Se alegra de que Fernando Paz no vaya en las listas
En declaraciones
a La Otra Crónica de El Mundo, José María Marco explica que confesó a sus
padres que era homosexual en 1972, con 17 años. Firme partidario del matrimonio
homosexual, encabeza la candidatura de VOX para el Senado en Madrid.
(LOC/InfoCatólica) En las casi cinco décadas que
han transcurrido desde su salida del armario, José María Marco se ha convertido
en uno de los máximos representantes
del pensamiento liberal conservador. Escritor y colaborador de EsRadio,
es profesor de la Universidad Pontificia de Comillas. Ahora da el salto a la
política como candidato de Vox para el Senado.
Marco, que nunca ha ocultado
su homosexualidad, apuesta por un partido tachado de homófobo, algo que él está
dispuesto a desmentir.
«Me presento a
las elecciones con Vox porque tenemos un problema con la existencia de la
nación española y el partido que mejor trata este asunto es Vox», afirma. El intelectual ha
elegido al partido de Santiago Abascal «por lo que
representa». Se distancia de los adjetivos que tachan a la formación de
homófoba: «En
Vox no hay homofobia, hay una opinión sobre el matrimonio homosexual», sostiene.
Aunque en las Cien medidas para la España viva presentadas por la formación verde no hablan
directamente de los homosexuales, es cierto que en la número 71 proponen «la creación de
un Ministerio de Familia. Promulgación de una ley orgánica de protección de la
familia natural que la reconozca como institución anterior al Estado.
Buscaremos la todavía lejana convergencia con la media europea en cuanto a
prestaciones familiares».
Abascal dijo el jueves en el Club Siglo XXI que si gobiernan cambiarán
la palabra «matrimonio» de la ley de
matrimonio entre personas del mismo sexo que aprobó el Congreso en 2005. «El matrimonio homosexual me parece bien.
Es una cuestión de derechos y de dignidad de los homosexuales», defiende Marco, de cuyas palabras se desprende el desacuerdo con
esa medida.
Una de las principales tesis
del pensador es que la izquierda se ha apropiado de los derechos de los
homosexuales. En parte lo ha hecho por la actuación del PP en 2005, cuando se
aprobó la ley. «En su momento hubo una falta de
reflejos en el Partido Popular», reconoce. «Habría sido posible hacer un contrato de
unión civil entre personas del mismo sexo sin llamarlo matrimonio, que
era el término polémico», opina.
Marco tiene una página web en
la que escribe un blog. En él, hay una categoría llamada «Gay» en la
que reúne varios artículos reflexionando sobre la homosexualidad en el mundo.
Una de sus principales tesis es que la
izquierda se ha apropiado de los derechos de LGTBI y que es un lobby de presión.
Según Marco, no habría que mezclar la orientación sexual con la política. «Se
exagera en cuanto a la identificación de la homosexualidad con una posición
política determinada, siempre de izquierdas. La homosexualidad no atañe a la ideología de las personas, como no
atañen otros aspectos de su intimidad», sostiene.
Marco se pronuncia sobre la
polémica tras el nombramiento y posterior retirada como candidato del
historiador Fernando Paz, quien iba de número uno del partido por Albacete. Paz
sostiene que la homosexualidad se puede corregir, como afirmó en una entrevista
en Espejo Público: «Si tuviera un hijo gay lo que
haría es ayudarle, hay terapias para reconducir su psicología». Ante la
polémica por su nombramiento, presentó su dimisión, le sacaron de las listas y denunció una «cacería mediática».
En su lugar han puesto a Rafa Lomana, hermano de la archiconocida Carmen
Lomana. Su salida supone un alivio para Marco: «No estoy de acuerdo con las opiniones de
Fernando Paz y me alegro que Vox haya decidido que no lo representa», zanja.
Doctrina católica
sobre la legalización de las uniones homosexuales
La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no
puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a
la legalización de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la
unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad. Reconocer legalmente las uniones homosexuales
o equipararlas al matrimonio, significaría
no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para
la sociedad actual, sino también ofuscar
valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad.
La Iglesia no puede dejar de defender tales valores, para el bien de los
hombres y de toda la sociedad.
(Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales, 11, Congregración para la Doctrina de la Fe)
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