7.- AFICIÓN
CIEGA RAZÓN, ASEGURA EL REFRANERO.— Cincuenta años de apegos teológicos creados nublan la vista del católico. Malas
aficiones doctrinales no pasan en vano; ni sin daño, si duran
decenios. Don Gonzalo Correas, en su Vocabulario
de refranes y frases proverbiales, de 1627, cita un refrán sinónimo:
corazón apasionado no quiere ser aconsejado.
El entusiasmo que, en tantos católicos, suscita el existencialismo
francoalemán, no quiere atender razones.
—Y no nos referimos al
existencialismo evidente, al de Sartre, que ese es fácil rechazarlo; sino
al discreto, que se dice sólo existencial, como no queriendo serlo.
Nos referimos a ese afecto insensato, que consejo no quiere, por la escuela de
franceses y alemanes, por el espiritualismo
liberal de tercer grado, el de la suave laicidad y la nueva cristiandad laica, el
del sujeto partido en dos, individuo y persona, el del método de inmanencia y
el positivismo religioso como un derecho
humano. Se precisa, como la de Bloy, una exégesis de lugares comunes. Se necesita que
caiga el paradigma humanista, como un castillo de naipes o una renovación de
humo. Se necesita una vacuna, una triaca, una mano que no dude y quite
la venda de los ojos, para que vean lo de
siempre.
8.- DABIT FRUCTUM IN TEMPORE SUO, DARÁ FRUTO EN SU MOMENTO.— Reza el mote 44 del segundo libro de los Emblemas morales de
Don Juan de Horozco y Covarruvias, de 1604. Lo representa con un árbol
vigoroso, que de seco, junto al agua, pasa a luminoso; de muerto a lozano y de
infértil a frondoso. Dio fruto a su tiempo por la gracia, pero no a ciegas,
sino sabiendo que «ni el que planta ni el que
riegan valen algo, sino Dios, que da el crecimiento» (1 Cor 3, 7).
Iluminar las tinieblas,
plantarse, de nuevo, junto al agua recibida de generación en generación. La luz
dará fruto. Desbrozando, desembarrando caminos, buscando la perla luminosa bajo
tierra, con manos de hierro si es preciso.
—Comienza Subida San
Juan de la Cruz dando avisos y doctrina «para que sepan desembarazarse de todo lo temporal»
y no tropezar ni enredarse con lo espiritual, para «quedar en suma desnudez y libertad de espiritu». Diríase
que en esto consiste estar plantado a la vera de Cristo, como el árbol viviente
de la pictura de Horozco.
Lo temporal, para nosotros, es
el embrollo del Subjetivismo. Lo temporal, para nosotros, es el enredo
existencial. Porque no quiere la Bestia, que habita este Mundo Caído, que
recuperemos lo esencial, la claridad heredada, el acervo cristalino. Pero si
hay que salir del agua torrencial, y ser trasplantados al arroyo vivo, es el
momento ahora. El desapego necesario dará
fruto a su hora, para que brille el legado.
La Iglesia en el Maelstrom, III: Apego insensato
(Dedicado a la
Santísima Virgen del Carmen. Sea su escapulario nuestro escudo. Laus Deo
Virginique Matri)
Alonso Gracián
No hay comentarios:
Publicar un comentario