus”
en su vida: los espíritus que conducen a
Dios y los espíritus nacidos del diablo. Esto lo estimuló a vivir de una
manera que los historiadores han llamado su período de peregrinación.
Durante este tiempo, estaba resuelto a renunciar a los placeres
mundanos. Se puso un sayal y zapatos con suela de cuerda.
7. QUISO CONVERTIR
MUSULMANES
Al poco tiempo de completar los ejercicios espirituales, Ignacio
declaró: “¡Dios quiere que convierta a los
musulmanes!”. Fue hasta Tierra Santa en 1523, donde predicaba en las
calles enérgicamente y evangelizaba a todos los que podía.
A pesar del entusiasmo solo se quedó un año porque le enfurecía la
presencia de los mahometanos. Regresó a España y estudió latín, lógica, física
y teología. También evangelizaba a niños y organizaba reuniones.
8. SUS COMPAÑEROS
FUERON LLAMADOS “DIABLOS”
Los primeros compañeros que tuvo en la Compañía de Jesús, fundada en
1540, fueron descritos como los Siete Diablos Españoles, no en ese momento,
sino en el siglo XIX por un historiador inglés.
Los compañeros (en realidad eran seis y no todos eran españoles) se
habían encontrado con Ignacio durante sus estudios en París y se reunieron en
Roma para convertirse en el núcleo de la futura de la Compañía. En menos de un
siglo, Ignacio y Francisco Xavier serían canonizados.
9. CUANDO MURIÓ YA HABÍA
MILES DE JESUITAS
Ignacio vivió sus últimos años en una pequeña habitación en Roma. Desde
allí gobernó la Compañía de Jesús y fue testigo de su crecimiento: de solo 6 jesuitas en 1541 pasaron a 10.000 en 1556, el
año de su fallecimiento.
Los jesuitas se expandieron por toda Europa, India
y Brasil durante esos años.
Redacción ACI
Prensa