En la Iglesia existe la tradición de portar palmas
en el Domingo de Ramos para celebrar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
Sin embargo, pocos saben el arduo trabajo que demanda cosecharlas y
prepararlas, y que diversos productores se esfuerzan por hacerlo sin dañar el
medio ambiente.
Se estima que existen 2600 especies de palmas en el mundo. La planta que
produce las hojas para el Domingo de Ramos se llama palma de cera (Ceroxylon
quindiuense) y suele crecer en climas tropicales o subtropicales.
El proceso para obtener las hojas de palma puede tomar todo un año,
puesto que los productores las cosechan, cortan y preparan para la celebración.
Antiguamente y por la distancia, muchas iglesias no podían conseguirlas
así que las sustituían por plantas locales como el olivo o el sauce. Ahora en
países como Estados Unidos y Canadá hay empresarios que se dedican a
cosecharlas de manera sostenible: uno de ellos es Peter Munley.
Munley dijo a ACI Prensa
que en Estados Unidos las palmas de cera se cosechan en Florida, Texas,
California y otras regiones del sur del país, y son enviadas a cerca de 18 mil
iglesias en el país.
El empresario explicó que el trabajo de los recolectores reduce el
impacto ecológico que, por ejemplo, causa la importación, debido a que el
traslado de los productos desde el extranjero origina cierto grado de
contaminación.
Thomas Sowell es otro productor en Florida, quien ha cultivado las
palmas por más de 50 años. Explica que las siembran en un lugar especial y
cuando la cortan, emplean una técnica precisa para no matar la planta. Luego,
las hojas pasan por un proceso riguroso de limpieza y preparación para luego
ser entregadas a las iglesias católicas, protestantes y ortodoxas que las
requieran.
El empresario comentó a ACI Prensa que considera este trabajo como un “servicio y una bendición”. Añadió que su negocio
no habría podido crecer sin “la ayuda de Dios”
y que “todo lo que hacemos por esas iglesias lo
hacemos en honor de Jesucristo”.
¿Y EN AMÉRICA LATINA?
En Ecuador y Colombia, la cosecha y venta de la palma de cera está
prohibida porque las hojas son el hábitat de varias especies en peligro de
extinción.
En Ecuador el Ministerio de Ambiente indicó que en los últimos años ha
disminuido la fabricación y la venta de las palmas. Una vez al año, se realiza
en Quiro una feria llamada EcoRamosPara ofrecer
productos alternativos.
El P. Jorge Moreno, sacerdote de la Arquidiócesis ecuatoriana de Cuenca,
explicó a los medios locales que los sacerdotes realizan una campaña desde
inicios de la Cuaresma para concientizar a los fieles sobre el valor ecológico
de esta planta y los animan a sustituirla por ramas de capulí, durazno, maíz o
trigo.
En Colombia, la venta, uso o transporte de las hojas de palma es considerado
un delito debido a que en algunos lugares del país como Cocora, la palma de
cera está desapareciendo.
Como respuesta, el gobierno lanzó una campaña para protegerlas y existe
un escuadrón especial que se dedica a interceptar a quienes no acatan las
regulaciones.
En otros países como México y Perú, las palmas de cera no están en
peligro de extinción y su uso no genera problemas en el ecosistema. Por ello,
los artesanos y comerciantes las venden sin problemas, puesto que constituyen
una importante tradición cultural de Semana Santa.
Habitualmente, se venden en las entradas de los templos en diversos
tamaños, formas y estilos.
Redacción ACI
Prensa
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