En los últimos días se viralizó una serie de fotos
que Ara Rojas, joven modelo que se autodefine como la “reina del erotismo”, se
tomó desnuda al interior de una iglesia mexicana.
La mujer publicó las imágenes en su cuenta de Instagram y escribió que “mi desnudez no ofende a Dios”, sino que “ofende a
quienes usan a Dios y una religión para matar, quienes lo usan para manipular
masas y para vivir con doble moral”.
El P. José de Jesús Aguilar, director de Arte Sacro de la Arquidiócesis
de México, criticó que “el egoísmo o el afán de ser famosos lleva a la profanación”.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Aguilar señaló que si bien no está
seguro de que sea la misma mujer, recientemente evitó que se realizara una
profanación similar en la parroquia de San Cosme y Damián, cerca del centro de
la capital mexicana.
El intento de sesión fotográfica ocurrió “poco
después del mediodía, mientras el sacristán de mi parroquia salía un breve
momento por cuestiones de limpieza”.
“Entraron dos jóvenes al templo: una mujer y un
hombre. Y sin darse cuenta que, al mismo tiempo, yo entraba por la puerta
lateral, la mujer, a unos dos metros de la puerta de la iglesia y de espaldas
al altar, se quitó rápidamente la parte superior de su vestimenta dejando
desnudos su pecho y espalda mientras que el hombre se disponía a
fotografiarla”.
“En ese momento, llamé su atención con un grito”, dijo. “Al verse sorprendidos se asustaron y
la joven se volvió a poner inmediatamente la ropa que se había bajado. Rápidamente
me acerqué a ellos y, antes de que salieran, les pedí que borraran cualquier
fotografía que hubieran podido tomar y que tomaran en cuenta el
lugar en el que estaban porque incluso cerca del altar estaban personas orando”.
Cuando los dos jóvenes se retiraron, recordó, “me
puse a pensar hasta dónde puede llegar el afán de algunas personas que, bajo el
pretexto de la ‘libre expresión’ o ‘trabajos artísticos’, son capaces de hacer
todo tipo de cosas con tal de llamar la atención en un mundo en el que se
consideran ‘nadie’ o caer en el engaño de que lo más valioso, o lo
único que pueden ofrecer, es su cuerpo o su desnudez”.
El P. Aguilar recordó que “los templos,
aunque son construcciones realizadas con los mismos materiales que otras
edificaciones, son considerados sagrados precisamente por el uso que se les
da”.
Se trata, explicó, de lugares “de encuentro
entre los fieles para formar comunidad y santificar su vida a través de la
oración, la recepción de los sacramentos y la ayuda mutua”.
“Por esta razón, tanto en sinagogas, mezquitas o
cualquier otro templo hay ciertas normas que facilitan esta finalidad e impiden
usos o abusos que van contra ella”, dijo.
Sin embargo, lamentó el sacerdote, “existen
personas que, sin la menor sensibilidad hacia las comunidades de creyentes,
faltan al respeto no solo a su persona y creencias, sino también a las
edificaciones, signos o imágenes que los fieles tienen en especial estima”.
El sacerdote recordó que “la palabra
‘profanar’, en el diccionario, indica las palabras, actitudes o acciones de
este tipo: tratar sin el debido respeto una cosa que se considera sagrada o
digna de ser respetada, sea la dignidad, estima y respetabilidad de una persona
o de una cosa, especialmente la honra y el buen nombre de una persona muerta,
así como los cementerios o templos”.
“Es lamentable que, con el simple afán de llamar la
atención, obtener fama o recursos económicos algunas personas ignoren o falten
al respeto a lo que otros, en su legítimo derecho y sensibilidad, consideran
sagrado. Quizás sientan que, de otra
manera, nadie les pondría atención”, dijo.
POR DAVID RAMOS
| ACI Prensa
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