Por: Daniela Sandí Torres. | Fuente: Catholic.net
Esta cuaresma decidí que quería vivirla diferente, tenía miedo que se me
pasara como 40 días ordinarios; así que pensé que sería bueno leer algún libro
que me ayudara a reflexionar lo que próximamente viviremos en Semana Santa.
En medio de esta idea recordé que hacía un tiempo un amigo seminarista
me había recomendado leer el libro “La amarga Pasión de Cristo” escrito
por la beata Ana Catalina Emmerick.
Para situarnos mejor en el pensamiento que me ronda; este libro consta de las visiones que tuvo
esta monjita alemana sobre la Pasión de Nuestro Señor; Dios le permitió ver
todo lo que sucedió durante estos días santos.
Sabiendo esto, puedo decirles que en efecto todo lo que leí me llegó
profundo al corazón; y me gustaría compartirles un poco de lo que me dejó esta
lectura en estos días de reflexión y conversión; en este camino de 40 días en
el desierto.
Jesús conocía cada detalle de
la Pasión, Él sabía todo lo que tenía que sufrir y fue tentado por el Diablo
para que no diera la vida por nosotros; mientras estuvo orando en el Monte de los Olivos se le presentaron
todos los pecados de la humanidad, esto porque Satanás buscaba que el Señor
desobedeciera la voluntad del Padre; pero resulta que Jesús TANTO NOS AMÓ, TANTO NOS AMA Y TANTO NOS AMARÁ SIEMPRE que
ofreció su vida por cada uno de nosotros; sabía el dolor que pasaría y pese a
ello se entregó por mí, por vos.
He de confesarles que mientras
leía esta parte de la Pasión, se me estremeció el corazón, porque en algún
momento de mi vida puse en duda que Jesús hubiera muerto por mis pecados, yo decía “pero ¿cómo puede ser esto? Si yo no había nacido, ¿cómo
es que estaba dando la vida por pecados que no había cometido siquiera?”. Después
de leer estas visiones de Ana Catalina
entendí que sí, que Jesús murió por mis pecados, porque Él me conoció antes de
que me formara en el vientre de mi madre, porque pensó en mí y me amó
mucho antes de enviarme al mundo.
Leí entre lágrimas cada momento del viacrucis de Jesucristo; porque en
más de una ocasión no le tomé la importancia y el respeto a esta meditación;
aprendí que nuestra Madre, la Virgen María fue la primera persona en meditar
este camino de dolor y de amor de Jesús, porque justo después de que el Señor
llegó al Calvario, María acompañada por las santas mujeres y por Juan caminó y
meditó cada parte por la que había pasado Jesús.
Jesús todo lo soportó por amor
a nosotros; a pesar de los maltratos físicos y verbales que recibió Él nunca
respondió con una mirada de rencor, sus respuestas eran miradas de misericordia, y cada persona que en este
caminar al Calvario se convirtió fue acogida en la familia de Jesús, con las
mujeres santas, con los apóstoles; incluso el ladrón Dimas se convirtió y Jesús
le prometió que antes que acabara el día estaría con Él en el Paraíso. Quiere decir que, Jesús siempre nos estará
esperando con los brazos abiertos, llenos de amor, siempre nos espera
con una mirada de misericordia; que estamos a tiempo de convertir nuestro
corazón al amor.
Mientras leía pensaba en cuánto debo cambiar en mis días, en cuánto debo
aprender del Señor, como dice en el evangelio "Sean
misericordiosos como su Padre es misericordioso" Lucas 6, 36. Me
detuve a pensar: "¿Con cuánta misericordia le
respondo al mundo?"
Después de leer este libro, comprendo
un poco mejor cuánto hizo Jesús por mí, entiendo con más claridad que
verdaderamente pasó por todo aquel sufrimiento para el perdón de mis pecados;
que tengo una familia santa en el Cielo que me espera para Alabar eternamente a
Dios; pero que yo debo poner de mi parte y aprender a vivir en la Verdad y en
el Amor.
Yo los invito a aprovechar
este camino de 40 días por el desierto, para descubrir que en medio de las
tentaciones necesitamos del amor de Dios y de la fuerza que proviene del
Espíritu Santo para
sostenernos; que necesitamos convertir nuestro corazón, alzar nuestra mirada al
Padre que es amor, a aquel que decidió darlo TODO
por amor, que entregó su vida en la cruz por amor a toda la humanidad.
Daniela
Sandí Torres.
Costa Rica.
Costa Rica.
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