El pudor es una
virtud y por tanto, se nos presenta como un deber, y muchos se sienten
aliviados si se les exime del mismo; es decir, si se considera como un puro
condicionamiento social.
Por: Carolina
Garcia Chagoya | Fuente: Tiempos de Fe, Año 2, No. 10
Pudor: Honestidad,
modestia, recato (castidad). El pudor es una virtud y por tanto, se nos
presenta como un deber, y muchos se sienten aliviados si se les exime del
mismo; es decir, si se considera como un puro condicionamiento social. Es por
eso que la literatura psicosociológica está dispuesta a considerar como
condicionamientos sociales preferentemente los hábitos llamados virtudes.
La pureza exige el pudor. Ésta es integrante de la templanza. El pudor
preserva la intimidad de la persona. Designa el rechazo a mostrar lo que debe
permanecer velado. Está ordenado a la castidad, cuya delicadeza proclama.
Ordena las miradas y los gestos en conformidad con la dignidad de las personas
y con la relación que existe entre ellas.
El pudor protege el misterio de las personas y de su amor. Invita a la
paciencia y a la moderación en la relación amorosa; exige que se cumplan las
condiciones del don y del compromiso definitivo del hombre y de la mujer.
El pudor se expresa en la modestia e inspira la
elección de la vestimenta.
Existe un pudor de los sentimientos como también un pudor del cuerpo.
Inspira una manera de vivir que permite resistir a las ofertas de la moda y a
la presión de las ideologías dominantes. Las formas que reviste el pudor varían
de una cultura a otra, sin embargo, en todas partes constituye la intuición de
una dignidad espiritual propia del ser humano. Nace con el despertar de la
conciencia personal. Educar en el pudor a niños y adolescentes es despertar en
ellos el respeto de la persona humana.
La virtud cardinal de la templanza se distingue de todas las demás virtudes
cardinales en que "tiene su verificación y
opera exclusivamente sobre el sujeto actuante" y, como el pudor
está muy relacionado con la templanza, nos encontramos que estamos hablando
de una virtud que repercute en un ámbito difícilmente observable desde afuera.
Es conveniente aclarar que todo lo que es de Dios es para Dios. A la
persona le incumbe administrar lo que Dios le haya dado, de tal modo que
consiga glorificar a Dios lo mejor que pueda.
La educación del pudor en lo niños
Para la educación de los hijos podemos tener en
cuenta si aprecian su intimidad en los siguientes rasgos:
1. Que existan zonas en que empieza a reservar algo
de su ser, emociones, o cuerpo, a cubierto de los demás.
2. Que sean capaces de, estar a solas consigo mismo
algún rato, en silencio.
3. Que mantengan el contenido de su intimidad sana
mediante la orientación de las personas idóneas.
El motivo dominante por el que los hombres construyen casas no es
defenderse del clima o de los animales: el hombre
construye casas porque necesita proteger especialmente su intimidad.
Si las condiciones de la vivienda no son adecuadas para permitir el
mantenimiento de la intimidad de los hijos, saldrán de su casa con los riesgos
consiguientes.
La propia intimidad sólo debe manifestarse en aquellos casos en que ello
pueda favorecer la mejora personal o el bien del prójimo.
El desarrollo de la virtud del pudor puede resultar seriamente dañado
por influencias externas a la persona. Si lo que pretendemos es que nuestros
hijos sean apasionados, pero siempre bajo control, es evidente que hay que
enseñarles utilizar su voluntad, pero también su capacidad de razonamiento para
que sepan reconocer los efectos de esas influencias.
Hay una serie de hábitos que se pueden inculcar a los hijos desde muy
pequeños, en los actos que conducen al desarrollo de la voluntad; esto es prepararlos
para estar más fuertes en lo que más tarde les va a costar
más.
Estas cosas están relacionadas con la formación de la conciencia en la
que se vea, con la mayor nitidez posible, la significación de Dios en nuestra
vida.
Un aspecto relacionado con el pudor es la llamada "educación sexual", aunque sería más
correcto hablar de información sexual dentro de una educación para el amor.
Fundamentalmente para el desarrollo de la virtud del pudor es el
respeto hacia el propio cuerpo. Los padres deben proporcionar a sus hijos la
debida información sexual, ateniéndose no solamente a la edad cronológica, sino
el grado de madurez física y mental. Enseñarles de modo paralelo, aquellos
deberes que determina la Ley de Dios respecto al sexo, a fin de que aprendan a
discernir lo que es pecado de lo que no lo es.
Bibliografía
* Diccionario Enciclopédico Ilustrado Océano Uno,
Grupo Editorial Océano, México 1991.
* La educación de las virtudes humanas. ISAACS,
David, Ed. Minos, México 1994.
* Catecismo de la Iglesia Católica, Coeditores
Católicos de México, 2a. ed.
El combate por la pureza
El Bautismo confiere al que lo recibe la gracia de
la purificación de todos los pecados. Pero el bautizado debe seguir luchando
contra la concupiscencia de la carne y los apetitos desordenados. Con la gracia
de Dios lo consigue:
* mediante la virtud y el don de la castidad, pues
la castidad permite amar con un corazón recto e indiviso;
* mediante la pureza de intención, que consiste en
buscar el fin verdadero del hombre; con una mirada limpia el bautizado se afana
por encontrar y realizar en todo la voluntad de Dios...
* mediante la pureza de la mirada exterior e
interior; mediante la disciplina de los sentidos y la imaginación...
* mediante la oración...
Catecismo de la Iglesia Católica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario