Su 20% de riesgo de depresión es, dicen
ahora, inaceptable... pero Pablo VI ya lo adelantó en 1968.
Después de 50 años, casi nadie niega que la píldora
anticonceptiva tiene muchos efectos negativos, con un 20% de usuarias que
desarrollan depresión...
Se han
necesitado muchos años, pero al final incluso
un periódico de izquierda feminista y anticlerical como El País ha
tenido que admitirlo y publicarlo: la píldora anticonceptiva, es decir,
cargar de hormonas -un medicamento- a mujeres sanas, daña a las mujeres, va
ligado a depresión, les quita control real sobre su cuerpo, no implica una
mayor concienciación masculina sobre la fertilidad y, de hecho, las españolas
cada vez lo aguantan menos.
Es lo que
han dicho durante décadas los defensores de los métodos natural de regulación
de la fertilidad, aceptados y promovidos por la Iglesia Católica y también por
algunas corrientes ecologistas y feministas. Han pasado 50 años desde que el Papa San Pablo VI se mantuviera firme en
su oposición a la anticoncepción y aclarara que es lícito recurrir a
métodos naturales ligados a los periodos naturales de fertilidad para espaciar
los nacimientos por razones serias.
Más aún,
en su importantísima encíclica Humanae
Vitae, el Papa profetizaba: "Podría
también temerse que el hombre, habituándose al uso de las prácticas
anticonceptivas, acabase por perder el
respeto a la mujer y, sin
preocuparse más de su equilibrio físico y psicológico, llegase a
considerarla como simple instrumento de goce egoísta y no como a compañera,
respetada y amada".
Algo de
eso intuyen muchas mujeres, como señala El País: ¿por qué las mujeres deben arriesgarse -y lo han hecho durante medio
siglo- con unas hormonas que tienen
consecuencias que ahora ven como graves, ligadas a depresión, para más
del 20% de las usuarias?
Así,
El País, en su suplemento femenino Smoda, se plantea el tema en
el artículo "¿Por qué las ‘millennials’ están
dejando de tomar la píldora anticonceptiva?"
LA
PÍLDORA: YA SÓLO LA USAN EL 17% DE ESPAÑOLAS
Para
empezar constata que en España sólo un
17% de mujeres sigue tomando la píldora anticonceptiva (suponemos que se
refiere al porcentaje sobre las mujeres en edad fértil, que en la envejecida
España son algo más de 10 millones),
frente a un 50% de otros países como Francia o Reino Unido. Otro 30% de
españolas prefiere el preservativo, según datos de la Sociedad Española de
Contracepción. De hecho, el uso de la
píldora anticonceptiva ha disminuido, dice el artículo, un 5% en el
último año.
Después,
el artículo repasa algunas razones por las que cree que la reputación de la píldora anticonceptiva se está resquebrajando.
1.
POR SUS EFECTOS SECUNDARIOS
"Los efectos secundarios provocados por el consumo continuado de
este medicamento son de sobra conocidos: aumento de peso, migrañas, menor deseo
sexual y alteraciones en el estado de ánimo que llegan a convertirse en depresión en entre el 20 y el 30% de las
mujeres que la toman (aseguraba Elisabeth Lloyd, filósofa y bióloga
norteamericana, en un artículo de la revista Archives of General Psychiatry).
Hasta ahora, se han considerado
“leves”, pero las mujeres de hoy no están dispuestas a sufrirlos", dice El País.
Es un
párrafo divertido, porque hace diez, veinte, 30 años, cuando las mujeres
cristianas (u otras defensoras de la regulación natural) decían a sus compañeras
que ese riesgo de depresión era injusto, abusivo, intolerable si se tratara de
cualquier cosa distinta al placer sexual, las llamaban "alarmistas"
y "aguafiestas".
2.
PORQUE LAS MUJERES HAN TOMADO CONSCIENCIA DE SU CUERPO
"La píldora es un tratamiento médico que nació para ser paliativo
de algunos problemas hormonales como desajustes y dolores en la menstruación o
acné –síntomas a los que beneficia su consumo–, pero no como mero método
contraceptivo: “Los anticonceptivos hormonales se deben adquirir con receta
médica, ya que será el ginecólogo el que indique en cada caso el método más
adecuado para cada tipo de paciente”, advierte la doctora María Concepción
Blasco, especialista en Ginecología y miembro de Topdoctors, a SModa".
"Cabe preguntar, entonces, tanto al sector femenino como al ginecológico (y al farmacéutico): ¿por qué someter al cuerpo al efecto de un medicamento si no se necesita?. “Las mujeres creemos que es mejor para nuestra salud no tomar hormonas, nos negamos a tomar un medicamento cuando estamos sanas”, aseguraba a S Moda Sabrina Debrusquat, autora del libro J’arrète la pilule (Dejo la píldora), tras haber entrevistado a 3.616 mujeres para su investigación.
"Cabe preguntar, entonces, tanto al sector femenino como al ginecológico (y al farmacéutico): ¿por qué someter al cuerpo al efecto de un medicamento si no se necesita?. “Las mujeres creemos que es mejor para nuestra salud no tomar hormonas, nos negamos a tomar un medicamento cuando estamos sanas”, aseguraba a S Moda Sabrina Debrusquat, autora del libro J’arrète la pilule (Dejo la píldora), tras haber entrevistado a 3.616 mujeres para su investigación.
Estas
cosas las católicas que usan métodos
naturales lo dicen desde hace 50 años y El País y otros
periódicos pro-anticoncepción se burlaban sistemáticamente, hasta ahora.
3.
POR FEMINISMO
"Los datos hablan claro: el
desarrollo de un anticonceptivo hormonal masculino que parecía resultar
efectivo se suspendió alegando
posibles efectos secundarios negativos. Se trataba de depresión y otros trastornos del estado de ánimo en el 3% de
los hombres participantes en los estudios… ¿Habría dejado de plantearse
también la píldora femenina en la actualidad si afectase negativamente al 3% de
las mujeres? Hoy todo el mundo tiene
mucha más información al alcance de la mano y, sobre todo, acceso a Internet.
Una rápida y sencilla búsqueda en Google arroja algo de luz sobre esta
corriente anti-hormonas: además del factor
machista, insensibilidad, depresión, cáncer o contaminación son algunos
de los términos relacionados con ella".
¡El factor machista suena
casi igual a lo que decía Pablo VI hace 50 años! "El hombre, sin preocuparse más del equilibrio físico y psicológico de la
mujer, llegase a considerarla como simple instrumento de goce egoísta y
no como a compañera...", veía el
Papa como una consecuencia de la cultura anticonceptiva. Ella tiene que hormonarse para estar
dispuesta para él, dice la cultura hedonista e hipersexualizada.
4.
POR SU COSTE
La
píldora cuesta 12 euros cada ciclo, y hay que usarla todos los ciclos. Los
preservativos son más baratos, se compran cuando se (piensa) que se van a usar.
Pero lo más barato de todo son los
métodos naturales: solo hace falta un termómetro y
hacer algunas fotocopias de gráficas.
5.
EL ELEMENTO VEGANO
El
artículo de El País no toma en cuenta la existencia de mujeres
cristianas en edad fértil (hay algo más de 10 millones de mujeres en edad
fértil en España, de las que un 15% pueden ser católicas practicantes) y no menciona para nada los métodos naturales
de regulación. En cambio, tiene en cuenta a los "veganos",
una minoría diminuta que no quiere tener nada que ver con el uso
de animales.
"Todos los medicamentos están testados en animales, así que la
píldora no se libra. Tampoco su composición: por norma, contiene lactosa. Lo mismo ocurre, en general, con los
preservativos, que además de estar también testados en animales, incluyen caseína (un derivado de la leche) para que el
látex sea más elástico".
Es
sintomático lo atento que está el periódico de izquierda a la microminoría
vegana y su absoluto desconocimiento y desinterés por las mujeres que practican
métodos naturales por razones religiosas.
ROMPER
EL SIGUIENTE TABÚ: HABLAR DE LA REGULACIÓN NATURAL DE LA FERTILIDAD
Ya se ha roto un tabú: hablar mal de la píldora
anticonceptiva, sus efectos secundarios y su efecto dañino para la
igualdad hombre-mujer.
Ahora falta romper el otro tabú: hablar de los métodos de regulación natural,
sus ventajas y su capacidad de unir más y mejor a los matrimonios y
ayudarlos a conocer mejor su fertilidad conjunta.
(Renafer es la asociación española de profesores de Regulación Natural
de la Fertilidad, en su web www.renafer.org hay información sobre estos métodos naturales)
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