El Dr. Jorge Valenzuela, profesor de la Escuela de
Medicina de la Universidad de Monterrey (México) explicó recientemente lo que
se leería en un parte médico de defunción de Jesucristo, en caso se hubiera
expedido.
“Si nosotros fuéramos a hacer un certificado de
defunción, ¿qué escribiríamos? Muerte por paro cardiovascular y respiratorio,
debido a choque traumático e hipovolémico, todo causado por crucifixión”, señaló, en declaraciones difundidas por la Universidad de Monterrey.
“Otros factores que probablemente estuvieron
involucrados en la muerte fueron la deshidratación; arritmia del corazón
producidas por estrés; derrame pericárdico, acumulación de agua entre el
corazón y el pericardio; derrame pleural, inducida por los traumatismos, y
coagulación intravascular diseminada, es decir, la sangre se coagula y por lo
tanto no hay flujo”, añadió.
El Dr. Valenzuela, médico cirujano con un PhD en fisiología por el
Centro Médico de la Universidad de Misisipi (Estados Unidos), destacó además
que “Cristo en el Monte de los Olivos presentó una
condición médica que es bastante rara: sangre en el sudor. A eso se le llama
hematidrosis y se presenta cuando una persona está expuesta a ansiedad
extrema”.
“¿Qué es lo que pasa? Los vasos sanguíneos se
rompen debido a la ansiedad y la sangre sale por la glándula sudorípara. Este
tipo de ansiedad extrema también se vio en niños que vivían en Londres durante
la Segunda Guerra Mundial y fueron bombardeados por los nazis”, señaló.
El médico explicó que la flagelación que sufrió Jesús no se realizó con
un látigo de cuero, sino que “se realizaba con un
tipo de látigo que cuenta con varias extensiones que al final tenían
incrustados huesos de borrego y bolas de plomo”.
“Al flagelar, el hueso corta la piel y la bola de
plomo golpea al tejido. Esto produce contusiones y laceraciones y los tejidos
flagelados terminan como masas de músculos, de tendones abiertos, sangrando,
que genera mucho dolor”, indicó.
Para el Dr. Valenzuela, “esta pérdida de
sangre contribuye más adelante a un choque hipovolémico, que es el colapso del
sistema circulatorio”.
El médico señaló que los romanos “perfeccionaron”
la técnica de la crucifixión “para producir
el máximo dolor y que la persona muera lentamente, pero que su agonía sea
prolongada”.
Explicó que en la posición que colocaron a Jesús “es extraordinariamente difícil respirar”, pues “la persona tiene que apoyarse en los pies y tiene que
tratar de subir su cuerpo hacia arriba apoyándose en las muñecas que tienen
clavos, todo esto va inhibiendo la expiración y va haciendo que la persona
retenga Co²”.
Redacción ACI
Prensa
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