Mons. Juan Antonio Reig Pla
tiene el “bendito” problema de ser el obispo español que más
claro habla sobre la doctrina moral de la Iglesia en todos sus ámbitos,
lo cual incluye la homosexualidad. Y eso, de ahí que diga que es un problema, le pone en el punto de mira de los
totalitarios laicistas de izquierdas y derechas -son la misma basura-
que no soportan que un obispo católico ejerza de tal.
Esos totalitarios han aprobado leyes aberrantes que
buscan perseguir a aquellos que quieren ayudar a los homosexuales que quieren
dejar de serlo. Los mismos que pretenden que el estado pague las operaciones de
cambio de sexo, algo que va contra la biología, quieren meter en la cárcel a
los que piden ayuda para revertir una tendencia sexual, que no tiene razón
biológica alguna probada.
Esa actitud tiránica quebranta la propia libertad de la persona que
acude a la Iglesia, o a un profesional de la psicología/psiquiatría.
Curiosamente, de lo que ahora acusan falsamente a Mons.
Reig Pla y su diócesis es de hacer lo que el Papa acaba de decir que deben
hacer los padres que ven como sus hijos empiezan a mostrar tendencias
homosexuales: llevarles al psicólogo.
Ya escribí ayer sobre el tema
así que poco tengo que añadir. Si acaso, señalar que la diócesis de Alcalá no da ningún tratamiento para “curar” la homosexualidad. La mujer que atendió al
periodista tramposo no es ni psicóloga ni psiquiatra sino orientadora.
Es decir, no prescribe terapia alguna.
Ahora bien, independientemente de que la homosexualdiad pueda o deba ser
tratada por un profesional de la medicina, lo que no admite discusión es que, en cuanto deja de ser una tendencia y
pasa a ser un pecado, puede y debe ser tratada por la Iglesia. Matener
relaciones con personas del mismo sexo es pecado mortal que lleva, de no
arrepentirse, a la condenación eterna, al infierno.
Ya pueden sacar cien mil
leyes, que la Iglesia que es fiel a
Cristo -no la pseudoiglesia de James Martin y sus palmeros- debe de ayudar al homosexual a, como mínimo,
vivir en castidad. Y ya pueden sacar un millón de leyes, que la gracia de Dios es más que suficiente para
que una persona que tiene tendencia homosexual pase a ser heterosexual.
Eso pasa, tanto si lo quieren aceptar como si no. Yo conozco casos. También los
conozco de homosexuales que no dejan de serlo pero viven conforme a la voluntad
de Dios.
Si ayudar a un homosexual a ser fiel a Cristo es homofobia, soy homófobo. Y si eso provoca que tenga
que ir a la cárcel, aquí están mis
muñecas para que les pongan los grilletes.
Vaya desde aquí mi agradecimiento a Mons. Reig Pla por no
arrodillarse ante el Baal de la democracia liberal que nos ha traído
millones de abortos, millones de divorcios, tiranía estatal en materia
educativa y persecución a la fe. Fiel
obispo. Fiel pastor. Fiel siervo del Rey de Reyes.
¡Viva Cristo Rey!
Luis Fernando Pérez Bustamante
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