Dios te bendecirá con el don
de disfrutar, para que aprendas a valorar cada momento de tu vida. No estás
solo, el mal tiempo pasa y llegan los días de disfrute y refrigerio. Declaramos
que nada robará los momentos cotidianos que te dan felicidad, porque el Señor
te enseñará a vivir pleno. Amén.
En el libro
de Lamentaciones 3:21-24 (DHH) dice: “Pero una cosa
quiero tener presente y poner en ella mi esperanza: El amor del Señor no tiene
fin, ni se han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan; ¡qué grande es su
fidelidad! Y me digo: ¡El Señor lo es todo para mí; por eso en él confío!”.
No estamos
bajo una bendición cuando vivimos apresurados y preocupados por todas las
cosas. Es común en estos tiempos caer en la trampa de creer que la
responsabilidades que tenemos tienen que ser una causa de ansiedad y angustia.
Creemos que siempre tenemos que estar atentos a “lo
próximo” que tenemos que hacer, sin poder hacer una pequeña pausa y
disfrutar los momentos que el Señor nos regala cada día.
Los niños
crecen rápido, las etapas se terminan, pero debemos vivirlas intensamente y
cerrarlas con felicidad. No estés tan afligido por todas las cosas, porque solo
una es necesaria, que nuestra confianza esté puesta en Jesús, luego Él se
encargará de ayudarnos. Baja la velocidad, mira las bendiciones que tienes
ahora y disfruta cada momento, porque esto nuestro presente es un regalo de
Dios.
Hagamos esta oración:
“Padre te pido perdón si dejo a la preocupación permanecer en mi corazón,
confío en que tienes un plan para cada momento de mi vida. Enséñame a disfrutar
y a vivir relajado a cada momento recibiendo tus bendiciones de cada día, en el
nombre de Jesús, Amén”.
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