domingo, 9 de junio de 2019

DISTINTAS SENSIBILIDADES EN EL MUNDO ORTODOXO HACIA LA IGLESIA CATÓLICA


El papa Francisco está de viaje en Rumanía, país con un 89% de la población ortodoxa, un 5,6% católica (rito latino y oriental) y un 3,7% protestante.
La Iglesia Ortodoxa rumana es la única, entre todas las ortodoxas, en un país de idioma “latino". De hecho, forma parte de la Unión Latina. Y eso, aunque pueda parecer una anécdota, tiene su importancia.
Hace menos de un mes del viaje del Pontífice a Bulgaria, otro país de mayoría ortodoxa. Sin embargo, los ortodoxos búlgaros no perdieron ocasión de mostrar su rechazo al Obispo de Roma. Basta recordar que el metropolita de Plovdiv, la segunda ciudad más importante del país, acusó al Papa de ser cabeza de la religión de Satanás. Y en cuanto a una posible unión de las iglesias cristianas dijo: «¿Cómo unirnos a todas las Iglesias? No es posible unir a la luz y la oscuridad». Este señor, que se llama Nikolai, llegó a decir que «la visita del Papa de Roma es un acto político, el propósito es unir a todas las iglesias en torno a Roma, y cuando venga el Anticristo, que él se encuentre con el Papa». Que nadie piense que es algo en contra de la persona de Francisco. Es contra el papado en general.
Muy distinto a lo ocurrido ayer, cuando el Papa mantuvo una reunión tanto con el Patriarca Daniel como con el Sínodo permanente de la Iglesia Ortodoxa rumana. No es que los ortodoxos rumanos se tiren a los pies del Pontífice para reconocer su autoridad sobre toda la Iglesia, pero al menos no le insultan.
Son muchos los que creen que la unión del catolicismo con el mundo ortodoxo es altamente probable. Ciertamente tenemos mucho más en común católicos y ortodoxos que católicos y protestantes por una parte y ortodoxos y protestantes por otra, pero que nadie se engañe: las diferencias son muy importantes. 
No solo nos diferencia el papel del papado, que ya de por sí resulta esencial por el hecho de que el ministerio petrino fue creado por nuestro Señor Jesucristo, sino otra serie de dogmas que la Iglesia Católica no puede dejar a un lado para lograr una unidad que no sería en la verdad. Por ejemplo, el del purgatorio, el del pecado original y, como consecuencia, el de la Inmaculada Concepción (aunque ellos aceptan que María no pecó). También está la cuestión del filioque. No voy a entrar a explicar las diferencias doctrinales en esos temas. El que las desconozca, puede consultar internet para enterarse.
En todo caso, la cuestión ecuménica pasa hoy por una situación peculiar. La iglesia Ortodoxa está en pleno cisma por el reconocimiento el Patriarca Ecuménico a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana y la ruptura de la comunión de Moscú con Constantinopla. Y Francisco va a pasar a la historia, entre muchas otras razones, por ser uno de los escasos papas a lo largo de la historia acusado de heterodoxia. El último fue Juan XXII, allá por el siglo XIV. Sólo Dios sabe cómo van a acabar ambas situaciones, pero la sensación es que estamos más cerca de nuevos cismas que de la unión deseada por Cristo.
Luis Fernando Pérez Bustamante

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