Llevamos días en los
que se ha hecho famosísimo un video en el
que once religiosas españolas hacen propaganda feminista y a favor de la huelga
y la manifestación de hoy en favor de los derechos de la mujer.
No sé cuántas veces lo pondrán
en la tele y lo sacarán los diarios. Once
monjas, once, como en los mayores y más típicos festejos,
extraordinarios, eso sí, como el de hoy, por eso más de seis, de la prestigiosas ganaderías de la progrez y
la más rabiosa modernidad, encaste podemos, que serán acompañadas en su
lucha por toreros y toreras, banderilleros y banderilleras de reconocido
prestigio: Lucía de la Pampa, Teresa de los
forcados portugueses, Ángel el pacífico, Jesusín el Asaz, José Manuel de la
clerecía, así como de una nutrida compañía de monosabios y monosabias,
picadores y picadoras, puntilleros y puntilleras de valor demostrado y hombría
y mujería fuera de toda duda y dudo.
Esta corrida (o corrido, llamen a los mariachis) no es de sangre y
muerte. No. Es festejo lúdico – festivo – piadoso – cuaresmal – itinerante y prepascual en el que
reses y resas, lidiadores y lidiadoras, confraternizarán a mayor honra de los
estrógenos a los acordes de Imagine, Viva la Gente y Gracias a la Vida, entre
nubes de incienso, cuencos tibetanos y luces siempre moradas. Algún troglodita
es capaz de decir, a la vista del color de las luces, que si no estarán
haciendo el lila. Mala gente, que la hay.
ONCE MONJAS, ONCE.
En España más de treinta mil consagradas entre religiosas de vida activa y monjas de clausura. Me dicen mis
fuentes secretas que las Misioneras de
la Caridad no piensan hacer huelga (las de santa Teresa de Calcuta, ya
saben). Las Hijas de la Caridad del comedor de la calle Martínez Campos me
dicen que seguirán con su tarea como todos los días. Informaciones de última
hora confirman que las de Iesu Communio
continúan rezando como si tal cosa.
Hace un rato he celebrado misa
en una residencia de ancianos. Las Hermanas Catequistas han estado animando la
celebración y acompañando a los mayores como siempre. No hacen huelga. No
tienen tiempo. Tampoco parecen
especialmente sensibilizadas y comprometidas con la causa del feminismo las
carmelitas descalzas, las clarisas, las del Císter o las bernardas. Ya
saben. No van a comparar a esas rancias, sometidas al machismo y a la opresión
patriarcal con las comprometidas Teo, Pepa, Maite, Concha o Macu. Esto es lo
que hay.
Los hay que dirán que menos mal que las monjas van espabilando y ya hasta salen en videos
combatiendo el heteropatriarcado, la Iglesia machista y opresora y la
esclavitud estructural de siglos. Otros,
en su igualmente justo derecho a la libertad de expresión, aunque desde su
machismo, la falta de sentido del día de hoy, y evidentemente una fuerte dosis
de mala leche, dicen que prefieren ¡pásmense ustedes! a las carmelitas rezando, y que
hizo más santa Teresa de Jesús por la liberación de la mujer que todas estas
gritonas de morado (estamos en cuaresma, debe ser por eso) que se
piensan que a mayor volumen de decibelios, más razón tienen, y que la fuerza
del argumento está en proporción al volumen de las domingas en libertad.
Para cambiar y reformar la
Iglesia, la de Ávila no necesitó quitarse la toca. Es lo que pasa cuando hay
argumentos de peso y santidad a prueba. Y lo contrario.
Jorge González
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