En Medjugorje, tras un Via Crucis, se
enamoró de Jesucristo.
Adnaloy pasó años lejos de Dios, sin poder
perdonar, derrochando, lejos de Dios y buscando en la New Age, sin paz.
Adnaloy
Estrada, 49 años, madre de dos hijos, venezolana natural de Caracas, en España
desde 2001, ha contado su testimonio de conversión a "Cambio de Agujas",
el programa de testimonios de HM Televisión. Enfadada con su padre, que había llevado una
doble vida, y volcada en una vida mundana, lejos de Dios, tres pasos la
transformaron: un Camino de Santiago, acercarse a
la oración en un Curso Alpha y un Via Crucis y una confesión en Medjugorje.
UNA
INFANCIA TRANQUILA, UNA ADOLESCENCIA HERIDA
Nació en
el seno de una familia católica y de niña iba a un colegio religioso. "Desde niña me sentí muy querida por Dios; en el colegio visitábamos enfermos, barrios
necesitados, ayudábamos en la catequesis en los barrios".
Su madre
era profesora y su padre se dedicaba a ventas. Pero cuando ella tenía 13 años,
a partir del famoso Viernes Negro económico de Venezuela, en febrero de 1983, las cosas empezaron a ir
muy mal y tuvieron que vender su piso e ir a vivir a casa de la abuela. "Ahora mis padres dormían en un colchón en el suelo
y yo compartía habitación con mi hermano. Nunca nos había pasado eso", recuerda.
El padre
de Adnaloy metió a la familia en graves deudas, con hipotecas y pisos que no
pagaba. Los abogados venían a protestar. Y el padre pasaba muchos días fuera de
casa. Luego pidió más dinero para sus negocios poco fiables. La familia le dijo
que no, y él se enfadó y se fue.
Poco
después descubrieron que él llevaba una
doble vida desde hacía diez años. Tenía otra familia, tenía otra mujer e
hija.
"Esa hija tenía la misma edad que habría tenido mi hermano si mi
padre no hubiera llevado a mi madre a abortar", detalla Adnaloy. Saber todo eso, llenó a Adnaloy de
"muchísimo odio". "Me sentí muy triste, me hizo una herida muy
grande en el corazón que hizo que me separara de mi padre
definitivamente, y también de mi abuela paterna, con la que tenía una relación
bastante buena. Ella murió sin que yo llegara a perdonarla".
¿Y la fe de la familia en estos años? Iban a
misa, pero en todas esas dificultades, de los 13 a los 23 años, ni ella ni la
familia se apoyaban de verdad en Dios.
Más allá de la misa, no había más experiencia de fe.
RUPTURA
DOLOROSA Y ALEJAMIENTO DE LA FE
El
divorcio de la madre de Adnaloy fue muy duro. "Ella
lloraba y parecía que no tenían fin sus lágrimas", recuerda.
Un
pariente les dejó dinero para pagar las deudas de hipotecas de su padre y ella
ya pudo ponerse a estudiar medicina.
Adnaloy se casó por la Iglesia porque era lo que siempre había soñado. "Mi hermano me llevó al altar, a mi padre ni le avisé ni lo invité".
Entre la
vida de casada y al estar muy centrada en los estudios de medicina, Adnaloy se
alejó mucho de la práctica religiosa. Iba a misa alguna vez. Al cumplir 30
años, por la crisis política de Venezuela, ella, su hijita de un año y su
marido, hijo de españoles, emigraron a España.
En España,
por influencia de compañeros y profesores, adoptó una percepción no cristiana
de la medicina. "Empecé a apoyar el aborto, la libertad de género, la decisión de cambiar
de género... cualquier cosa que quiera la persona. Me alejé más del
Señor". Ella estaba convencida de todo eso.
UNA
VIDA DE GASTOS Y UN VAGAR POR LA NEW AGE
"Dedicaba muchas horas a mi trabajo, a hacer guardias interminables para ganar mucho dinero y que a mi familia
no le faltase nada. Llevé a mi marido a complacerme, a que me llevara de
viaje, a gastar mucho dinero. Empecé a
acumular una enorme deuda".
Alejada ya de Dios y sintiendo un cierto vacío,
buscó apoyarse en terapias alternativas y en cosas de la Nueva Era o New Age.
"Estuve practicando el yoga. Estuve acercándome a cosas muy
extrañas como registros akáshicos, el
reiki, muchas otras cosas que entraron en mi vida porque yo permití que
eso pasara", lamenta.
También creía en la reencarnación y otras cosas confusas.
"Nada de eso me hacía feliz, mi corazón estaba cada vez más
vacío", recuerda.
"Yo
buscaba a Dios pero no me daba cuenta de que lo estaba buscando", entiende
hoy.
Recorrer
el Camino de Santiago ayuda a muchos a replantearse la vida
EL
CAMINO DE SANTIAGO: ¡ACEPTA TU RESPONSABILIDAD!
Volvía a
tener problemas económicos, como en su dura adolescencia, y sentía rabia.
Incluso empezó a pensar en separarse de su marido: quizá proyectaba contra él
la rabia que había tenido contra su padre, el otro hombre de su vida que la
había dañado económica y emocionalmente.
En esa
fase, se animó a hacer el Camino de Santiago. Caminando con una amiga enfermera,
hablando con ella, Adnaloy fue reconociendo una cosa: ella intentaba cargar
contra su marido acusaciones que en parte eran también responsabilidad de ella.
Ella también había sido derrochadora y descuidada en la economía familiar. Fue un primer paso hacia la mejoría:
reconocer su parte de responsabilidad.
CURSO
ALPHA: ¡PUEDES ORAR POR OTROS, TRATAR CON DIOS!
Un
segundo paso llegó cuando una amiga la invitó a un Curso Alpha. "Son
unas cenas, con una charla y luego en pequeños grupos se hace una discusión de
la charla. Yo iba porque me invitó una amiga y por curiosidad, a ver qué era
eso, sin expectativas".
Pero
allí sucedió algo muy importante: la oración.
Un
estudio descubrió hace unos años que es el doble de fácil conseguir que alguien rece por otro que conseguir
que rece por uno mismo (ReL lo explica aquí).
Métodos de nueva evangelización hoy suelen animar a la gente a rezar, especialmente
por otros. Y eso abre un canal con Dios.
En ese
curso Alpha se hizo una oración de
sanación invocando al Espíritu Santo. "Para
mí eso fue muy novedoso, me llamó
muchísimo la atención. ¡Se podía orar por otras personas! Para mí eso
era, creo, desconocido o lo tenía olvidado. Me gustó mucho esa oración de
sanación porque me hizo ver que la
forma que tenemos de relacionarnos con el Señor es a través de la oración.
Nos dijeron que es como cuando tienes una relación con alguien: has de tener
detalles, escribirle cartas... la oración es así. Y allí empecé a orar por otras personas: ¡yo nunca había orado por
otras personas!"
"FUE
MARAVILLOSO, UN MILAGRO POR INTERCESIÓN DE LA VIRGEN"
Por esas
fechas, su tío estaba muy enfermo, y Adnaloy y su familia no sabían muy bien
qué decisiones médicas eran más adecuadas. "Ya
estaba yo apegada a la oración, era el Año de la Misericordia, y empecé a rezar
una versión mía del rosario de la Misericordia".
Los
médicos les dijeron que su tío estaba a
punto de morir. Adnaloy y su familia pidieron que lo pasaran a una sala,
para acompañarlo en su tránsito. "Fue muy
impresionante, porque lo dejaron sólo con la alimentación, lo básico, sin
soportes, en pocos días empezó a
mejorar y al final nos dijeron los médicos que estaba curado. ¡Para
nosotros fue maravilloso, un gran milagro por intercesión de Nuestra Señora la
Virgen! Creo que fue lo que más abrió mi corazón a Dios entonces".
EN
MEDJUGORJE: "VI PASAR MIS PECADOS, ME CONFESÉ"
Después,
Adnaloy se sintió invitada por la Virgen a ir a Medjugorje. "Allí hicimos un Via Crucis tradicional en la montaña de Medjugorje. Allí conocí
una persona que subía con nosotros, un chico que había estado 14 años en coma
profundo. Su familia había orado con fe por él durante años, y él había despertado del coma tras 14 años y
daba gracias a la Virgen, subiendo con nosotros".
El
Via Crucis en Medjugorje ayudó a Adnaloy
Adnaloy
habló allí con un sacerdote y "de una forma
muy sencilla me explicó que yo estaba equivocada en muchas cosas. Fue como si viera pasar mi vida, con mis
pecados, como si el Señor me diera el don de verme con mis pecados, lo
alejada que estaba... y me sentí tan
amada por el Señor, me sentía tan indigna... que tuve que ir corriendo,
corriendo, al Sacramento de la Reconciliación".
Esa
confesión en Medjugorje la cambiaría para siempre. "Fue
salir de allí y era como si me hubiesen
dado un baño de agua fresca, como si me hubiesen quitado muchísimo peso
de encima. Me sentí totalmente renovada por el Señor. Fue como que me enamoré
de Jesucristo. Un momento muy hermoso".
PODER
PARA PERDONAR Y RECONSTRUIR
De vuelta
a España, ella no era ya la misma. "Llegué
transformada de esa peregrinación, al punto que mi familia no me reconocía. Yo no lo entendía muy bien, pero era la
Virgen que había sanado por fin mi corazón roto y herido".
Y la gran
prueba de que Dios actuaba y transformaba se dio con el poder de perdonar en su
vida familiar. "Mi párroco dijo en una homilía: tenemos que tender puentes. Y yo
pensé en mi padre: tenía que buscarlo y hacer efectivo el perdón de mi
corazón. Lo llame por teléfono y pude
reconciliarme con él. Tras ese paso conseguí también que mi hermano y mi
madre tuvieran con mi padre una relación cordial. Pude contactar con mi hermana
allí, y hoy soy capaz de hablar con mi
hermana, la llamo hermanita y le tengo mucho amor".
"He podido abrir mi corazón, que es nuevo, la Virgen lo sanó, estoy muy feliz y solo quiero hacer lo que el
Señor me pida para transmitir ese amor a otras personas, el camino del
perdón, que es muy hermoso", concluye,
emocionada.
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