S.E.R. Ricardo
Blázquez, cardenal de la Santa Madre Iglesia, arzobispo de Valladolid y
presidente de la Conferencia Episcopal Española, dijo ayer en rueda de prensa que los obispos
españoles están a la espera de que la Santa Sede envíe una serie de normas para
el trato de los abusos sexuales cometidos y por cometer por parte de
sacerdotes.
Sinceramente cuesta entender
que los obispos del mundo entero necesiten que Roma les diga cómo tienen que
actuar ante el caso de un cura que abusa de un menor. Todos los padres saben
perfectamente cómo actuar si les dan evidencias creíbles de que un sacerdote ha
abusado de alguno de sus hijos, pero no hace falta ser padre para tal cosa.
Ahora bien, ¿qué nos
dice la Escritura sobre lo que conviene hacer?
Primero de todo, no aceptar así
como así cualquier acusación:
No admitas una acusación contra un
presbítero, a menos que se apoye en dos
o tres testigos.
1Ti 5,19
1Ti 5,19
Segundo, recordar que
corresponde a las autoridades civiles ser ministros de Dios para el castigo de
los delincuentes:
…. la autoridad
es un ministro de Dios para bien tuyo; pero si haces el mal, teme, pues no en
vano lleva la espada; ya que es ministro
de Dios para aplicar el castigo al que obra el mal.
Rom 13,4
Rom 13,4
Tercero, obedecer al
apóstol San Pablo sobre lo que hay que hacer con los inmorales que persisten en
serlo:
En la carta que os escribí os
decía que no os juntarais con los inmorales. No me refería a los inmorales
de este mundo, ni tampoco a los codiciosos, a los estafadores o idólatras; para
eso tendríais que salir de este mundo. Lo que de hecho os dije es que no os juntarais con uno que se llama hermano
y es inmoral, codicioso, idólatra, difamador, borracho o estafador: con
quien sea así, ni compartir la mesa.
¿Acaso me toca a mí juzgar a los de fuera? ¿No es a los de dentro a quienes juzgáis vosotros? A los de fuera los juzgará Dios. Expulsad al malvado de entre vosotros.
1ª Cor 5,9-13
¿Acaso me toca a mí juzgar a los de fuera? ¿No es a los de dentro a quienes juzgáis vosotros? A los de fuera los juzgará Dios. Expulsad al malvado de entre vosotros.
1ª Cor 5,9-13
Como ven ustedes, no hace
falta ser doctor en teología moral para comprender cómo se ha de proceder ante
este tipo de situaciones.
De hecho, a estas alturas se puede decir que a multitud de fieles les
causa tanto o más escándalo la complicidad de los obispos y superiores de
órdenes religiosas que encubrieron a abusadores, que el propio comportamiento
de esos abusadores. Y muchos no podemos por menos que sospechar que hemos
pasado a una nueva fase de toda esta crisis, que consiste en encubrir a los
encubridores.
Por ejemplo, con todo lo que
ha ocurrido en la Iglesia en relación a estos asuntos en las últimas dos
décadas, ¿qué cabría decir de un obispo que,
sabiendo que un sacerdote de su diócesis tiene en su teléfono móvil (celular)
fotos pornográficas de sí mismo y que además acosa a seminaristas, toma la
decisión de enviar a ese sacerdote a un “lugar seguro” y además le da un cargo?
¿se imaginan a ese obispo dando lecciones de lo que hay que hacer con los
abusadores?
No basta con tener toda la
autoridad canónica del mundo. Si se carece de autoridad moral, y eso es lo que
ocurre cuando se pierde toda la credibilidad, de poco vale aquella. De hecho,
el inmoral que pretende ejercer su autoridad, finalmente acaba comportándose
como un tirano.
Luis Fernando Pérez Bustamante
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