La diócesis de Getafe prepara los actos
conmemorativos
Un 30 de junio
de 1919 el Rey Alfonso XIII consagró España al Sagrado Corazón de Jesús en el
Cerro de los Ángeles ante miles de personas que llegaron de toda España
(COPE/InfoCatólica) Un 30 de
junio de 1919, el Cerro de los Ángeles de Getafe estaba lleno de miles de fieles. Habían llegado
de todo el país en coche, trenes, carros y caballos. El motivo: España se consagraba como país al Sagrado
Corazón de Jesús.
El monumento recibió la bendición del nuncio del
Papa Benedicto XV, Francesco Ragonesi. El arzobispo de Madrid, Prudencio
Melo, presidió la Santa Misa y, antes de la bendición final, se leyó un
telegrama del Santo Padre.
Depués de escuchar las
palabras del pontífice, se expuso el Santísimo Sacramento de forma solemne
y todos se arrodillaron. El Rey
Alfonso XIII, de pie, leyó la consagración, de píe ante el Altar
del Monumento.
ASÍ FUE LA CONSAGRACIÓN
La ocasión reunió al Rey
Alfonso XIII, a la Familia Real, a miembros del Gobierno y otras
autoridades civiles, religiosas y militares. A las 11:30, se izó el pendón morado de Castilla y
los Reyes aparecieron en la tribuna regia, en medio de aclamaciones.
El Nuncio de Su Santidad bendijo el Monumento y, antes de la
Eucaristía, el coro del Círculo de San José y el Sindicato obrero femenino de
María Inmaculada cantaron el «Gloria in Excelsis
Deo» y el «O Salutaris», entre otras
oraciones.
Antes de la bendición
final, el Cardenal Gasparri leyó
una carta del Papa donde concedía indulgencia plenaria a todos los que
asistieron a la ceremonia religiosa. Después, se expuso en el
altar la Sagrada Forma y todos se arrodillaron.
Alfonso XIII se colocó junto al altar y proclamó la fórmula de la Consagración. «Corazón
de Jesús Sacramentado, Corazón del Dios – Hombre, Redentor del Mundo, Rey de
Reyes y Señor de los que dominan: España, pueblo de tu herencia y de tus
predilecciones, se postra hoy reverente ante ese trono de tus bondades que para
Ti se alza en el centro de la Península... Reinad en los corazones de los
hombres, en el seno de los hogares, en la inteligencia de los sabios, en las
aulas de las ciencias y de las letras, y en nuestras leyes e instituciones
patrias», es un fragmento de esa lectura.
Monseñor Melo Alcalde, obispo
de Madrid, pidió que la consagración se viviera con fervor en toda España.
Durante la consagración, en todas
las iglesias españolas hubo oraciones dando gracias y pidiendo por la paz,
mientras repicaban sus campanas. España entera se postró ante el Sagrado
Corazón, para que reinase en España, tal como había prometido a Bernardo de Hoyos.
Según monseñor Joaquín López,
obispo emérito de Getafe, la
validez de la consagración de España, que tuvo lugar hace ya un
siglo, «ha
quedado confirmada por los innumerables frutos de santidad, no exentos de persecución, que se han producido en
este tiempo».
Mons. López afirmó
que todo acto de consagración al Corazón
de Cristo «es una confesión de fe en Dios, compromiso de reparación al Corazón
del Salvador y una respuesta generosa al mismo Cristo».
HISTORIA DE LA DEVOCIÓN
La historia del Sagrado
Corazón en España comenzó con el jesuita P.
Bernardo de Hoyos (1711-1735), quien comenzó a impulsar esta devoción. En una de
las revelaciones que experimentó, escuchó
a Jesucristo: «Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes».
Don Francisco Belda y Pérez de Nuero, primer obispo de
Getafe, propuso en junio de 1900 que se construyera un santuario al
Sagrado Corazón de Jesús. Tras el Solemne Congreso Eucarístico celebrado en Madrid (1911)
colaboró en su propuesta don Ramón García Rodrigo de Nocedal, terciario
franciscano y devoto de la Adoración Nocturna. Aprovechando el proceso de
beatificación de Bernardo de Hoyos, en 1914, se aprobó la idea de construir el santuario.
El 30 de junio de 1916, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, el obispo Salvador y Barrera puso la primera piedra y el Papa
Benedicto XV concedió indulgencia para los que colaborasen.
La escultura original, obra de Carlos Maura Nadal (arquitecto) y Aniceto Marinas (escultor)
donada por Mariano de Coyenche, se
realizó en piedra caliza. Simbolizaba a Cristo predicando a la humanidad con
expresión serena y majestuosa, amparando
y acogiendo a quienes responden al mensaje del Evangelio: «Venid a Mí quienes estais cansados y agotados».
En el monumento
original, varias esculturas
representaban tanto la humanidad santificada, como la que tiende a santificarse:
San Agustín, Santa Teresa de Jesús o San Juan Evangelista, entre otros. En la
actual también aparecen don Pelayo y otros cristianos de nuestra historia.
Durante la Guerra Civil, la escultura original
desapareció prácticamente, como consecuencia del odio de las hordas republicanas. El 23 de julio
de 1936, 5 jóvenes que trataban de defender el Santuario sufrieron el martirio.
Días después, los milicianos terminaron destruyéndolo.
Se conservan algunos restos de la escultura junto a la ermita de la Virgen
de los Ángeles. En el
actual Santuario, fueron enterrados los jóvenes mártires.
En 1944, los arquitectos Pedro Muguruza y Luis Quijada Martínez
comenzaron a restaurarlo, realizando una escultura de mayor tamaño. Se inauguró en 1965 y, 10 años después, se abrieron las
puertas del actual Santuario del Sagrado Corazón de Jesús.
La Diócesis de Getafe, desde el mes de diciembre prepara con gran devoción este
centenario, que tendrá su momento cumbre el próximo 30 de junio en
el Cerro de los Ángeles. Han invitado a todos los españoles a que se consagren
al Sagrado Corazón. En las webs Corazón de Cristo y Cerro
de los Ángeles se puede ver más información.
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